Es tiempo de celebrar a las vacas

Por Elida Thiery - Es 9 de julio y esta fecha en la que se celebra la Independencia, una instancia más en el camino complejo de la historia argentina hacia su conformación, coincide este año con una celebración que deberíamos incorporar aunque sea extranjera.
En 2005 la cadena estadounidense de restaurantes Chick-Fil-A lanzó una campaña de marketing que se denominó "Día de la apreciación de las vacas". Con promociones en sus menúes, se instaló esta fecha para que no sólo se consuman más productos de origen vacuno, sino para que los clientes se disfracen, entiendan mejor el trabajo de quienes están detrás de los rodeos, de cada producción, pero también para entender la importancia de estos animales para poder seguir alimentando al mundo.
Aunque los embates de las campañas proteccionistas hicieron su trabajo negativo, este año los creadores de la iniciativa no tienen puntualmente festejos organizados, aunque siguen vendiendo interesante merchandising sobre vacas, de todas maneras el segundo martes de julio de cada año ya quedó instalado este festejo.
Desde el vaso de leche que calma el hambre de cualquier persona, nutriéndola como ninguna otra bebida en el mundo, hasta la carne que ofrecen estos animales, son las vacas la clave para poder seguir avanzando en la provisión de alimentos en un mundo que crece en población y en la necesidad de mejorar el acceso a comida de calidad, debiendo trabajar a la vez para que la economía colabore con la cobertura de la demanda.
Además de alimento las vacas colaboran con el ambiente, con el ciclo del carbono, e incluso pueden generar energía limpia con sus excretas. Entender su manera de socializar, sus vínculos y todo el trabajo que hacen forma parte de esta jornada.
Donde hay una vaca hay personas cuidándolas y sobre todo en los tambos, hay familias, hay niños que crecen en ese entorno, gente que les da vida a los pueblos cercanos y moviemiento económico a las ciudades y provincias.
La lechería es clave para el crecimiento de este país, particularmente, por lo tanto estar apoyando a la producción ganadera, de carne y de leche, es una manera de sostener a las unidades productivas más pequeñas, pero también a las medianas y más grandes, que son las que empujan los engranajes de una maquinaria que termina en los alimentos, pasando por las industrias y los comercios.
Entre tantas otas cosas que debe hacer particularmente la lechería argentina es encontrar el acuerdo para fomentar el consumo de lácteos, que no sólo sea por la voluntad de alguna empresa en particular. En tiempos de caída de consumo por motivos económicos, es fundamental trasladar el mensaje transparente y simple de la esencialidad de la leche como alimento básico, de la carne como combustible para el funcionamiento del organismo, sabiendo que los animales que se crian para la producción de alimento están en este mundo para cumplir esa función y que eso no anula los sentimientos de protección del resto de las especies.
Es tiempo de tener una cadena lechera fuerte hacia adentro, con mayor calidad de criterios y más acuerdos, para que hacia afuera de las tranqueras, de los portones de las fábricas, de las heladeras de los comercios, la prioridad esté pueda en los lácteos a la hora de alimentarse.
Ojalá en 2025 se logre un día de la apreciación de las vacas, el segundo martes de julio o cuando se considere conveniente, pero que el valor lechero se enaltezca concretamente.

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