En las últimas semanas se dijeron tantas
cosas sobre una de las dos principales industrias lácteas nacionales, que a
esta altura la confusión no logra desenredar los entreveros de una historia de
administración irregular, con futuro de segmentación de negocios. Optimización
de plantas, continuar con la reducción laboral, analizar nuevos acuerdos e
intentar enderezar el rumbo en medio de una crisis productiva histórica, son
algunas de las variables a analizar en este panorama que se mira desde
Sunchales.
Por Elida Thiery (para PuntoBiz) - Como si fuera un banquete feroz, cada vez que
una crisis lechera se agudiza o algún rumor se sale de contexto, se desmenuza a
SanCor Cooperativas Unidas Limitada.
Si bien el caso no es sencillo, en esta
oportunidad el tema no es tan grave y esto se demuestra en cómo se “pone la
mesa” para este ágape en Sunchales. La calma y la intención de dejar pasar lo
dicho exhiben una inconsistencia de las versiones. Claramente SanCor no se
vende y menos tan rápido.
La mayor cooperativa argentina fue modelo del
negocio durante décadas, pero con su crecimiento fueron muchos los que se enriquecieron,
los que se endulzaron con la expansión y las ganancias, sin embargo en esta
administración y desde hace algunos años la intención está puesta en poder
resolver un salvataje adecuado, en un país que nunca ayuda ni política, ni
económicamente. Además, SanCor puede hacer negocios, pero sigue siendo una
cooperativa, toda junta y no una sociedad tradicional, en tanto, tampoco existe
un comprador heroico para tal desafío, aunque siempre estén los valientes
operadores que meten en el medio a una marca de gaseosa, o inventos de ese
estilo.
A poco de poder cancelar aquel préstamo que
hiciera Venezuela, que fue el inicio de los mayores dimes y diretes, cuando en
2006 por 135 millones de dólares del Banco de
Desarrollo Económico y Social de Venezuela (Bandes), se oxigenaron las cuentas
y se generó un vínculo que supo crecer
con volúmenes y otros precios extraordinarios, SanCor encontró allí un flujo de
dinero específico, sobre el cual también se terminaron añadiendo beneficiarios
como el propio gremio lechero.
Con la leche maternizada una nueva bocanada llegó
adecuadamente y fue en 2012 cuando Mead Johnson pago 70 millones de dólares por
el 80 por ciento de la línea “SanCor Bebé”. El mismo sistema compartido se dio
el año anterior, con la venta de la línea de postres, yogures y flanes, en un
90 por ciento de los Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA) a Vicentín Family Group.
Siendo la segunda fuerza del mercado, los frescos se valuaron en cien millones
de dólares entre activos tangibles e intangibles, unidades operacionales
industriales de Córdoba y Arenaza. Se dejó así en manos de SanCor la provisión
de materia prima cruda, ciclos administrativos, logísticos y la opción de
recuperar este espacio como ya se hizo décadas atrás en una venta anterior.
Es por la opción de ir
segmentando los flancos industriales que la Cooperativa sigue trabajando en
este sentido.
Nuestra leche
Bien lo dicen sus camiones,
las vacas son de los socios, pero la leche es de SanCor, por eso el
sostenimiento de esa parte del negocio permite otras proyecciones, donde
seguramente no se descartan cierres y reconversiones de plantas -tan obsoletas
como la mayoría de las de las empresas colegas- según las necesidades del
avance de la lechería nacional. Teniendo en cuenta que el mercado interno sigue
siendo esencial, a pesar de la inflación, pero con un consumo sostenido y fiel,
mientras las exportaciones no mejoran ni en precios, ni en destinos, por la
falta de promoción gubernamental, ni de la reacción internacional lógica ante
la crisis global.
Para pasarlo en limpio,
todas las industrias lácteas argentinas tienen deudas hoy, valen poquísimo y
con más o menos, no hay ninguna que saque la cabeza por fuera de los números en
rojo y las dos más grandes siguen trabajando para reformularse, eso sí, siempre
que sea sobre opciones firmes. El resto rema contra la corriente sin tanto peso
en el marketing, ni el valor de su marca para quizá lucirse ante los más
audaces oferentes.
El pasivo anual 2015/2016
que SanCor presentó antes del último trimestre de 2016 ante la Comisión
Nacional de Valores trepó a algo más de 2.400 millones de pesos, sin tomar en cuenta
el flujo de dinero proveniente de Vicentín, que será lo que morigere los
números que cierren este ejercicio en curso, por eso no se vio de manera
directa ahora y las versiones también se acrecientan en este sentido.
Un número colorado
exorbitante, con 14 por ciento de leche cruda menos en el mercado argentino
para 2016, el sablazo climático en la principal cuenca este enero y con una
seguidilla que se seguirá padeciendo en el verano, para cerrar un ciclo doble
de emergencia en un año, seguirá afectando cualquier planificación. A esto se
suman costos laborales excesivos que vienen de años de arrastre y que se
deberán renegociar a partir de mayo en una nueva paritaria que acaba de cerrar
en una suba del 40 por ciento, llevando al básico más bajo a los 22 mil pesos
en abril, lo cual eleva a un cálculo que se hace en todas las industrias que
supera los 60 mil pesos por mes de costo por empleado.
En este marco, viene
trabajando la cooperativa desde hace ya unos años en un esquema de retiro
voluntario, pero también consensuado con todos los estratos de empleo, para
poder achicar el costo en este sentido, en uno de los aspectos más complejos
que enfrentan en cuanto a la gremial, que presiona para sostener puestos e
incluso sumar en cada línea de producción, siempre presionando con la amenaza
de bloqueos bien escenificados.
Oportunidad
SanCor siempre sirve a la utilización
política, de provincias y de Nación, con discursos retóricos y nada concretos.
Su presidente, Gustavo Ferrero nos reconocía
hace algunos meses que "la Cooperativa pasa por un momento difícil, pero
hay que poner espíritu, entusiasmo y optimismo, pero no es una crisis que la
pasa solamente SanCor", por eso vienen "años de desafío, pero depende
de nosotros, de la voluntad en común, desde el consenso y las ideas diferentes
llegar a la oportunidad que hay al final de este camino". Esto echa por
tierra la conclusión de un vocero inexperto que intentó resolver
dialécticamente algo complejísimo como el saneamiento de la firma, porque el
Consejo Directivo está convencido que el camino es lento, pero concreto en
consolidar los negocios uno a uno y sin perder el poder de la materia prima,
que es el que le encomiendan sus socios, día a día. Novedades de eso podría
haber en unos meses.
No es fácil la senda, no se
sabe cuando se calma la tempestad y si se podrá llegar a disfrutar de ese festín
que se le debe a la lechería argentina desde hace tanto tiempo.
Quizá se pueda sentar a esa
mesa a productores, industriales, comercio y gobiernos, que son los que en definitiva
tienen la potestad de servir como corresponde al consumo, que también es el que
padece entre tanta confusión e inflación, con la crítica historia cíclica de
una argentina que padece y que hace inimaginable hoy y a mediano plazo la
lechería grande para que la que tantas cuencas están listas para trabajar.
Comentarios
Sancor es una extructura obsoleta de años . Con una burocracia típica de una administarción publica.