Un voto que desfavorece los reclamos del sector agropecuario

La mayoría de resultados para la Presidente, de repente debilita cualquier intención del sector agropecuario. La deconstrucción de la idea rural, llevará mucho tiempo para ser reinstalada si la fuerza sigue firme en las convicciones.


Por Elida Thiery - El domingo hubo sorpresas y hubo certezas. La sorpresa fue que todo el interior se inclinó por mayoría a darle apoyo a la fórmula de Cristina Fernández y Amado Boudou en las primarias, camino a octubre, generando del mismo modo una certeza para los funcionarios nacionales de seguir en el mismo camino que les permitirá en las próximas semanas negociar a gusto las medidas.
Pero no quedó en el factor sorpresa solamente el resultado, sino que mirando tres años para atrás, pensando en aquellos piquetes, en los reclamos, en la fuerza, en el 25 de mayo de 2008 frente al Monumento a la Bandera, en el julio de la 125; y en todo lo acumulado entre protestas, cruces de mensajes entre el Gobierno y el campo, resultó inentendible este resultado que habla claramente de dos cosas. Con el bolsillo cargado, a pesar de los gastos más abultados por efecto de la inflación que supera el 30 por ciento, es la ruralidad, incluyendo a algunos productores y a todo su entorno, partiendo de proveedores, pueblos que viven de los resultados del campo, es mejor asegurarse una continuidad que una desestabilización que puede traer una nueva propuesta gubernamental. A esto se añade una propuesta poco convincente de la oposición que en este tiempo no supo armarse y sólo se acercó al campo para encontrar un basamento más o menos endeble para promocionar sus ideas, sin existir un vínculo real entre las partes.
Sea como fuere, son pocos los que realmente reconocen socialmente su decisión en el cuarto oscuro, se produce el efecto Menem de 1995, cuando consiguió su reelección. Amplia diferencia y nadie lo había votado. Ahora pasa lo mismo, son pocos los que en las inevitables y recientes charlas políticas dan sus fundamentos y aceptan la motivación que los hizo elegir el modelo político-económico que rige desde 2003.
Lamentablemente estas cifras, que en las principales provincias productoras, además de las circundantes, impusieron a la Presidente, le quitan todo tipo de fuerza al campo de aquí en adelante, al menos hasta el mediano plazo, para poder peticionar lo que sea. Si en su momento de mayor debilidad el Gobierno siguió convencido de sus decisiones, ahora que tiene para enrostrar un número mayoritario se volverá más firme, más allá de la postura abierta que pretenda mostrar la señora que siempre viste de negro en estas primeras horas de recomienzo de campaña.
Exultantes están quienes se ligan a este “modelo” jamás enumerado, porque con una supuesta continuidad brindada por un pueblo que depende en gran medida de las dádivas estatales, entienden como razones a sus lógicas de manera directa. La dependencia económica asegura siempre un acompañamiento, pero del mismo modo el temor de cambiar y caer más abajo por los fantasmas de las crisis cíclicas argentinas es lo que genera un vínculo nada sano con el electorado.
Será de aquí a octubre un tiempo para pensar las realidades, los alcances de cada una de las medidas tomadas; y sobre todo habrá que proyectarse cuatro años adelante para entender más allá de lo individual, la situación del país en general, su condición económica vital y el rebote en lo social.
A veces hay que mirar simplemente, desde la cuenta del supermercado, hasta los entornos de las ciudades para entender lo que sucede.
El campo no supo hacer fuerza con sus reclamos y criterios en esta oportunidad. Las desdibujadas figuras de los representantes del sector en la política, así como el acoplamiento de algunos gremialistas con el Gobierno hicieron que cualquier razón se pierda en tanta guerra conceptual, donde al final parece que lo único que le interesa a los que mandan es que los medios de comunicación perdieron, sin ver que con poco disenso hay menos para seguir construyendo y así todos somos los que perdemos, incluso los que reman para un mismo lado.

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