Emergencia lechera, ¿si o no?

No fue menor la mención que hizo Santiago Hardie al hablar de lechería y evaluar que "ya no se está en emergencia" porque "hay signos  de  recuperación".  En  el auditorio las caras se transformaron al escuchar esto. Se corresponde la apreciación al mensaje optimista que se intenta bajar, pero que no impacta en una región afectada entre marzo y abril por inundaciones que hicieron deprimir a la producción en rangos mayores al 30 por ciento y que aún no se recobran, afectando a las industrias también y que ahora recibieron al granizo, para volver a caer. 
La ilusión de los precios internacionales parece enceguecer la mirada  realista.  El  objetivo  de mercados externos nuevos no tiene ninguna concreción al momento y es por eso que se sugiere tímidamente  no  manifestarse  así ante quienes lo perdieron todo y son los que explican una y otra vez en detalle que con emergencia en mano el acceso a créditos subsidiados en el Banco Nación se hacen imposibles, mientras los mandatarios toman nota de todo esto reiteradamente, sin destrabar conflictos económicos cotidianos. "Lo que no hicieron ni vieron en diez años lo quieren marcar ahora", sostuvo el Secretario nacional, en relación al dictamen que el martes recibió en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados  el proyecto de María Eugenia Brezzo, de UNA, con el acompañamiento del Frente para la Victoria y el Frente  Renovador  para  declarar  la "emergencia del sector de alimentos  lácteos  en  todo  el  territorio nacional hasta el 31 de diciembre de 2017, prorrogable, por decreto del Poder Ejecutivo, hasta el 31/ 12/2018 inclusive".  Es  cierto  que  la  administración nacional anterior jamás se ocupó  como  correspondía  del tema, sin embargo no hay que negarlo ahora tampoco. Justificar la crisis lechera con las múltiples situaciones similares que se presentan en el resto de las economías regionales, tampoco es la alternativa. A esta administración le falta un empuje de realidad en este sentido, al menos si se mira desde Santa Fe, donde el padecimiento de quienes resisten es muy fuerte, donde tantos otros se fueron  y  lo  que  no  aparece  es  la rentabilidad, con una leche que sigue promediando los 4,50 pesos por litro y no tiene miras de trepar a los cinco ansiados por los  promotores  de  las  buenas ideas para el sector.

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