Desmanejo del suelo, el agua y los bosques como factores de la sequía

La preocupante situación de sequía continúa en todo el norte de la provincia de Santa Fe, donde esta semana se comenzaron a relevar los campos y sus posibilidades de hallar agua subterránea de buena calidad para poder abastecer las necesidades del ganado. Desde enero que no se registran lluvias significativas y fue en marzo la última caída de agua que acumuló tan solo 20 milímetros. A raíz de este cuadro, según estimaron desde la Sociedad Rural de Morteros y tal como lo publicara LA OPINION, están muriendo entre 400 y 500 cabezas de ganado por semana.
Para conocer la opinión de especialistas en el tema ambiental, consultamos a Jorge Cappato, presidente de la Fundación Proteger, con sede en la ciudad de Santa Fe.
"Para ser justo, no hablaría de desertificación, pero si haría un fuerte llamado de atención tanto a las autoridades provinciales actuales y a las que van a asumir en el nuevo período; y también a los productores agropecuarios, sobre algunos problemas en el recurso suelo y con el recurso agua. No hay un buen manejo ni de suelos, ni del agua, ni de los bosques", comienza detallando el ecologista.Aquí se entrelaza el problema con la producción agrícolo-ganadera y con la vida humana en sí, es por eso que se debe atender el buen funcionamiento del "complejo suelo-agua-vegetación", siendo elementos indisociables que conforman ambos ámbitos de desarrollo, incluyendo también a importantes porciones de bosques nativos. "No puede funcionar ni la naturaleza, ni la producción agropecuaria si no tenemos una cantidad importante y aceptable de bosques nativos, un suelo conservado, fértil y bajo un manejo de concepto conservacionista y de cierta estabilidad; y con un buen manejo del agua. Si no lo hacemos, vamos a ir a un proceso de desertificación que incluye la salinización, sequías cada vez más prolongadas e inundaciones desastrosas", circunstancias agravadas cada vez más por el calentamiento global y el mal manejo agropecuario que se añaden a la desatención de las aguas, las cuencas, los suelos y los bosques.

Como siempre y mucho peor

En el tope de Santa Fe, la falta de lluvias tan prolongada actualmente da pauta de un deterioro explícito del ecosistema. "No es lo mismo la sequía con bosques, que sin bosques, con mal manejo del agua, con falta de criterio conservacionista del suelo y con un muy grave proceso de erosión en muchas partes de nuestra Provincia", analiza Cappato que sobre el desmonte y la sobreexplotación de las tierras indica que "esto va a tener una repercusión social y económica, que ya se ve con un descenso de la productividad agropecuaria. No es casual la mortandad de animales en la Región Chaqueña, de la cual el norte de nuestra Provincia forma parte; y también tenemos procesos de erosión y de salinización, haciéndose sentir con más fuerza las sequías".
El caso que reflejábamos de Gato Colorado, en el que los habitantes se higienizan con agua que contiene altos niveles de arsénico, un elemento presente en ese suelo desde siempre, o como en Gregoria Pérez de Denis, que las sales en el líquido tienen una muy elevada concentración, hacen que la vida cotidiana llegue a una complicación que obligue a sus habitantes a replantearse la permanencia en el lugar, si la naturaleza no acciona de forma positiva y el agua dulce no comienza a caer pronto del cielo. La combinación de pérdidas de ciclos naturales y el mal manejo de los elementos, hacen que "si nosotros hacemos las cosas mal, van a aparecer síntomas por diversos costados".Con los ecosistemas productivos y con las comunidades humanas que viven en la zona agrícola se marca mucho más esta problemática, sobre la cual Jorge Cappato argumenta que "nosotros hoy en la provincia de Santa Fe, tenemos un problema muy grave que parece que nadie dimensiona y es que estamos despoblando el campo, hay una disfunción de la agricultura, de la pequeña y mediana empresa agrícola; y estamos teniendo un proceso de expansión de monocultivo a gran escala que está arrojando a los que fueron dueños o trabajadores de campos a la periferia de las grandes ciudades, provocando una tensión social y una sobrecarga en la capacidad del Estado para atender a esta nueva población empobrecida, esto resume una situación que después se refleja en una inestabilidad social, que en el caso de la ciudad de Santa Fe, hoy tiene el triste privilegio de estar en el ranking de más homicidios en el mundo".
El desmanejo de los recursos naturales lleva a "la degradación de estos en el campo que con la degradación de la calidad de vida son dos expresiones de la misma falta de planificación de ordenamiento territorial y es lo que el Estado no está haciendo".

Geólogos en busca

La disposición de la Provincia para que un grupo de geólogos recorra los campos afectados por la sequía para relevar las posibilidades de agua de buena calidad en las napas que se hallan a más de cinco metros de profundidad, para poder salvar a los animales de la deshidratación, es para Jorge Cappato, "una solución parcial, porque aquí el concepto es otro, hay que hacer un buen manejo de las cuencas, para que no sea sólo algo paliativo".
El trabajo integrado es el necesario, para que el día que llueva se aproveche el fenómeno, con buenas canalizaciones, con cuencas adecuadas y con la espera de los Grandes Acueductos como eje de esta crisis.
"Acá no hay nada natural, porque los que le echan la culpa a la naturaleza están teniendo una actitud de irresponsabilidad. Todos los desastres, desde el cambio climático, hasta las inundaciones y sequías se deben a las cosas mal hechas. No es que la naturaleza no funciona, pero el día que nos quedemos sin suelo no lo vamos a poder traer exportado de ninguna parte, estamos socavando el capital natural que no se compra ni se fabrica" concluye a modo de advertencia el ambientalista, sobre la situación que afecta al norte de la Provincia y repercute en la sociedad toda, siendo un impulso que si no se detiene puede ser letal para la mayor riqueza santafesina, el campo.

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