Los problemas de comercialización son los que influyeron en la apuesta al cereal. Algunos lotes con cebada, garbanzo y arveja, completan el diez por ciento de la caída de la siembra triguera.
La campaña 2010/2011 cerró de manera remarcable, un poco por debajo de los ansiados cien millones de toneladas que el Gobierno desde el Ministerio de Agricultura predica, pero en una muy buena senda, incluso en el balance entre cultivos.
Además de los resultados positivos que habían quedado en el suelo, el clima se está encargando de mejorar las expectativas, con lluvias constantes que incluso hasta estos días más fríos llegan a regar la tierra para seguir apuntalando la producción. Hubo agua caída, pero no es tan significativa la cantidad, a comparación de otras zonas donde hubo registros diarios de 80 milímetros, con lo cual no va a haber alteraciones en la evolución de los cultivos, que ya tenían aseguradas las reservas de humedad.
Según el Ing. Agr. Jorge Villar, de la EEA del INTA Rafaela, “arrancamos con una campaña, desde el punto de vista agronómico muy buena, porque tenemos los perfiles bien cargados, había habido buenas lluvias, e inclusive había buenas expectativas de siempre en lo que sería el inicio de la campaña, dadas esas condiciones, las cuales se fueron pinchando por cuestiones puramente comerciales”.
Al INTA llegaron ciertas consultas sobre la cebada, que sí creció en su cobertura en el centro-este de la provincia de Buenos Aires. Además, ya en el departamento San Jerónimo se hicieron bastantes lotes de garbanzo y de arveja, pero esto no cambia el mapa productivo regional.
Esta mirada es certera, ya que a la hora de apostar hasta la cosecha por el cereal, los productores nacionales, de los cuales no se excluyen en la lógica los de la región, intentan encontrar alternativas más comerciales para poder tener asegurada la recuperación de la inversión.
“Hemos tenido muchas consultas sobre las alternativas de cultivos que tiene el trigo, que en general no se van concretando, pero de algún modo tienen una salida para la producción, con lo cual el trigo sigue siendo el principal cultivo de la cosecha de invierno”, señaló
MENOS Y BIEN
“Estimamos que la superficie de siembra del trigo, en la provincia; y también en el centro de Santa Fe, va a estar algo por debajo de lo que fue el año pasado, por lo cual se podría estar hablando de un diez por ciento de reducción en el área de sembrada”, sostuvo Villar, que además de esta merma productiva, indicó que el inicio de la implantación de semillas fue más tardía que lo habitual. “Se arrancó con la siembra en junio, lo cual habitualmente se empezaba en mayo, pero ahora el grueso se dio el mes pasado, con un parate alrededor del día 20, por las lluvias y después se volvió a retomar”.
A esta altura, sobre el inicio de la primera fase se entiende que “la evolución del cultivo es normal, no está atrasada, si bien hubo bajas temperaturas que influyen, la evolución de los cultivos es normal”. Con la mayoría de los lotes cumpliendo las primeras etapas de crecimiento, están todos en una condición normal, correspondiendo con el retraimiento generado por el frío, sin daños mayores en los sectores más afectados por las bajas temperaturas de las últimas semanas.
Es así que el Ing. Villar sostiene que “el balance de la campaña hasta ahora transcurre en una situación absolutamente normal, con buenas reservas de agua y se calcula que agosto seguirá en una evolución lenta pero normal, por la continuidad del frío y será en septiembre cuando se defina, prácticamente, la campaña”.
La proyección que actualmente hace el Ing. Villar es que “al haber un poco menos de trigo, quedan algunos lotes libres. Como en la zona se hace muy poco girasol, se calcula que se puede hacer en esta región un poco más de maíz que el año pasado, a pesar que el maíz de primera no haya rendido tanto como el de segunda, uno estima que pueda aumentar el área del maíz, influido por una cuestión comercial, porque son los buenos márgenes los que entusiasman a los productores”.
Las condiciones están dadas para que con paciencia de invierno se puedan esperar buenos resultados para luego iniciar el derrotero de las ventas del trigo y así se conozcan las posibilidades reales de recuperar y volver a apostar en la tierra para la campaña gruesa.
