“La baja es inaceptable”, pero parece casi inevitable

Por Elida Thiery - La mañana del jueves se inició con la organización de una manifestación de productores. Con la baja del precio de la leche a punto de confirmarse por parte de la industria, pero aún oscilando en los porcentajes posibles y en las empresas a ejecutarlo, los tamberos que el martes a la noche recibían la noticia en el marco de una asamblea en Suardi y sostenían que seguirían negociando para evitarlo, se movilizaron en horas de la siesta rafaelina hasta el frente de la planta de Saputo.
Fue un número importante el que se manifestó de manera muy silenciosa, simplemente para dirigirse a la firma en el pedido de una audiencia en la cual se les pueda trasladar la inquietud por la baja de los precios pretendida que en los anticipos iría de los cinco a los siete centavos, al menos en lo que se pudo saber ayer. Se está terminando de entregar la leche que con el inicio de febrero se pagaría con bajas remarcadas y a pesar que la promesa de contracción del precio es por un mes, o a lo sumo dos, no hay resignación posible entre quienes producen cada día.
Tamberos de todos los tamaños, pero también con todo tipo de historias aguardaron casi hasta las seis de la tarde de ayer, cuando Saputo dispuso recibir sólo a un grupo de sus entregadores de materia prima, encuentro en el cual se dio la pauta de la baja como algo concreto, pero no con cifras.
La frase que abundó fue “la baja es inaceptable”, en charlas entre productores, como eje del reclamo que se expuso a la empresa y como fundamento de un verano donde la baja productiva está en el cuatro por ciento, donde el clima tiene su influencia y genera una “crisis insólita”, según admitía Juan Otero, uno de los nuevos líderes sectoriales que los tamberos supieron encontrar en estos tiempos de tironeo por los precios.
La industria no está debilitada, sino todo lo contrario, está tomando impulso para afrontar un año muy complejo, donde además de la presión de los productores para que el precio se recomponga, existe la influencia del gremio lechero, para que también se sigan sumando puestos de trabajo; y por supuesto, con el pie del Gobierno encima para evitar cualquier crisis que sume aún más confusión al esquema reinante, socio-político-económico. Pero es tiempo de sumar tambos e industrias para pedir un llamado a toda la cadena láctea para que se reajuste el reparto del dinero que tiene el sector y donde la comercialización nunca se toca, ni se aprieta.
Mientras unos se reunían con Saputo, otros se trasladaron hasta la planta de Williner, que fue una de las empresas, junto a Verónica que semanas atrás recibiera el primer impacto de reclamo y que en definitiva debió trasladar la baja un mes, por esta “sugerencia” oficial. Sin responsables gerenciales en el lugar, dejaron por escrito el pedido de una audiencia, para escuchar explicaciones y postular la negativa del ajuste en baja de los precios.
Quedan pocas horas para que la impresión de liquidaciones se concrete, ese será el tiempo real para seguir negociando y no se descartan nuevas acciones de productores, mientras la promesa de un “compromiso” del Gobierno Nacional con el caso pende de un hilo y ya ni las cámaras que en algún momento eran afines a la silenciosa Subsecretaría de Lechería creen que se pueda reformular, no sólo esta emergencia, sino la política errática que generó una crisis más aguda en un tiempo donde todos deberían estar acechados buscando mercados concretos. Nada más lejano de los ideales, la cinchada seguirá entre las partes habituales.
Todo este marco da la pauta que para los tamberos la situación sigue sin definiciones y que por un tiempo, bastante prolongado, este nivel de conflicto con la industria sólo marcará un “hasta siempre”.

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