Por Elida Thiery (redacción LA OPINION) - El martes pasó mucho en el trayecto lechero. Se dio la irrisoria presentación del plan “Lácteos Para Todos”, que como las heladeras, los plasmas, la carne y tantas otras genialidades más terminarán siendo pérdida para algunos empresarios y beneficio para el uno por ciento de la población, se llevó a cabo en Rosario el primer encuentro del Consejo Federal Lechero en el interior del país.
Además, Jorge Videla encabezó el encuentro donde se presentaron cifras, en muchos casos alentadoras, pero no le permitieron ver la realidad del sector. Es complicado que el Subsecretario de Lechería de la Nación sostenga que "la lechería argentina no está en crisis, hay que superar la coyuntura actual del sector trabajando con sentido de cadena", mientras las industrias grandes le plantean un colapso, las PyMEs la deseperación del sobrestock y los tamberos la alarma de la baja de precios.
En la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, Videla retomó su preocupación kirchnerista reiterada. “Tuvimos un excelente 2010 y un muy buen primer semestre 2011. Ahora se presenta un contexto de probable sobreoferta productiva que debemos afrontar abriendo nuevas oportunidades de exportación y no a través de una catarsis mediática que nos debilita". Parece que quienes hablan de los problemas del sector, quienes enrostran las realidades no obran según su lógica, sin embargo, es de esa manera que se puede conocer la realidad de la política vigente.
Según la voz oficial no hay restricciones a las exportaciones, que no es lo mismo que plantean las industrias. La falta de confianza en la administración nacional llevó a que las plantas no se adecuen a la venidera creciente de materia prima y hoy estamos al tope de la capacidad de secado, mientras que las PyMEs, que se rigen en su mayoría por la informalidad, siendo cuatro de 182 las habilitadas para exportar, están abarrotadas de quesos, sin herramientas para vender bien, teniendo que rematar los stocks a precios bajísimos que en las góndolas para el consumo no bajan ni se corresponden, sino que se duplican.
Roberto Socín presentó sus clásicos powerpoint donde mostró el crecimiento productivo de hasta el 11 por ciento y la preciación de la tonelada entre U$S 3.900 y 4.600/Ton, sin embargo la puerta al exterior no está tan abierta como dicen, ya que fue el mismo Miguel Paulón del CIL (llamó a las entidades tamberas el martes próximo para comentar planes futuros de expansión) el que recomendó, ampliar la exportación de quesos como opción para afrontar la sobreoferta del segundo semestre, tal como lo comenta el parte del Ministerio de Agricultura de la Nación.
De la palabra de los tamberos no se hace mención. Será porque la única que vale es la de los famosos “K” que presentan un panorama muy alentador, ante lo que sostiene la Mesa Nacional de Productores de Leche, que sí representa a la mayoría de los tamberos y que con las últimas dos bajas de entre tres y cinco centavos, llegando a los mismos precios que se cobraban hace un año, demuestran que con más del 30 por ciento de inflación, reconocida por el mismo Videla, ya tienen problemas para afrontar los costos.
Supongamos que los tamberos venían ganando en las últimas liquidaciones, como también lo hacía la industria y el comercio, ¿cuál sería la razón para aceptar oficialmente un descuento si los precios de exportación son tan alentadores, si el consumo interno sigue por arriba de los 200 litros de leche anuales y genera ventas; y si recientemente y lejos de las elecciones se volvió a acceder a una suba del nueve por ciento en los lácteos de góndola?
HACIA SAN
FRANCISCO
Es acá donde el desprecio que se les plantea a los tamberos debe ser limitado, pero no con protestas que no llevan a nada, sino con una exigencia genuina como tiene que ser el precio sostén. El mismo que esta administración había propuesto con las compensaciones, allá por 2008, siendo las que rompieron toda la estructura gremial productiva.
Con la asamblea del martes por la noche en la Sociedad Rural de Rafaela quedó claro que la lucha sigue siendo una, aunque ya se haya bajado de la causa la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe, que la había acompañado en la última reunión de Nuevo Torino hace un mes. El “cuco” será siempre la industria, que es la que ayer mismo ya estaba replegada, esperando las definiciones que se den el martes 26 de julio a las 19 horas en la Asamblea Nacional Tambera que se cumpla en la Sociedad Rural de San Francisco.
Más allá de las manifestaciones frente a alguna planta, que es un clásico de las mociones de cada encuentro, o de cumplir el sueño de llevarle a la Presidente unos terneros para que conozca unas vacas de cerca, los tamberos deben acordar un precio límite, un mínimo que les permita, sobre todo a los más pequeños, no seguir arriesgándose a una pérdida continua que los empuje a abandonar la tarea, como viene pasando por miles en los últimos años. Pero el criterio debe estar consensuado, apoyado; y con la intención de mostrar la fuerza en caso que no se cumpla con esa delimitación.
Cada día que pasa la problemática se amplía más y se profundiza menos. Los contenidos deben tener una correlación de coherencia, que siempre se exige para afuera pero nunca se aplica hacia adentro del sector tambero, donde la apuesta que se hizo para salir de la sequía a pesar de los valores, de la ventaja climática actual, se sostenga, mientras las industrias consideren esas mejoras cualitativas y cuantitativas en la materia prima, continuando en un aliento a los productores, para poder así mejorar el mercado, salir al exterior en condiciones sobresalientes, siempre con una base de seguridad que tiene que aportar el Estado como garante político, en su mínima intervención.
Pero esto es parte de una cadena, no sólo productiva, sino de compromiso y cumplimiento. El negocio lechero hoy es favorable, como se puede ver en casos como Brasil y Uruguay, pero todo depende del ordenamiento, de la salida de los intereses propios, de la seriedad con la que se afronten las políticas.
