Tres infaltables de la temporada


No estoy hablando de moda (de paso se usa todo marrón chocolate, así que el invierno se viene muy uniformado), sino de tres de las películas que pasaron por los Oscars y pronto llegarán a los formatos hogareños y que no pueden pasarse por alto.

Orgullo y Prejuicio: Dirigida por Joe Wright, es una clásica muestra de literatura y cinematografía inglesa. Desde las ambientaciones, el vesturario y los rostros de los actores son los indicados. Keira Knightley captó a la perfección el personaje de Elizabeth que contó Jane Austen en uno de sus más destacados relatos (también están filmados Sensatez y Sentimientos y Emma, entre otros), a pesar de tener sólo 20 años de edad, pero con la dulzura, la belleza y la picardía de una época de galantería particular, demuestra las preocupaciones de una familia por casar a sus cinco hijas mujeres, sin tener una dote acorde a tal responsabilidad.
Su hermana Lydia se enamora y ella se encarga de desenrredar la trama que la une en encuentros y desencuentros con Mr. Darcy, interpretado por Mathew MacFadyen, un hombre que a primera vista no se jacta de imponente belleza, pero la mirada transmite cierta profundidad que provoca el encantamiento necesario para llegar al final de una película algo extendida, con la intriga necesaria en un relato ya conocido. Algo de esto hay en la película El diario de Bridget Jones, ya que su autora se inspiró en este personaje literario para crear al enamorado de la rubia rellena que luchaba desde la ignorancia para triunfar en la vida profesional, amorosa y familiar, representado por el inigualable inglés Colin Firth, al igual que en la miniserie televisiva que se hizo del libro de Austin en 1995.
Volviendo a la cinta que estuvo nominada por mejor actríz, mejor vestuario y mejor banda sonora, se podría decir que Donald Sutherland brinda la imagen de un padre entregado a una esposa algo más que intensa y a los avatares de una vida social que para aquellos tiempos parecía ser todo, llevándolos incluso a entrecruzarse con destellos de realeza, interpretada por la infaltable Judi Dench.

Capote: No es común ver a una película que muestre la "cocina" de un texto, pero quizá por eso Capote atrajo tanta atención.
"In cold blood" (A sangre fría) fue el libro insigne del periodista y escritor Truman Capote, el que determinó la creación de un nuevo género literario, pudiendo relatar una historia real en términos de novela.
Lo que se muestra es a un hombre que lentamente comienza a comprometerse con la trama oculta de un asesinato y se vincula a los acusados y luego condenados a muerte, dos hombres de distintos caracteres, condenados a la pena de muerte.
Exhibiendo las capacidades que lo hicieron particular, Phillip Seymour Hoffman se regodea en sus condiciones de actor para no caer en la simpleza de mostrarlo amanerado, sino especial, tal como los que lo reconocen quienes conocieron al Capote desenfrenado que murió a mediados de los ´80 por su relación enfermiza con el alcohol, que tuvo origen durante esos cuatro años que le demandaron el armado del libro que lo tuvo lejos de su elegida ciudad de New York y lo catapultó a la consideración mundial.
El Oscar premió un trabajo impecable de Hoffman, con una escena de violencia estridente, casi sobre el final de la cinta, justo antes que Capote se dirija a su "protegido" de la manera más dura en un tono de voz contenido y punzante a la vez.

Secreto en la montaña: Antes de verla, sabía que la película de Ang Lee no iba a tener excesos y que trataría al tema de la homosexualidad entre dos sheep-boys, como una verdadera relación amorosa.
Paisajes y acentos acertados, introducen a una tarea difícil como la de cuidar ovejas en los estados centrales de Estados Unidos, con vistas que no son las primeras que se nos vienen a la mente cuando pensamos en esa nación. Una escena que tiene el núcleo del relato, sorprendiendo con masculinidad, para desatar una relación de largo alcance y que afectará de distintas maneras a los personajes encarnados por Jake Gyllenhaall y Heath Ledger, que a pesar de interpretar a un sufrido y retraido hombre, consigue llevarse el protagonismo que lo dejó entre los seleccionados para el Oscar, en un film musicalizado por completo por el ganador de la estatuilla dorada, el argentino Gustavo Santaolalla.

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