Iluminados por el Goya


Si bien no soy adepta al cine argentino, porque creo que en raras oportunidades los temas que se tratan son de mi interés; y me refiero a eso de no caer en lugares comunes y con fallas en los guiones, puedo hacer rápidamente una lista de mis elegidas nacionales: Camila, Esperando la carroza, La Nona, No habrá más penas ni olvidos; y creo que por ahí me quedo, salvo algunas escenas de algo más nuevo.
Esta vez es destacable el logro de "Iluminados por el fuego", que en el festival de cine español, se quedó con el premio Goya, a a mejor película extrajera hablada en castellano.
Una historia que remueve las heridas de la confusa guerra de las Malvinas, cayendo una vez más en el lugar común de los hechos trágicos y recientes de nuestra historia, una temática de reducidas apariciones cinematográficas (se destaca la Deuda Interna, con un tratamiento distinto del tema, enfocado en los chicos de la puna que viajaron al casi al polo para luchar por la bandera, incluso sin saber hacerlo), pero que en este caso con el libro de Edgardo Esteban muestra la visión de un combatiente sobre un hecho doloroso para la familia de un compañero que no regresa.
Para el director Tristán Bauer, la apuesta es mostrar los hechos para que no se repitan; y recibió el premio agradeciendo a quienes colaboraron en la realización que demandó unos cinco años y recordó que Goya fue quien le mostró en su primera llegada a España, recorriendo los pasillos del Museo del Prado en Madrid, la crudeza de la guerra civil, de la cual los peninsulares pudieron salir y superar ese tajo de la historia no tan lejana.
Un Gastón Pauls siempre correcto tuvo palabras concretas sobre su deseo de erradicar la palabra guerra del diccionario y cerró el discurso diciendo simplemente, Paz.

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