Por Elida Thiery (Bichos de campo) -
Son pocas horas las que faltan para que los ciudadanos argentinos
acudan a cumplir con su obligación cívica y elijan al próximo
presidente del país. A la confusión política y económica la
lechería le agrega traspiés al gobierno que termina.
En la
agenda de temas, nada parece estar por encima de la voluntad de un
gremio que hace casi tres años que tiene el foco apuntando hacia los
fondos públicos. ¿Con qué sentido? Supuestamente quiere armar un
fideicomiso para el salvataje de la icónica SanCor.
Sobre plazos
que incluso fueron extendidos por la Comisión Nacional de Valores
(CNV) para la consecución de algún tipo de financiamiento; y
también a pocos días de la realización de la Asamblea Anual
Ordinaria de SanCor, pareciera que los relojes corren cada más
rápido, el dinero estatal no aparece y definitivamente se desvanece
la aventura del “salvataje” que hace dos años era blanqueada por
el propio José Urtubey, acompañado por otros empresarios locales
como Marcelo Figueiras, Gustavo Scaglione, Leandro Salvatierra y
Jorge Estévez.
Para la iniciativa en la que la Asociación de
Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina
apostaba intervenir no sólo en la toma de decisiones en SanCor, sino
también en el manejo de los dineros, nunca hubo temor a la hora de
blanquear planes de intervención, de desintegración de la empresa
cooperativa, e incluso los empresarios no temían comentar que de una
planta de unos 1.500 empleados quedarían activos 664, según se
publicara en una de las últimas notas periodísticas vinculadas con
esta ofensiva.
¿Un gremio que acuerde el despido de tantos
trabajadores? Es el mismo que este martes -a pocos días de las
elecciones- salió a arremeter con un comunicado, donde levanta
advertencias para todos y hoy miércoles ya bloquea a la
Cooperativa.
Más allá de la láctea, el nuevamente perjudicado
es el propio Massa, al que los sindicalistas habían ido hace un mes
a vivar en su visita a la empresa Tremblay, a horas de la quita
del impuesto a las Ganancias, un tema que Atilra venía pidiendo
desde hace exactamente seis años.
Es el segundo empujón al
candidato presidencial en cinco días y a cinco también de los
comicios, luego del bloqueo de la semana pasada a la planta de
Corlasa en la ciudad de Esperanza.
El comunicado firmado por
el Consejo Directivo Nacional tiene tramos remarcables. Con fecha el
17 de octubre, el Día de la Lealtad Peronista, anuncia que “las y
los trabajadores de SanCor de todo el país desde este momento
comienzan a desarrollar un plan de lucha”.
Y argumenta que los
directivos de la Cooperativa SanCor “no cumplen desde hace años
con las disposiciones legales, salariales y en lo que respecta a los
aportes y contribuciones a su cargo”, sosteniendo que son dineros
que se los quedan “para beneficio propio”.
“Ese dinero es
utilizado por ellos para auto pagarse la materia prima que se auto
entregan. Sin quitas, ni deducciones como lo hacen con las y los
trabajadores”, denuncian.
Luego amenazan con escraches. Con este
plan de lucha que se irá informando con el correr de las horas,
avanzan diciendo que “a quienes ultrajaron a sus familias
quedándose con su dinero los buscarán yendo a sus lugares de
origen”. Es una intimidación que no se aleja de un mensaje
violento, pero que si tiene referencia sobre las personas que tienen
cese laboral, todos contaron con el acuerdo gremial para cobrar una
suma fija.
En el mismo tono, tratan a los directivos de SanCor de
“incapaces y necios”, mencionando que “han llevado a una
situación de quebranto a la empresa”,
Sin embargo, desde
principios de 2017, cuando la Cooperativa tocó su punto más bajo,
sin proceso de materia prima, consiguió una reestructuración que
fue cumpliendo plazos y medidas, se achicó lo suficiente como para
estar actualmente industrializando unos 650 mil litros de leche, con
nuevos negocios y en camino a recuperar otros.
Pero sobran las
explicaciones. Atilra hace explícito el verdadero motivo de su
enojo en que estos cooperativistas “obstaculizaron
permanentemente la creación del fideicomiso, que era la única
alternativa posible para salir adelante”, aunque la planificación
de los amigos del Gobierno terminara en una descomposición de la
empresa cooperativa y un corrimiento absoluto de los
socios-productores.
Dicen finalmente los del Atilra en su
comunicado que los directivos no cumplieron con aportes,
jubilaciones, ni con dineros para la obra social, resintiendo las
prestaciones.
Esta mañana las plantas de SanCor amanecieron en
alerta y el Centro de Distribucion sobre Panamericana, bloqueado.
Pero la industria láctea en general está expectante también porque
esto se puede volver a nacionalizar como otras veces.
Con cifras siderales el fideicomiso
pretendido, con dineros del Banco Nación, que fueron denegados,
pretendía 60 millones de dólares, que en ese momento eran 6.500
millones de pesos y hoy serían algo así como 60 mil millones al
tipo de cambio blue. Al cambio oficial ya estarían trepando a más
de 21 mil millones de pesos.
En línea con esto, para presionar,
hace algunas semanas se intentó instalar una supuesta demanda por
SanCor en un tribunal de Nueva York, por parte de un fondo de
inversión que se fundió en 2019, por 61 millones de dólares. Sin
documentación respaldatoria, sin potestad sobre la deuda, no existe
una notificación sobre el reclamo que los más audaces quisieron
emparejar con el caso de YPF, donde sí tiene relación el
Estado.
Nada se sostenía. En el caso de ese fondo que reclamaba
una deuda a la cooperativa láctea, David Hu, como ex socio director
y director de inversiones de la firma de asesoría de inversiones
International Investment Group (IIG) con sede en Manhattan, fue
sentenciado a 12 años en prisión por su papel en un plan de más de
120 millones de dólares para defraudar a los clientes e inversores,
sobre lo cual se declaró culpable en enero de 2021 y fue sentenciado
el 11 de abril de 2022 por el juez de distrito Alvin K.
Hellerstein.
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