Es la angustia la que reina en los tambos

Por Elida Thiery (redacción LA OPINION)Para muchos lo que sucedió en la madrugada del viernes fue una batalla perdida por los tamberos. Sin embargo, en esto no hubo ningún ganador.
Lo que se entendió como una traición a la voluntad de los productores que no sólo desde este año vienen reclamando por la mejora de los precios, de las condiciones del mercado para la entrega de leche, quienes querían evitar daños mayores al sistema productivo fueron llevados por las circunstancias a salir de los tambos y estar frente a las industrias una vez más.
En un país donde la desactualización de precios se da diariamente por el desmanejo económico vigente, los productores nunca tuvieron en los últimos años una ventaja real, de acuerdo al arrastre de un problema histórico, ante la industria, agravado en las últimas gestiones por el favoritismo hacia las cadenas de comercialización, concentradas en unos pocos.
Hubo momentos en los que los pedidos por el precio se adelantaron, sin embargo nunca estuvieron de más. Pero este año, desde enero se planteó la necesidad de mejorar los números. Ahí fue cuando los “tamberos K” se plegaron a la Mesa Nacional de Productores de Leche, para pedir el 15 por ciento de suba. Ante eso, el destrato a los no ligados al Gobierno se dio una vez más y en una reunión con Guillermo Moreno, se había dado de palabra un ajuste de siete puntos porcentuales, a cambio de una mejora en los precios al consumo que iba del 7 al 18 por ciento, según las categorías de producto. Las industrias nunca pudieron hacerse cargo del incremento, por la progresiva caída de los precios internacionales, por las trabas que el mismo Gobierno mantiene para la salida de productos al exterior, a lo que se suma el deterioro del mercado con Brasil. En ese momento el Subsecretario de Lechería, hablaba de irrealidades, negaba los pedidos de los tamberos y negaba que las empresas no paguen la suba, a pesar que el titular del Centro de la Industria Lechera lo reconocía públicamente.
Es por esta bipolar situación en la que se encontraba el sector que nunca hubo posibilidades de encontrarse antes que la crisis sea irreversible, como se demostró la semana anterior. Este manejo fue el que hizo que las bases de todas las entidades se escaldaran, detonando a comienzos de julio con la advertencia de la baja de al menos diez centavos antes de la llegada de la primavera. Desde allí el cuento conocido con un final impensado.
Exhibición conjunta, asambleas programadas, pedidos mutuos, e incluso el regreso de ciertos directivos a las oficinas de la Sociedad Rural de Rafaela quizá hacían pensar que eso podía ser real, que la unidad iba a perdurar.
Llegaron las reuniones con el Gobierno, hubo encuentros entre los integrantes de las entidades más ligadas a la administración ejecutiva nacional, donde se fijaron los ejes de cómo conducir las protestas que se veían inevitables; y así se dispusieron las cartas de un juego que no se aleja de la perfidia.
Los dirigentes que coordinaron los bloqueos sostenidos por los propios productores se comprometieron mucho, del lado de la MNPL, como del otro, pero la noche del jueves, frente a Saputo, cuando los 400 mil litros de leche estacionados en la playa contigua fueron la moneda de cambio para incentivar la negociación con la industria, se vieron las primeras puntas del desdoblamiento. Puede que quienes luego no supieron ni pudieron explicar lo que poco más de un día después pasaba, hayan querido adelantar la definición.
Convocados por el Gobierno de Santa Fe, se dio una mesa de debate y pugna de poderes que claramente nunca quedó para los tamberos, para los que esperaban frente a las industrias. Pablo D´Angelo de la Cámara de Productores de Leche de Córdoba, fue el que tomó la iniciativa de entregar la voluntad de sus supuestos representados, camino al que llevó con sutileza a Oscar Poi, titular de Meprolsafe. Con las palabras de colaboradores y también dirigentes, que según el santafesino, en los últimos meses “habían aceptado dejarlos afuera de las reuniones, por pedido de las otras entidades”, por antecedentes por la mayoría conocidos, se dio la firma del acta que el martes formalizará el Ministro de Agricultura de la Nación. Con eso los tamberos tendrán un ficticio precio sostenido hasta fin de año, porque con la suba de la liquidación de los sólidos, pero con una primavera que repletará de leche la demanda, la ley más básica de los mercados hará que esos números se derrumben, por lo tanto de lo que cada uno cobra hoy, si tiene la fortuna de estar entregando su materia prima a una industria grande y pudiente, se derrumbará hasta un ocho por ciento aproximadamente, quedando la gran mayoría por debajo de 1,40 por litro.
Poi decía a LA OPINION este viernes que lo ilusionó “volver al primer amor”, al tener la unidad de las entidades, una lucha conjunta por el bien de los productores, pero fue él quien optó por escindirse de ese criterio. Sabe que ahora la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe tendrá una diáspora de afiliados, de los pocos que venían quedando desde todo lo sucedido en 2008 y en la búsqueda de una contención, los tamberos recaerán en las entidades tradicionales, como las sociedades rurales, o las filiales de la Federación Agraria Argentina.
Firmar en perjuicio de los productores es algo poco racional, nada lógico.
“Me dio la sensación de que nos juntamos con el enemigo, con ellos fuimos a discutir la necesidad del productor tambero”, sostenía Daniel Oggero, productor y director del Distrito XII de FAA, que lejos de entender lo sucedido remarcaba que “romper el frente gremial en una negociación no lo puedo encontrar en ningún manual”. Agradeciendo el apoyo a los que estuvieron convencidos con la medida de fuerza, a quienes la siguieron y continuarán entendiendo la realidad sectorial, el dirigente se enfocó en las lágrimas de muchos productores para reflejar el resultado de la firma de “una medida inconsulta”, tal como lo dijera Fernando Calcha, titular de la SRR, considerando a la suya, “una de las instituciones que realmente trabajan por el productor”.
Ahora restará aguardar la evolución productiva, el cumplimiento del acta de Rosario, la gestión de nuevos mercados para la exportación como prometiera Norberto Yauhar; y la posibilidad concreta de hacer crecer a uno de los segmentos que más empleo y arraigo genera, aunque los funcionarios no sepan lo que es un tambo, una guachera ni lo que implica tener una actividad que no se frena nunca y que cada día arriesga todo para seguir adelante.

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