El cese de comercialización se prolongará desde hoy hasta el domingo, inclusive. Con varias asambleas se definirá la continuidad de acciones.
Por Elida Thiery (redacción LA OPINION). - Hace bastante más de una semana, desde las páginas de este Diario se advertía que un reclamo del campo se estaba gestando; y no se sabe si por suerte o por desgracia, no nos equivocamos. Lo cierto es que desde la cero hora de hoy y por convocatoria, el miércoles pasado, la Comisión de Enlace llamó a los productores a cesar la comercialización de trigo, luego de días de tironeo con el Gobierno, que de golpe se dio cuenta que podía soltar las exportaciones del cereal, dar préstamos a todos los sectores y tener un diálogo cordial.
El campo reaccionó, está dispuesto a volver a imponer su fuerza en el momento menos indicado para el Ejecutivo, que no se dio cuenta que con un gesto a tiempo, el humor de los productores hubiera cambiado un poco; y quizá se podrían haber llevado algún voto de gratitud, en el lugar que más le importa, que es en las urnas. La necedad de esta conducción parece no tener límite, ni punto de aprendizaje. Algunos dicen que este paro que nada tiene de "lockout", término que impuso el kirchnerismo hace tres años, cuando el conflicto se iniciaba, ya que está consensuado y avalado incluso por comercializadores, más allá de productores, podría ser una secuela de aquel 2008, e incluso incorporar consecuencias similares para el Gobierno a las de aquel momento, nada positivas. Lo cierto es que casi en la misma fecha, los productores vuelven a pedir tranquilidad, poder comercializar sus granos libremente, sin poner en riesgo, en ningún momento el abastecimiento interno.
Claro está que en el desboque propio de esta corriente justicialista, ya salió uno de los aleccionados filósofos a emitir un mensaje trágico como es el de la falta de pan en la mesa de la gente, por supuesto de los que pueden pagar un promedio de cinco pesos por kilo. Ese fue Florencio Randazzo, ministro oriundo de zona rural bonaerense, que no advirtió que no hay riesgo de faltante por un paro; y mucho menos de una semana.
Ya lo había dicho un asiduo usuario de Twitter ni bien se anunció la medida de fuerza, cuando expresó que había que prepararse para escuchar cualquier barbaridad del campo en estas horas y así fue, porque ahora citan Comisión de Enlace con trabajo esclavo en una mezcolanza poco fundamentada, típica de esta dirigencia nacional.
En definitiva, hoy habrá asambleas de productores en Córdoba y en el centro de Buenos Aires, aún de Santa Fe no se sabe nada; y el miércoles en Bahía Blanca con la presencia de los cuatro titulares de las entidades agropecuarias, de donde saldrá alguna conclusión para saber cómo seguir, teniendo en el bolsillo dos días de paro, con repercusiones mediáticas incluidas, que es lo que también suma en los reclamos de este tipo.
Para el Gobierno un cese de ventas de una semana de trigo no es tan hiriente, pero sí puede serlo una continuidad o extensión de la medida, en un año electoral donde todos los fondos pueden ser bienvenidos para fines diversos.
RAZONES
Concretamente y a través de un comunicado, ayer Confederaciones Rurales Argentinas replicó algunas reflexiones de su titular, Mario Llambías, en las que se remarcaron los motivos del cese de comercialización en este momento donde, si bien no se llega con el trigo de esta campaña al récord de 2007/2008 de 16 millones de toneladas, las 14 previstas son muy buenas, ante los ocho millones de las últimas dos campañas, gracias al clima óptimo que se dio, el mayor uso de tecnología y fertilizantes y el aumento de superficie sembrada, con ciclos cortos. De las 14 producidas, 2,5 millones son para el consumo pan, otras dos para otros consumos internos de trigo, entre 1,5 millón de toneladas y 2,5 millones de toneladas es el trigo que se destina para la exportación de harina, quedando amplios excedentes.
“El sistema instalado por el Gobierno de Néstor K, y continuado por el de Cristina Fernández de Kirchner, ha logrado que los molinos no compitan con la exportación para conseguir la mercadería ni tampoco dentro de los dos grupos haya competencia, con el consiguiente beneficio para los mismos. En épocas normales las empresas operaban para comprar los mejores trigos y aumentar el volumen de negocios. La molinería pagaba más por los trigos de mejor calidad y con buenas cualidades panaderas. La eliminación de la competencia impide que se obtengan los mejores precios del mercado para el trigo, perjudicando al productor. Tampoco los exportadores se esfuerzan para buscar nuevos compradores y así mejorar el posicionamiento de sus empresas pues están limitados a un cupo prefijado de exportación, acordado en el CIARA y con el control y decisión final a cargo de la ONCCA y de la Secretaría de Comercio”. Llambías explicó que “los molinos compran entre 500 mil y 600 mil tn por mes. Eligen y ponen restricciones por calidad más allá del estándar que existe de acuerdo a las normativas para el trigo. Como la exportación no compra permanentemente sino de acuerdo a los cupos que abre el Gobierno, la molinería puede ofrecer precios más bajos (hace 3 días eran de U$S 62 la diferencia en menos) sin competidores en el mercado y también fija los plazos de pago y entrega a su conveniencia. La exportación compra el resto del trigo disponible. En la medida que los productores tienen que vender obligados por sus necesidades financieras, las empresas exportadoras compran por debajo de los precios de paridad del mercado y cuando el Gobierno abre nuevos cupos parciales de exportación colocan ese trigo en el mercado internacional, por supuesto a precios muy superiores a los que pagaron a los productores, quedándose con ganancias que no le corresponden”.
