Por Elida Thiery - La crisis empezó hace años. Después de
muchos cambios, de intentos de mejorar las condiciones de la cooperativa,
SanCor transita hoy el tramo más complejo de su historia.
De aquella potencia indiscutible que en los ´80 nos hacía
entusiasmar con el spot “Unidos, si”, hoy se intentan manotazos de salvataje
desesperado.
Lo que era una crisis constante, se agudizó a principios de
este año, cuando la suma de rumores, más la repentina preocupación de medios
nacionales por el caso hicieran que junto a las inclemencias climáticas se
acelerara el proceso de declive.
En una lechería crítica, que en más de un año y medio del
nuevo Gobierno no pudo salir del sacudón general, a pesar que el propio
presidente haya puesto cara de circunstancia en Venado Tuerto para el caso y
que el discurso inicial del mandato haya sido ese, SanCor podría no ser la
primera víctima.
Hay muchos los tamberos que ya no lo son, las industrias
chicas que cerraron, los trabajadores que de la fosa migraron a las ciudades,
pero en medio de todo eso suma la crisis internacional, los precios bajos, pero
sin lugar a dudas la falta de políticas de promoción que siguen dejando de lado
al sector.
Si bien las perspectivas eran otras para esta altura del año
y de la gestión, el sector lechero sigue sufriendo, a lo que se añaden los
constantes embates climáticos.
SanCor negocia desde hace tiempo con el Gobierno, intenta
conseguir un crédito que pueda estabilizarla, pero las intenciones desde el
Ejecutivo nacional son tan contrapuestas que nada se logra. Están los que si y
los que no quieren ayudar, pero también los que la condicionan no sólo a los
quehaceres internos, sino los que someten desde muy arriba a la Cooperativa
ante la voluntad de terceros.
Víctima de un crecimiento en cuanto a recursos humanos
presionado por la gremial que ahora condiciona el avance de un salvataje,
SanCor es presa de su propio destino.
Su presidente, Gustavo Ferrero, se vio obligado en las
últimas horas a salir a hablar. Su pedido es concreto, solicita racionalidad,
comprensión de todas las partes y así golpea la puerta del Gobierno Nacional y
del propio Héctor Ponce de Atilra, detrás del cual también se encolumnan los
transportistas de materia prima.
De millones de litros a algo más de 800 mil por día, SanCor
da una bocanada de esperanza que tiene en las próximas horas una de sus últimas
chances, mientras las reuniones siguen, pero las definiciones siguen pendientes
y con los minutos contados.
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