Aunque el Gobierno no acompaña la tarea de los medios de comunicación críticos, Basso no tuvo más que reconocer la función. “Si uno ve como ha crecido el número de artículos y notas en todo tipo de medios, nos damos cuenta que el periodismo agropecuario ha crecido en la medida que lo ha hecho el sector”, sostuvo mientras que añadió que el rubro “es un formador de opinión, con una gran responsabilidad por transmitir la verdad de las cosas que ocurren en todo el sector agropecuario”. Allí se dio un tiempo para criticar a quienes hablan siempre de trigo, carne y soja, que son claramente los que conforman el podio de debilidades políticas de este Gobierno, seguidos por la lechería, otros granos y las economías regionales.
Según Basso, los periodistas tenemos la posibilidad de tener “un canal más directo a las noticias que salen del Ministerio y en alguna eventualidad pedir reuniones, para discutir temas puntuales”. Lamentablemente, en caso de no tener el teléfono directo de uno de los funcionarios, esto no es posible en la práctica y él mismo casi lo lleva a cabo, intentando eludir la nota, entre empanadas y vino en el cocktail inicial del IFAJ.
PEA Y DEMAS
Lorenzo Basso fue uno de los protagonistas del lanzamiento del Plan Estratégico Agroalimentario que a dos años, sigue sin brindar avances en la materia. Sin embargo, el Secretario señala que “el PEA tuvo un objetivo que fue lograr sentar a todas las instituciones y organizaciones del país, para que entre todos pensáramos un modelo de crecimiento, metas que es lo que quedó del PEA a 2020. Algunas no se podrán alcanzar, otras se van a superar, dependiendo del contexto de políticas y situaciones internacionales”. Muy convencido señala que “si este año no hubiéramos tenido sequía, hubiésemos tenido 114 millones de toneladas de granos y el PEA está planteando 157 para dentro de siete años, con lo cual no estamos tan alejados”. Lástima que las emergencias climáticas no se declaran y que el número final del año no está ni cerca de las seis cifras.
En esta mirada particular de la realidad del campo, Basso habla de la lechería señalando que “falta concluir la cadena de valor del precio de la leche, cómo se van apropiando del valor los distintos eslabones, pero evidentemente cuando la situación del tambo es buena, el sector productor no quiere que el Estado intervenga, cuando no es buena quieren que sea interventor”. Penosamente dice que “nadie dijo nada cuando en la década de los ´90 el Estado no intervino y quedaron 14 mil tambos”. Esto no es cierto porque eso forma parte de los reclamos sectoriales, pero es más, es este Gobierno el que hace un año comprometió un estudio de competitividad, sobre la formación de precios y no lo quiere dar a conocer por resultados adversos al discurso. Es así que subraya que “la cadena tiene que aprender a trabajar y sentarse a debatir en conjunto, la cadena de la leche se tiene que organizar como está Maizar, por ejemplo. La lechería tiene que aprender a dialogar con la industria, sé que es difícil, pero es la única manera que entiendan que tienen que salir adelante por el bien de todos. No se puede ganar a costa del productor y que desaparezcan más productores. Es cierto que uno va a comprar un litro de leche al supermercado y vale 8, 10 pesos; y al productor le pagan 2 pesos. Ahí habrá que ver los costos de la industria, pero es un tema entre privados; y no podemos obligarlos, porque estaríamos ante un Estado intervencionista que es lo que normalmente las organizaciones no quieren”.
Reconociendo el escape de precios, el malestar sectorial, la falta de contacto con los medios, e incluso desconociendo la escasez de datos oficiales en todas las áreas, Basso mostró la dispersión de criterios dentro del Ministerio, en el cual se vienen cambios por la salida hacia el Congreso de Norberto Yauhar y donde todos esperan el guiño presidencial para quedarse con el puesto principal. Gran conflicto de intereses se dará en este mes y medio, mientras los productores siguen reclamando y el desorden en todos los sectores seguirá siendo una constante.
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