“Los molinos compran sin competencia y fijan precios y plazos a su conveniencia. Hacen diferencias en el precio de compra a los productores que se calcula para la cosecha 2010/2011 en más de 400 millones de dólares. Cobran un subsidio por parte del Gobierno. Exportan harina a precios internacionales pero compran el trigo en el mercado interno con quitas importantes en el precio que pagan a los productores sumando a sus ganancias en estas operaciones, también los subsidios que paga el Gobierno”.
Todas las medidas aplicadas llevan a grandes dificultades de comercialización para el trigo y el maíz, es así que Mario Llambías añade que “el Gobierno anunció un nuevo cupo de exportación de saldos exportables. Pero no ha modificado el perverso sistema que instaló.
La apertura de un nuevo cupo no soluciona el problema en la formación de precios que hemos explicado en los puntos anteriores. Los acuerdos firmados por los molinos, los exportadores y el Gobierno, solo sirvieron para quitarle una parte del precio pagado al productor pero nunca fueron cumplidos cuando se trataba de garantizar el precio lleno (FAS de exportación) y mucho menos ´para garantizar la mesa de los argentinos´ como se dice desde el Gobierno”.
“La Presidente anunció créditos para retener el grano a 6 meses de plazo con Tasa de interés del 0%. Hay que tener en cuenta que el productor siembra y luego cosecha trigo para venderlo para pagar sus costos, obtener una renta y seguir produciendo. Los créditos de retención de granos han sido y son muy útiles para postergar la venta del grano y luego colocarlo en un mercado con precios más favorables. Ni qué hablar si la tasa del crédito es de 0%”.
Es entonces que “el problema es que hoy el productor ante la continuidad del sistema instalado, no sabe si cuando decide su venta para pagar el crédito va a tener quién le compre su trigo, ni tampoco tiene asegurado a cuánto se lo van a pagar. Estos son los problemas, que hace ya cinco años, más allá de los anuncios del Gobierno no se han solucionado”.
Por Elida Thiery (redacción LA OPINION). - Hace bastante más de una semana, desde las páginas de este Diario se advertía que un reclamo del campo se estaba gestando; y no se sabe si por suerte o por desgracia, no nos equivocamos. Lo cierto es que desde la cero hora de hoy y por convocatoria, el miércoles pasado, la Comisión de Enlace llamó a los productores a cesar la comercialización de trigo, luego de días de tironeo con el Gobierno, que de golpe se dio cuenta que podía soltar las exportaciones del cereal, dar préstamos a todos los sectores y tener un diálogo cordial.
El campo reaccionó, está dispuesto a volver a imponer su fuerza en el momento menos indicado para el Ejecutivo, que no se dio cuenta que con un gesto a tiempo, el humor de los productores hubiera cambiado un poco; y quizá se podrían haber llevado algún voto de gratitud, en el lugar que más le importa, que es en las urnas. La necedad de esta conducción parece no tener límite, ni punto de aprendizaje. Algunos dicen que este paro que nada tiene de "lockout", término que impuso el kirchnerismo hace tres años, cuando el conflicto se iniciaba, ya que está consensuado y avalado incluso por comercializadores, más allá de productores, podría ser una secuela de aquel 2008, e incluso incorporar consecuencias similares para el Gobierno a las de aquel momento, nada positivas. Lo cierto es que casi en la misma fecha, los productores vuelven a pedir tranquilidad, poder comercializar sus granos libremente, sin poner en riesgo, en ningún momento el abastecimiento interno.
Claro está que en el desboque propio de esta corriente justicialista, ya salió uno de los aleccionados filósofos a emitir un mensaje trágico como es el de la falta de pan en la mesa de la gente, por supuesto de los que pueden pagar un promedio de cinco pesos por kilo. Ese fue Florencio Randazzo, ministro oriundo de zona rural bonaerense, que no advirtió que no hay riesgo de faltante por un paro; y mucho menos de una semana.
Ya lo había dicho un asiduo usuario de Twitter ni bien se anunció la medida de fuerza, cuando expresó que había que prepararse para escuchar cualquier barbaridad del campo en estas horas y así fue, porque ahora citan Comisión de Enlace con trabajo esclavo en una mezcolanza poco fundamentada, típica de esta dirigencia nacional.
