Carne: clima y política siguen demorando la recuperación

Por Elida Thiery (redacción LA OPINION). - “La ganadería está en un proceso, con tendencia positiva hacia la recuperación”, comienza enunciando el Dr. Cristian Bianchi, sin embargo, desde 2006 se llevan perdidas unas diez millones de cabezas. Uno de los asesores del Instituto de Promoción de Carne Vacuna Argentina sostuvo ante este Diario que los mecanismos de intervención del Estado arrancaron hace casi cinco años, cuando se suspenden las exportaciones de carne vacuna, que se habían anunciado por un comunicado de la Presidencia en la entonces Feriagro, en Armstrong, “ese fue el punto de inflexión donde comienza el gran proceso de crisis, tanto político como económico”. En 2007 se padecieron las inundaciones, que afectaron principalmente al Litoral, anegando campos, ahogando animales, lo cual se revirtió al año siguiente con el fenómeno de la sequía que se extendió hasta 2009, mientras que en los meses recientes el escenario climático tuvo cierta mejora, pero desnudó “la falta de oferta en el mercado”. Con el inicio de la sequía y en un año electoral, hace tres años se dió uno de los principales puntos de inflexión. “Al haber elecciones había que fabricar un escenario para no tener distorsiones de carácter político; y comienza un fuerte componente que es el subsidio al engorde intensivo de los feedlot, eso motiva que gran parte de la falta de oferta se acelera, porque hay mayores disidencias en el proceso de transformación del alimento, los engordes son más rápidos, menos influenciables por las variables climáticas; y con ese subsidio se atemperan gran parte de los costos de producción que hasta ese momento eran negativos, o sea la relación de los precios de los granos, versus el producto no era positivo, hasta que aparece el subsidio y comienza a dar una nueva generación de hoteleros que ofrecen servicios; y de inversores que tienen como ganancia única a los subsidios”. Lo que explica Bianchi es que en toda esta etapa crítica el feedlot comenzó a “demandar gran cantidad de animales, el peso de faena siempre fue bajo, matando animales que estaban entre los 280 y 300 kilos como principales componentes para el consumo interno; y sumado a la baja eficiencia de los rodeos, motivado esto por la sequía, se provoca una estampida de la crisis en el país”.
Existió también entre 2008 y 2009 una escalada de los precios internacionales más grandes de la historia, trepando la Cuota Hilton hasta los 21 mil dólares por tonelada, con un promedio histórico que osciló entre nueve y 11 mil dólares la tonelada. “Esa demanda internacional, con la fuerte presencia en el mercado soviético, que fue siempre el comprador más importante de vacas en general, no tanto en cortes premium, se mató cualquier cosa, todo lo que tenía cuatro patas y así se profundizó más la crisis”. Hubo un colapso, "en el año 2010 se produjo la estampida de precios, donde el valor de la carne en relación del tipo de cambio alcanzó a tener un valor superior a los dos dólares para el novillo; y en un promedio superior a los tres dólares para el mercado de la invernada”. Es aquí donde el Doctor Bianchi explica que esta sumatoria de condiciones “motivó una serie de acciones por parte del Gobierno, donde hasta el día de hoy persisten todas las medidas regulatorias, que lo único que han hecho fue ensuciar el mercado, porque no se permite el libre juego de los cortes premium en el mercado internacional, obligándolos a entregar gran parte de lo producido en el mercado local, cuando los frigoríficos exportadores están preparados para vender afuera y no para participar del mercado interno”.

TODAVIA FALTA 
El Gobierno no consiguió revertir la crisis a fuerza de subsidios, es por eso que la pendiente fue más profunda de lo que pudieron ver detrás de los vidrios de la Casa Rosada.
Bianchi comenta desde su experiencia práctica constante que “el norte de Santa Fe está despoblado, está descapitalizado, esa es la realidad, se ha quedado sin hacienda”, con lo cual “hoy a un productor para poder volver a recomponer su stock se le hace prácticamente imposible, porque debe pagar por ejemplo unos mil dólares por vaquillona preñada y no puede hacerlo. Entonces los campos están vacíos y generan una capacidad ociosa importante”. Existe el caso de Calchaquí, por ejemplo, que pudo recuperar un poco de actividad, contraponiéndose con lo que sucede de Tostado para arriba, donde perdura un efecto constante de la sequía.
“Actualmente tenemos un escenario climático complejo, que ya se va generalizando en muchas zonas del país y no es exclusivamente nuestro; y un escenario político-económico por delante que sigue generando incertidumbre”. Bianchi reconoce entonces que “los que apostaron a la ganadería y medianamente pudieron, aunque reducidos, soportar toda esta crisis, hoy están haciendo fuertes apuestas al crecimiento, que significa inversión en tecnología, en reservas, en pasturas, en sanidad animal, en genética, en mejoras de alambrados, en aguadas, toda una serie de cuestiones que habían estado postergadas por una falta de renta”.
Reiterando que “la ganadería tiene signos positivos para crecer, también encuentran estos bolsones que habilitan a que uno admita la amenaza permanente de intervención, además de estar entrando en este ciclo peligroso a nivel climático, que lo veo complejo y que va a provocar nuevamente un simbronazo en la oferta de ganado, con otro agravante, ya que encuentra a la mayoría de los engordes a corral con el principal insumo, como es el maíz, con un precio que ha trepado arriba de los 600 pesos la tonelada por la sequía”. Se volverá a dar entonces una relación de insumo-producto negativa, entonces quienes no pudieron reponer en los corrales, ya que los precios a 14 pesos por kilo de animal terminado no se recupera con la venta de uno a ocho pesos, existirá entonces una retracción.
Si bien parecía que los precios de la invernada iban a bajar un poco, para impulsar la aceleración del mercado, esa idea quedó trunca con la escalada de costos. “Para el consumo interno el escenario es bastante complejo y existe también el factor del sector de la intermediación, que a pesar de haber tenido alguna baja de la hacienda en el mercado interno, no resignan posiciones y siguen sosteniendo los precios altos a pesar de poder brindar precios más bajos en las carnicerías”. Cristian Bianchi hace una derivación de esta problemática de manera directa al consumo de carne vacuna, en su equiparación con la de pollo para el año 2010, siendo esta una variable histórica, ya que también se dio este marco en las exportaciones, sin embargo la diferencia productiva está en que el pollo sí tiene subsidios para su desarrollo de cadena y la carne vacuna no.
“Yo creo que no va a haber una recuperación definitiva hasta tanto no haya una política ganadera a largo plazo, porque estas se trazan a cinco años. Un pollito nace en 21 días, pero una vaca demanda unos tres años hasta llegar a una góndola, si el clima y la tierra lo permiten. Si las circunstancias climáticas no ayudan para la oferta suficiente de pasto no es posible desarrollar un animal”. Para Bianchi, “de una vez por todas, todos los actores de la cadena de la carne deben sentarse en una mesa junto al Estado, para ordenarse y será allí donde el Gobierno deberá entender que debe dejar de meter la mano en donde no le corresponde, porque cada vez que lo hace genera más desinversión, más éxodo rural, más miseria y más desocupación, que es lo que está ocurriendo en los sectores que tienen un componente altamente ganadero, donde no hay posibilidades de hacer otra cosa”.
Argentina tiene que usar su marca país, enaltecer nuevamente al sector de la carne, pero si la política no acompaña el crecimiento, será difícil progresar luchando contra el clima y contra los que mandan.

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