Sin tractores por impedimentos oficiales, se deteriora el comercio

Desde principios de año existe en el mundo industrial una nueva preocupación, la de las licencias no automáticas. Sumados a los trámites automáticos previos a las exportaciones e importaciones, se añadió desde el verano el condimento de las Licencias No automáticas (LNA), que están dilapidando las estructuras de producción y comercio local, afectando en gran medida a todo lo ligado al sector agropecuario. Son ya muchos los productos afectados por LNA, debiendo su importador realizar un trámite previo ante las autoridades administrativas pertinentes, quienes estudiarán si es conveniente o no otorgar la autorización. Formalmente la autoridad de aplicación cuenta con 30 días a partir del ingreso de la solicitud para revisar la licencia en forma individual, pero en caso de que decida reunir varias solicitudes y analizarlas conjuntamente, podrá tomarse 60 días para decidir si las acepta o no.
Desde el Gobierno sostienen que esta medida ayuda a proteger a la industria local, a mantener el nivel de empleo y a no afectar el Plan de Reindustrialización iniciado por la administración kirchnerista. El Ministerio de Industria se refirió al objetivo de esta resolución, explicando que no hace más que defender al mercado interno de la competencia desleal. La ministra Débora Giorgi fundamentó que las nuevas licencias se aplican sobre productos que se fabrican en el país y que merecen ser protegidos porque han hecho inversiones para ganar competitividad, sustituyendo importaciones, que es lo que se busca como efecto de fondo. Además, aclaró que las excepciones estarán debidamente contempladas para evitar inconvenientes en el normal abastecimiento de la cadena productiva.
De todas estas promesas, nada se cumple, porque ya hay comercios por demás afectados en nuestra ciudad y la región, siendo un claro ejemplo la venta de maquinaria agrícola que se encuentra paralizada, sobre todo en el segmento de tractores desde comienzos de este año.
Luis Reyes, el titular de Cosechar Comercial, el concesionario Valtra en nuestra ciudad explicita que “la intención de traer inversiones al país no es errada, sin embargo en las empresas son claros cuando dicen que no es fácil de un día para el otro empezar a fabricar tractores”.
La intención del Gobierno es promover la industria local, pero sin darse cuenta que actualmente no existe capacidad instalada que posibilite la terminación de productos importados. En este sentido, Julián Domínguez, el ministro de Agricultura, es el que a puertas cerradas reconoce lo erróneo de esta medida, pero tal como nos tiene acostumbrados esta administración nacional, no se demuestra capacidad de rebobinar la decisión permitiendo que se vaya formando esa capacidad.
A fines de mayo, cuando las internas provinciales tenían la ebullición puesta en la oferta política, el entonces aspirante a la Casa Gris santafesina, Rafael Bielsa llegaba a Rafaela con el secretario de Industria de la Nación, Eduardo Bianchi. En esa oportunidad, reunido con empresarios y comerciantes locales, no supo entregarles respuestas alternativas al caso.
En nuestro país se venden anualmente unos seis mil tractores al año, mientras que se producen en el territorio hasta 1.200, existiendo una falencia productiva, sumada a una mayor demanda absolutamente insatisfecha, que sólo quedó restringida a lo que Reyes explica como una mirada “uno a uno”. “Lo que quiso el Gobierno es que se importe un tractor y se exporte uno, no les importó otra cosa, dejando en el camino muchas cosas, como por ejemplo la complementación productiva que se da a través del Mercosur, con el caso de Brasil y Argentina”. Lo que más rápido pudo resolver el Gobierno fue el intercambio de automóviles, lo cual terminó generando inconvenientes aún irresueltos hasta en las ventas argentinas de leche en polvo a ese destino. Entonces existe además de una limitación importadora, el cierre de la exportación de productos, sin un sentido real de balance del comercio mutuo.
“Lo que se debería hacer es dejar entrar los tractores y obligar a esas terminales a invertir el precio de ganancia de cada una de estas maquinarias en nuestro país, para que así se vaya creciendo”, pero nada de esto sucede.
