La risa del "sinsentido"


"A todo culorr".... es el nuevo programa de Alfredo Casero, donde se reflota el humor de la irreverencia cotidiana, donde todo tiene que ver con todo y donde reirse parece un instinto.
Con personajes que mutan de cadencias idiomáticas a maquillajes, se presentó una versión Siglo XXI de lo que anteriormente se venía madurando en pantalla con "Del Tomate", "De la cabeza", "Cha cha cha" (en todas sus temporadas), "Delikatessen" y "Todo por 2 pesos".
Comenzando con un monólogo, modalidad creciente en el teatro moderno, con sketchs que no tienen principio ni final definido, al igual que un sentido estricto, que se entrelazan e intercalan PNT (publicidad no tradicional), con la banada Catupecu Machu, demuestran una estética desarticulada de lo convencional, que da muchas posibilidades comunicacionales y que hace uso de herramientas discursivas que aportan desde lo diferente.
Con Leticia Bredice aprovechando el grotesco para disimular sus sabidas fallas actorales, llegando a aprovechar estos minutos de aire post-maternales para mostrar el potencial que muchas veces parece dormido. Acompañado por Diego Mariano Ripoll, el chico que desde Morón y con carnet de locutor se impuso en las tardes de Radio Metro con Matías Martin, saltó con el a la televisión en Arde Troya, como el locutor que SI aparecía en cámara y comentaba todo lo que quería, que volvió en Teikirisi, sufriendo el terrible horario de los lunes por la noche en 2005; y ahora levanta cabeza como un actor casi afianzado en este tipo de metier, donde hay que sacar sonrisas a un reducto público que es el que entiende este humor, que va de la seriedad a la irreverencia en una sola palabra; y que en más de una oportunidad no tiene explicación coherente, solo hay que acomodarse frente al televisor a ver esa otra manera de desempeñarse, que tiene mucho de la vida cotidiana y que por solo brindarse a muchos, a veces parece no tener sentido, pero en muchas oportunidades con solo mirar al costado en un marco social, nos hará encontrar a esos desequilibrados al lado nuestro.
En definitiva, esa psicóloga que pedía precisiones anoche a una paciente tímida, no es la misma que lo atiende a usted y que en caso de vomitar un pompón de pelo, como se vio, ante la vergüenza, no se tiraría por la ventana?

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Entré porque no me gusta que estés sola y porque pienso que tal vez sea una buena vidriera...
Me gusta el comentario aunque no tengo TV. Sobre el post anterior debo decirte que yo también pensé que esta actividad tenía sus códigos pero parece que en Rafaela esto no es así y manda la ley del serrucho.