UNA VEZ MÁS, LOS TAMBEROS SE PONEN EN ALERTA POR LOS PRECIOS

Con bajas de La Serenísima, al menos en nuestra región se van a sostener los precios de la materia prima, pero ya no alcanzan y volvemos a ver la historia repetida de pedidos de audiencia a la Nación, de necesidades de cambios, pero con tan poco trayecto de gestión por cumplir, parece muy difícil una solución pronta.


Por Elida Thiery - Es complejo decir desde un medio de comunicación que el hecho que la lechería esté en crisis casi ya no suena a noticia. Lamentablemente la Argentina no aprendió nada en los últimos años y sigue reiterando errores, porque para ser concretos, ahora estamos en el mismo lugar que estábamos hace un año, saliendo de un verano muy difícil, entrando en un complejo invierno y encaminándonos a una primavera incierta, sin políticas que ayuden, ni siquiera a vender afuera y mucho menos a atajar el ritmo inflacionario.
Serán pocos quizá los que recuerden las asambleas que habían terminado en julio con una reunión en Sunchales, donde Jorge Videla prometía de todo y terminaba no cumpliendo nada, sólo para calmar los ánimos, confiando en el espíritu conciliador de los productores, pero por suerte todo esto está escrito, anticipando la suerte reiterada de los dueños de las vacas.
Claramente los tamberos deben tomar otra posición, ponerse serios al tiempo de reclamar políticas correspondientes y junto con las industrias reclamar una gestión seria de los permisos de exportación que sean los que permitan aprovechar todas las oportunidades que hay más allá de las fronteras, ya que está demostrado que el mercado interno jamás será afectado, más aún si se tiene en cuenta que el consumo argentino no cae, que los precios siguen en ascenso y que siempre será negocio vender aquí adentro.
Mientras que en nuestra región se pudo conocer que las industrias mantendrán los precios en junio, hay casos ya en marcha como el de Mastellone Hnos. que tendrán una merma en los precios que se liquidarán en junio de diez centavos, respecto al valor de la leche de abril, al tiempo que ya anticiparon que la leche de junio, a pagarse en julio repetirá la baja de diez centavos, con lo cual aquella baja de precios de principios de año se impidió con presión, pero ahora es inevitable. Se da entonces otro fracaso en el manejo de las cuestiones que mezclan la producción y la industria, desde el poder, o de quienes están por allí cerca.
Semejante recorte de precios, vuelve a poner una vez más de las tantas al sector en grave riesgo. Con remates de rodeos lecheros completos cada semana en nuestra región, es innegable la crisis que no pudo contener la inconsistente ayuda de los subsidios de 30 centavos por litro para los tamberos de hasta 2.900 diarios, para los meses de marzo, abril y mayo, que recién se cobraran en un primer pago el pasado 15 de este mes, con varios errores al momento de efectivizarlos. Cuando ya se gestan reclamos, hay muchos que desconfían que el 15 de junio llegue el segundo pago. Quienes habían sido embelezados por el Subsecretario de Lechería de la Nación y dejaban de lado aquel piquete de enero frente a las industrias de la cuenca lechera principal, ahora vuelven a la senda de la desconfianza. Quizá de esto se hable la semana próxima en la reunión de la Asociación de Productores Lecheros de Argentina, en la zona demarcada entre Suardi y Morteros.
Son las empresas, nacionales y de capitales internacionales las que reclaman en cada foro posible una regularización en la Argentina, para poder cumplir con los negocios, para que no se sigan cayendo contratos y para que a pesar de la baja de los precios en las cotizaciones internacionales, no haya que rehacer todo el tiempo la confianza de quienes se animan a comprarle a un país que tiene un sistema de habilitación de envíos tan artesanal como retrasado, a pesar de los millones que maneja un organismo con la Ucesci, que no logró revertir todos los errores de su predecesora la Oncca.
Las grandes industrias pierden cientos de millones, las que vienen por detrás decenas y las Pymes ni hablar, pero en unos días todas deberán comenzar a negociar la paritaria de los trabajadores industriales lecheros, e intentar no frenar el engranaje productivo, peleándole incluso a las estadísticas oficiales que hablan de dos años de parate, bien acompañadas por pilas de estudios privados que siguen demostrando la caída lechera. Parece que en Rafaela se está gestando una unión de voluntades en la representación de los tamberos para salir a explicar este panorama negativo, que no tiene que ver con la olvidada frase presidencial de la "cadena del desánimo", sino con la cotidianeidad de los tamberos y los reclamos que sus integrantes cursan todos los días.
Es triste pensar en reclamos iguales desde 2007 desde manera constante, de no haber logrado a pesar de la jerarquización a Subsecretaría del sector lechero, una política concreta de mejora, un ordenamiento mínimo que no nos ponga en un lugar tan irregular como el que tenemos hoy por hoy entre los que fueran grandes productores de leche en todo el planeta. Con el color que sea, la lechería argentina merece políticas concretas, ecuánimes, ajustadas a la realidad y que no hagan que cada inversión industrial sea un riesgo irreparable, o que cada litro extra primaveral deprima los números de quienes ordeñan dos veces por día y en horarios incómodos.

Comentarios