Preocupa el recorte al INTA

Por Elida Thiery - Hay rumores que se toman como espacios de resonancia para recoger las opiniones y a partir de eso definir los verdaderos destinos de las decisiones. Al menos eso parece en estos meses, se conocen trascendidos y luego la bajada de línea concreta sobre temas que por lo general vinculan a la política y a la economía de manera directa. Pasó con las retenciones a la soja y ahora sucede con el presupuesto para el INTA, como para dar dos ejemplos concretos en el sector agropecuario.
Días atrás se presentaban los números globales de la Ley de Presupuesto 2017, donde se remarcaba un recorte de importancia orientado al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria.
Con 1.100 millones de pesos menos, en el organismo hay preocupación.
Si bien los años del kirchnerismo no fueron precisamente de florecimiento para la institución, por la caída de algunos proyectos, e incluso la discontinuidad de algunas becas, la constancia de las contrataciones irregulares para los vínculos con el Estado, incluso en las sedes que tenemos más cerca, en los programas ligados a otros organismos nacionales, existe una preocupación manifiesta internamente, que subyace en la tarea cotidiana.
Según pudo conocer CASTELLANOS, el inicio de las incógnitas está dado entre la disonancia del discurso del presidente, Mauricio Macri, cuando habla de potenciar, sostener, valorar, reconocer el prestigio del INTA como organismo de ciencia y técnica, además de hablar de manera constante del campo como motor productivo para generar esa remanida idea de la Argentina como "el supermercado del mundo".
Mientras también se mencionan ideas de educación, pareciera que se pretende dejar de lado un aporte fundamental para muchas comunidades, combinado entre el INTA y el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, que con el ProHuerta, brindan fundamentos para el desarrollo territorial, el arraigo y también la generación de los alimentos propios para cada familia que lo adopta.
En concreto, el proyecto ingresado a la Cámara de Diputados desde el Ejecutivo prevé para el INTA un presupuesto de 5.112 millones de pesos, con una reducción de 1.140 millones destinados a fines operativos que afectan a la institución y sus compromisos. El detalle más relevante está dado en una resta de 218 millones de pesos para salarios de profesionales y científicos.
Un punto clave que se estima en el Instituto es la pérdida de la autarquía, una condición esencial, para designación de recursos humanos en cuanto a ciencia y tecnología.
En el apartado del INTA, está bien especificado esto. En el Artículo 6º se describe, "salvo decisión fundada del Jefe de Gabinete de Ministros no se podrán aprobar incrementos en los cargos y horas de cátedra que excedan los totales fijados en el presente artículo para la Administración Nacional". Seguidamente, el Artículo 7º indica, "no se podrán cubrir los cargos vacantes financiados existentes a la fecha de sanción de la presente ley, ni los que se produzcan con posterioridad, sin la previa autorización del Jefe de Gabinete de Ministros. Las decisiones administrativas que se dicten en tal sentido tendrán vigencia durante el presente ejercicio fiscal y el siguiente para los casos en que las vacantes descongeladas no hayan podido ser cubiertas. Quedan exceptuados de lo previsto precedentemente los cargos correspondientes a las Autoridades Superiores de la Administración Pública Nacional".
Esta quita de la autarquía en este tipo de decisiones internas, también inquieta a quienes componen el Instituto.

Todas restas

Además del riesgo de desfinanciamiento está situado en que los recursos con los que se contarían el año entrante cortarían varias líneas de trabajo del INTA, donde están involucrados más de 600 investigadores, incluyendo la finalización abrupta de la formación de becarios, en una cifra cercana a los 340. Según se entiende a partir de los datos del INTA a los que accedió este Diario se limitaría "la capacidad de promover acciones para fomentar la innovación tecnológica de insumos y procesos para los sectores agroindustrial, agroalimentario y forestal, a través de la investigación aplicada y el desarrollo tecnológico", tal como describen los lineamientos esenciales del ente.
Así se amenazan 300 contratos y 330 de planta no permanente a partir del 1º de enero 2017.
No es un dato menor el de las bajas que está teniendo el Instituto creado el 4 de diciembre de 1956, por la jubilación de muchos de sus profesionales, que con estas cifras no podrían ser reemplazados. 

En el territorio

El INTA tiene una trascendencia que va mucho más allá de sus experimentales y sedes, porque en el constante contacto con productores, empresas de todos los tamaños y profesionales, genera una articulación que es muy conocida en Rafaela, pero que se replica en todo el país. Es la extensión la que distingue a un Instituto y la que no se debe, ni puede dejar, porque es lo que lo distingue en el continente y más allá del Atlántico.
Ha logado el Instituto el posicionamiento de la Argentina como referente mundial en mejoramiento genético de cultivos y desarrollo de tecnologías vinculadas con siembra directa. Además, se consiguió secuenciar el genoma de la papa, el tomate, la moha, el trigo, el girasol, entre otros.
Constantemente hay mejoramientos genéticos de cultivos para adaptarlos a condiciones climáticas extremas, más alternativas de manejo para aumentar el rendimiento de los cultivos por hectárea, el control de plagas y enfermedades, el uso de fitosanitarios con buenas prácticas, además de haber colaborado por ejemplo en tiempos de precipitación de cenizas volcánicas en toda la franja andina, o el trabajo constante que se hace en comités diversos a nivel nacional.
El riesgo también está en la interrupción del trabajo en laboratorios como el de Esperanza, donde este año a partir de la aplicación de biotecnología animal, se obtuvo la primera ternera por fecundación in vitro en un laboratorio público.
El INTA es el que desarrolla maquinaria para pequeños productores, como Javiyú, que mecanizó la cosecha de algodón; la Cañera, una cosechadora de caña de azúcar; la Reconquista, una cosechadora de granos; la Lola, una cosechadora que hace más eficiente el proceso de cosecha y poscosecha del algodón y Cuyana una cosechadora para uvas en parral. Lo que trasciende es que "una asignación insuficiente de recursos afecta el funcionamiento y continuidad de las líneas de trabajo que potencian las actividades de los territorios y aseguran el desarrollo de las economías regionales". Se mencionan dificultades múltiples en los detalles de los proyectos de investigación demorados o postergados, con riesgo de pérdida de inversiones; el menor mantenimiento de edificios y equipamiento de alta tecnología y de grandes superficies que contienen, por ejemplo en Santa Fe a unos 400 trabajadores. Del mismo modo se reducirían las partidas para Higiene, Seguridad laboral y Bioseguridad; para el mantenimiento de los bancos de germoplasma, radares meteorológicos y laboratorios de referencia internacionales en enfermedades y plagas. 

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