La campaña 2010/2011 cerró de manera remarcable, un poco por debajo de los ansiados cien millones de toneladas que el Gobierno desde el Ministerio de Agricultura predica, pero en una muy buena senda, incluso en el balance entre cultivos.
Además de los resultados positivos que habían quedado en el suelo, el clima se está encargando de mejorar las expectativas, con lluvias constantes que incluso hasta estos días más fríos llegan a regar la tierra para seguir apuntalando la producción. Hubo agua caída, pero no es tan significativa la cantidad, a comparación de otras zonas donde hubo registros diarios de 80 milímetros, con lo cual no va a haber alteraciones en la evolución de los cultivos, que ya tenían aseguradas las reservas de humedad.
Según el Ing. Agr. Jorge Villar, de la EEA del INTA Rafaela, “arrancamos con una campaña, desde el punto de vista agronómico muy buena, porque tenemos los perfiles bien cargados, había habido buenas lluvias, e inclusive había buenas expectativas de siempre en lo que sería el inicio de la campaña, dadas esas condiciones, las cuales se fueron pinchando por cuestiones puramente comerciales”.
Al INTA llegaron ciertas consultas sobre la cebada, que sí creció en su cobertura en el centro-este de la provincia de Buenos Aires. Además, ya en el departamento San Jerónimo se hicieron bastantes lotes de garbanzo y de arveja, pero esto no cambia el mapa productivo regional.
Esta mirada es certera, ya que a la hora de apostar hasta la cosecha por el cereal, los productores nacionales, de los cuales no se excluyen en la lógica los de la región, intentan encontrar alternativas más comerciales para poder tener asegurada la recuperación de la inversión.
“Hemos tenido muchas consultas sobre las alternativas de cultivos que tiene el trigo, que en general no se van concretando, pero de algún modo tienen una salida para la producción, con lo cual el trigo sigue siendo el principal cultivo de la cosecha de invierno”, señaló
MENOS Y BIEN
“Estimamos que la superficie de siembra del trigo, en la provincia; y también en el centro de Santa Fe, va a estar algo por debajo de lo que fue el año pasado, por lo cual se podría estar hablando de un diez por ciento de reducción en el área de sembrada”, sostuvo Villar, que además de esta merma productiva, indicó que el inicio de la implantación de semillas fue más tardía que lo habitual. “Se arrancó con la siembra en junio, lo cual habitualmente se empezaba en mayo, pero ahora el grueso se dio el mes pasado, con un parate alrededor del día 20, por las lluvias y después se volvió a retomar”.
A esta altura, sobre el inicio de la primera fase se entiende que “la evolución del cultivo es normal, no está atrasada, si bien hubo bajas temperaturas que influyen, la evolución de los cultivos es normal”. Con la mayoría de los lotes cumpliendo las primeras etapas de crecimiento, están todos en una condición normal, correspondiendo con el retraimiento generado por el frío, sin daños mayores en los sectores más afectados por las bajas temperaturas de las últimas semanas.
Es así que el Ing. Villar sostiene que “el balance de la campaña hasta ahora transcurre en una situación absolutamente normal, con buenas reservas de agua y se calcula que agosto seguirá en una evolución lenta pero normal, por la continuidad del frío y será en septiembre cuando se defina, prácticamente, la campaña”.
La proyección que actualmente hace el Ing. Villar es que “al haber un poco menos de trigo, quedan algunos lotes libres. Como en la zona se hace muy poco girasol, se calcula que se puede hacer en esta región un poco más de maíz que el año pasado, a pesar que el maíz de primera no haya rendido tanto como el de segunda, uno estima que pueda aumentar el área del maíz, influido por una cuestión comercial, porque son los buenos márgenes los que entusiasman a los productores”.
Las condiciones están dadas para que con paciencia de invierno se puedan esperar buenos resultados para luego iniciar el derrotero de las ventas del trigo y así se conozcan las posibilidades reales de recuperar y volver a apostar en la tierra para la campaña gruesa.
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