En definitiva, hoy habrá asambleas de productores en Córdoba y en el centro de Buenos Aires, aún de Santa Fe no se sabe nada; y el miércoles en Bahía Blanca con la presencia de los cuatro titulares de las entidades agropecuarias, de donde saldrá alguna conclusión para saber cómo seguir, teniendo en el bolsillo dos días de paro, con repercusiones mediáticas incluidas, que es lo que también suma en los reclamos de este tipo.
Para el Gobierno un cese de ventas de una semana de trigo no es tan hiriente, pero sí puede serlo una continuidad o extensión de la medida, en un año electoral donde todos los fondos pueden ser bienvenidos para fines diversos.
RAZONES
Concretamente y a través de un comunicado, ayer Confederaciones Rurales Argentinas replicó algunas reflexiones de su titular, Mario Llambías, en las que se remarcaron los motivos del cese de comercialización en este momento donde, si bien no se llega con el trigo de esta campaña al récord de 2007/2008 de 16 millones de toneladas, las 14 previstas son muy buenas, ante los ocho millones de las últimas dos campañas, gracias al clima óptimo que se dio, el mayor uso de tecnología y fertilizantes y el aumento de superficie sembrada, con ciclos cortos. De las 14 producidas, 2,5 millones son para el consumo pan, otras dos para otros consumos internos de trigo, entre 1,5 millón de toneladas y 2,5 millones de toneladas es el trigo que se destina para la exportación de harina, quedando amplios excedentes.
“El sistema instalado por el Gobierno de Néstor K, y continuado por el de Cristina Fernández de Kirchner, ha logrado que los molinos no compitan con la exportación para conseguir la mercadería ni tampoco dentro de los dos grupos haya competencia, con el consiguiente beneficio para los mismos. En épocas normales las empresas operaban para comprar los mejores trigos y aumentar el volumen de negocios. La molinería pagaba más por los trigos de mejor calidad y con buenas cualidades panaderas. La eliminación de la competencia impide que se obtengan los mejores precios del mercado para el trigo, perjudicando al productor. Tampoco los exportadores se esfuerzan para buscar nuevos compradores y así mejorar el posicionamiento de sus empresas pues están limitados a un cupo prefijado de exportación, acordado en el CIARA y con el control y decisión final a cargo de la ONCCA y de la Secretaría de Comercio”. Llambías explicó que “los molinos compran entre 500 mil y 600 mil tn por mes. Eligen y ponen restricciones por calidad más allá del estándar que existe de acuerdo a las normativas para el trigo. Como la exportación no compra permanentemente sino de acuerdo a los cupos que abre el Gobierno, la molinería puede ofrecer precios más bajos (hace 3 días eran de U$S 62 la diferencia en menos) sin competidores en el mercado y también fija los plazos de pago y entrega a su conveniencia. La exportación compra el resto del trigo disponible. En la medida que los productores tienen que vender obligados por sus necesidades financieras, las empresas exportadoras compran por debajo de los precios de paridad del mercado y cuando el Gobierno abre nuevos cupos parciales de exportación colocan ese trigo en el mercado internacional, por supuesto a precios muy superiores a los que pagaron a los productores, quedándose con ganancias que no le corresponden”.
“Los molinos compran sin competencia y fijan precios y plazos a su conveniencia. Hacen diferencias en el precio de compra a los productores que se calcula para la cosecha 2010/2011 en más de 400 millones de dólares. Cobran un subsidio por parte del Gobierno. Exportan harina a precios internacionales pero compran el trigo en el mercado interno con quitas importantes en el precio que pagan a los productores sumando a sus ganancias en estas operaciones, también los subsidios que paga el Gobierno”.
Todas las medidas aplicadas llevan a grandes dificultades de comercialización para el trigo y el maíz, es así que Mario Llambías añade que “el Gobierno anunció un nuevo cupo de exportación de saldos exportables. Pero no ha modificado el perverso sistema que instaló.
La apertura de un nuevo cupo no soluciona el problema en la formación de precios que hemos explicado en los puntos anteriores. Los acuerdos firmados por los molinos, los exportadores y el Gobierno, solo sirvieron para quitarle una parte del precio pagado al productor pero nunca fueron cumplidos cuando se trataba de garantizar el precio lleno (FAS de exportación) y mucho menos ´para garantizar la mesa de los argentinos´ como se dice desde el Gobierno”.
“La Presidente anunció créditos para retener el grano a 6 meses de plazo con Tasa de interés del 0%. Hay que tener en cuenta que el productor siembra y luego cosecha trigo para venderlo para pagar sus costos, obtener una renta y seguir produciendo. Los créditos de retención de granos han sido y son muy útiles para postergar la venta del grano y luego colocarlo en un mercado con precios más favorables. Ni qué hablar si la tasa del crédito es de 0%”.
Es entonces que “el problema es que hoy el productor ante la continuidad del sistema instalado, no sabe si cuando decide su venta para pagar el crédito va a tener quién le compre su trigo, ni tampoco tiene asegurado a cuánto se lo van a pagar. Estos son los problemas, que hace ya cinco años, más allá de los anuncios del Gobierno no se han solucionado”.
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