Reyes enfatiza, “a la empresa Valtra le permitieron ingresar este año solamente 30 tractores para todo el país, mientras yo solo estoy debiendo a mis clientes 15 unidades, de las cuales recibí dos, correspondientes a unas ventas que había hecho en la ExpoRural del año pasado”. Es por esto que se va debilitando el comercio en su caso. “Estamos trabajando con algunos usados, porque a esta altura nos hemos comido ya nuestras reservas, el capital operativo”. La estructura de Cosechar Comercial se muestra endeble, ya que entre el pago de todos los impuestos y cargas sociales de empleados, además del mantenimiento del local y sus servicios, se precisan vender dos tractores mensuales para seguir adelante, ritmo que se perdió hace unos siete meses y se ve difícil de retomar en el horizonte.
La falta de promoción, tanto mediática como política de este tema es porque para muchos este es un pequeño sector, en comparación con las automotrices, por ejemplo, sin embargo, el rubro de venta de maquinaria agrícola en el país moviliza a 830 concesionarios, que emplean a unas 9.400 personas; y generan un intercambio comercial que ronda los 440 millones de pesos anuales, resumiéndose en nuestra ciudad a ocho comercios, que emplean a unas 200 personas; y que no han tenido al momento defensa alguna de los derechos que pueden perder estas personas de continuar vigente este sistema injusto y arrebatado que además de no lograr su objetivo productivo, deteriora las condiciones de miles de trabajadores y sus rubros anexos.
Las empresas y cámaras nacionales no cesan en las reuniones para intentar resolver este problema, sin poder mover de la idea cerrada de seguir en este "uno por uno" que a fin de año generará un deterioro económico notorio desde este segmento, ya que es uno de los de mayor movimiento a la hora de reinversiones desde los productores y que hoy por hoy tiene un parate forzado que le acusará recibo a las arcas nacionales y una vez que en el balance el Gobierno se de por afectado, quizá recién ahí se pueda revertir, pero siempre a fuerza de pérdida y afección conjunta.
Reyes, desde Cosechar Comercial, no descarta que de seguir esta circunstancia vigente se tengan que tomar medidas drásticas para poder seguir adelante, lo cual siempre intentará evitar, a pesar que haya en la ciudad concesionarios que tienen hasta 30 empleados que no tienen actualmente productos para vender.
El negocio de la maquinaria agrícola creció mucho hasta el año pasado, las proyecciones seguían siendo buenas, porque es un momento de reconversión tecnológica y justamente en este momento es cuando se empieza a desaprovechar este episodio, que más allá de lo nacional, también oprime la expansión exportadora
El sector espera que incluso el intendente Perotti, con su proyección nacional, pueda acercar posturas y de alguna manera hallar una alternativa para este problema que no queda en la ciudad y la región, sino que afecta además de la provincia, a todo el sector productivo y comercial nacional, con un énfasis especial para lo que a cuestiones rurales se refieren.

CONSECUENCIAS
EXTERIORES
Esta mala jugada del Gobierno genera también consecuencias en las relaciones exteriores.
El ministro uruguayo de Industria, Roberto Kreimerman, se entrevistará el 2 de septiembre en Buenos Aires con su par de Argentina, Débora Giorgi, para negociar el levantamiento a las trabas comerciales argentinas a los productos uruguayos. Kreimerman dijo ser "optimista" para "levantar la mayoría de los casos" de trabas comerciales con "distintos tipos de soluciones". Según la Cámara de Industrias del Uruguay, los sectores vestimenta, plásticos, autopartes, cerámicas, gráficos y, en algunos casos alimentos, son los más perjudicados por las medidas argentinas.
Los industriales denuncian varios mecanismos que complican el ingreso de productos a la Argentina, entre ellos la demora en la expedición de licencias de exportación no automáticas.
Según las normas vigentes estas licencias deben ser otorgadas en un plazo máximo de 30 días, que muchas veces no se cumple, por lo cual el presidente uruguayo, José Mujica, mantendrá en las próximas horas un encuentro con directivos de la Cámara de Industrias a efectos de discutir varios aspectos que afectan al sector, entre ellos las trabas comerciales argentinas.

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