Todos quieren seguir adelante, pero tienen que unificar el rumbo; y en San Francisco los tamberos intentarán hacer lo propio.
Además, Jorge Videla encabezó el encuentro donde se presentaron cifras, en muchos casos alentadoras, pero no le permitieron ver la realidad del sector. Es complicado que el Subsecretario de Lechería de la Nación sostenga que "la lechería argentina no está en crisis, hay que superar la coyuntura actual del sector trabajando con sentido de cadena", mientras las industrias grandes le plantean un colapso, las PyMEs la deseperación del sobrestock y los tamberos la alarma de la baja de precios.
En la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, Videla retomó su preocupación kirchnerista reiterada. “Tuvimos un excelente 2010 y un muy buen primer semestre 2011. Ahora se presenta un contexto de probable sobreoferta productiva que debemos afrontar abriendo nuevas oportunidades de exportación y no a través de una catarsis mediática que nos debilita". Parece que quienes hablan de los problemas del sector, quienes enrostran las realidades no obran según su lógica, sin embargo, es de esa manera que se puede conocer la realidad de la política vigente.
Según la voz oficial no hay restricciones a las exportaciones, que no es lo mismo que plantean las industrias. La falta de confianza en la administración nacional llevó a que las plantas no se adecuen a la venidera creciente de materia prima y hoy estamos al tope de la capacidad de secado, mientras que las PyMEs, que se rigen en su mayoría por la informalidad, siendo cuatro de 182 las habilitadas para exportar, están abarrotadas de quesos, sin herramientas para vender bien, teniendo que rematar los stocks a precios bajísimos que en las góndolas para el consumo no bajan ni se corresponden, sino que se duplican.
Roberto Socín presentó sus clásicos powerpoint donde mostró el crecimiento productivo de hasta el 11 por ciento y la preciación de la tonelada entre U$S 3.900 y 4.600/Ton, sin embargo la puerta al exterior no está tan abierta como dicen, ya que fue el mismo Miguel Paulón del CIL (llamó a las entidades tamberas el martes próximo para comentar planes futuros de expansión) el que recomendó, ampliar la exportación de quesos como opción para afrontar la sobreoferta del segundo semestre, tal como lo comenta el parte del Ministerio de Agricultura de la Nación.
De la palabra de los tamberos no se hace mención. Será porque la única que vale es la de los famosos “K” que presentan un panorama muy alentador, ante lo que sostiene la Mesa Nacional de Productores de Leche, que sí representa a la mayoría de los tamberos y que con las últimas dos bajas de entre tres y cinco centavos, llegando a los mismos precios que se cobraban hace un año, demuestran que con más del 30 por ciento de inflación, reconocida por el mismo Videla, ya tienen problemas para afrontar los costos.
Supongamos que los tamberos venían ganando en las últimas liquidaciones, como también lo hacía la industria y el comercio, ¿cuál sería la razón para aceptar oficialmente un descuento si los precios de exportación son tan alentadores, si el consumo interno sigue por arriba de los 200 litros de leche anuales y genera ventas; y si recientemente y lejos de las elecciones se volvió a acceder a una suba del nueve por ciento en los lácteos de góndola?
HACIA SAN
FRANCISCO
Es acá donde el desprecio que se les plantea a los tamberos debe ser limitado, pero no con protestas que no llevan a nada, sino con una exigencia genuina como tiene que ser el precio sostén. El mismo que esta administración había propuesto con las compensaciones, allá por 2008, siendo las que rompieron toda la estructura gremial productiva.
Con la asamblea del martes por la noche en la Sociedad Rural de Rafaela quedó claro que la lucha sigue siendo una, aunque ya se haya bajado de la causa la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe, que la había acompañado en la última reunión de Nuevo Torino hace un mes. El “cuco” será siempre la industria, que es la que ayer mismo ya estaba replegada, esperando las definiciones que se den el martes 26 de julio a las 19 horas en la Asamblea Nacional Tambera que se cumpla en la Sociedad Rural de San Francisco.
Más allá de las manifestaciones frente a alguna planta, que es un clásico de las mociones de cada encuentro, o de cumplir el sueño de llevarle a la Presidente unos terneros para que conozca unas vacas de cerca, los tamberos deben acordar un precio límite, un mínimo que les permita, sobre todo a los más pequeños, no seguir arriesgándose a una pérdida continua que los empuje a abandonar la tarea, como viene pasando por miles en los últimos años. Pero el criterio debe estar consensuado, apoyado; y con la intención de mostrar la fuerza en caso que no se cumpla con esa delimitación.
Cada día que pasa la problemática se amplía más y se profundiza menos. Los contenidos deben tener una correlación de coherencia, que siempre se exige para afuera pero nunca se aplica hacia adentro del sector tambero, donde la apuesta que se hizo para salir de la sequía a pesar de los valores, de la ventaja climática actual, se sostenga, mientras las industrias consideren esas mejoras cualitativas y cuantitativas en la materia prima, continuando en un aliento a los productores, para poder así mejorar el mercado, salir al exterior en condiciones sobresalientes, siempre con una base de seguridad que tiene que aportar el Estado como garante político, en su mínima intervención.
Pero esto es parte de una cadena, no sólo productiva, sino de compromiso y cumplimiento. El negocio lechero hoy es favorable, como se puede ver en casos como Brasil y Uruguay, pero todo depende del ordenamiento, de la salida de los intereses propios, de la seriedad con la que se afronten las políticas.
Todos quieren seguir adelante, pero tienen que unificar el rumbo; y en San Francisco los tamberos intentarán hacer lo propio.
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