Otra más para la historia de la música


The Rolling Stones pasaron por Brasil, para dejar una marca inolvidable.
Gracias al bolsillo del gobierno carioca, los legendarios del rock, esos que sobrepasaron la época de las drogas duras, la muerte de un compañero (Brian Jones), los altibajos de la industria y cientos de rumores de peleas, siguen firmes y con más de 60 años en promedio, brindan shows cada vez mejores.
El mismo Mick Jagger que con una musculosa color lila cantaba para 500 mil personas en el Hyde Park de Londres a fines de los sesenta, cuando este camino de música y desenfreno recién comenzaba, es el mismo que fue nombrado caballero de la Reina, el que se paró en un escenario con la forma del logo de la banda en el super-bowl de futbol americano hace unas semanas; y el que condujo el show más numeroso de la música en las playas de Copacabana, la exclusiva parte de Río de Janeiro, donde el paisaje cautiva a miles de fotografías por año.
Hubo que caminar mucho para poder llegar al escenario, o al menos acercarse hasta donde se pueda, descontando a los que tenían acceso a los palcos vip. Era un kilómetro repleto de gente que más allá de ver con sus propios ojos lo que pasaba en escena, era auxiliada por pantallas gigantes y torres de sonido para no perder nada de lo acontecido, acompañados por luces que destacaban a esa marea humana, al lado de una de las aguas más famosas del mundo.
Con un ancho de 200 metros, contando la playa, las veredas y la calle, el panorama se completaba al sur de la ciudad con el ritmo de samba, siendo una fecha tan cercana al carnaval, que ya congrega danzas en todos los barrios; pero con cerveza en mano casi todos comenzaron a palpitar el estallido Stone, con los sonidos de DJ Marcelo y Titas, hasta que se escuchó "Jumpin´ Jack Flash", dando comienzo a este capitulo especial de la historia de la música, del que llegaron a participar varias centenas de barcos, con fuegos artificiales marítimos y sirenas incluidas en el programa de los que además de bailar, se meneaban con el ir y venir del agua.
Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts se llevan otra imagen de Río, donde tocaron por tercera vez, emoción desde ambas alturas del escenario, porque abajo la gente también se emocionó hasta que sonó “Satisfaction” en el cierre, ambos “bandos” ya son parte de una misma experiencia, de una comunión musical y vital.
Fue un sábado especial, que terminó con 400 empleados públicos limpiando las 200 toneladas de basura; mientras para otros 600 la historia terminó en internación por coma alcohólico, pero cada uno disfruta como quiere; y para Jagger, la llegada a Argentina quedó para hoy lunes, porque merecía tener unas horas más de la compañía de su hijo Lukas de cinco años, el que tuvo después de una charla de cinco minutos con la modelo y actual conductora de tv, Luciana Jiménez, la mujer que además de renombre recibe mensualmente unos 20 mil dólares, que tal como reclamara hace unos meses, no son suficientes para poder criar a un hijo exclusivo de la fama.
En tanto, el domingo a las 19.25, en vuelo privado aterrizaron en Ezeiza Wood, Richards y Wats, esperando los conciertos de martes y jueves en el estadio de River Plate, en la tercera visita a nuestro país, alojados en La Mansión Alzaga-Unzué del hotel Four Seasons (ex – Hyatt) de la calle Posadas al 1000, con todo el movimiento de la avenida 9 de Julio, y los acordes que los miles de fanáticos tienen constantemente en su cabeza, al menos hasta que pasa la furia con sello Rolling Stone.

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