Así lo aseguró el Subsecretario de Lechería de la Nación,
aunque desde la Provincia sostienen que ni siquiera se firmó el convenio
inicial.
Por Elida Thiery - ¿Cuánto se puede esperar en el campo?.
Quizá hasta que aclare, después de esas tormentas gris plomo, hasta que llegue
un nuevo día después de una jornada de trabajo interminable, unos nueve meses
después de la inseminación para que un ternero se sume al rodeo. Se puede
aguardar por el mecánico varias horas, o quizá algún día cuando se rompe el
tractor.
Como poder se puede, pero esperar tanto no se debe. La
producción de alimentos es una prioridad, así por lo menos se plantea la concepción
sectorial y las ayudas deben llegar lo antes posible.
La espera de la calma después de la tormenta es algo
fundamental. Esto es lo que les sucede a los tamberos santafesinos, que luego
de un 2016 agobiante, de febrero a diciembre con episodios climáticos de todos
los estilos, desde inundaciones, copiosos aguaceros, pedradas y más agua
escucharon promesas de todos. Había sido Mauricio Macri hace más de un año,
quien en Rafaela hablaba de las maravillas de la política junto a la gente,
sugiriendo las amplias posibilidades de fondos para costear los arreglos en
zonas anegadas, e incluso se había mencionado la chance de mejorar las
condiciones de las escuelas rurales. De eso nada pasó en el centro-oeste de
Santa Fe, sólo hubo un caudal de dinero del fondo de Emergencia Agropecuaria
Nacional, que sigue estancado en el total de 500 millones. Pero en noviembre
las piedras trajeron otras promesas, las de un pago extraordinario para una
franja de más de 200 kilómetros de largo, que había sido afectada. En su
momento en Pilar el secretario de Agricultura provincial, Marcelo Bargellini,
sospechaba que las ayudas no iban a llegar y lamentablemente así fue. No hubo
dinero y los productores presentes se debieron reponer del disgusto que el hombre
del área de Coordinación y Desarrollo
Territorial del Ministerio de Agroindustria de la Nación, Santiago Hardie, les
dijera que ya no estaban en emergencia. La deuda que tiene el Poder Ejecutivo
con el sector, desde el primer día y que nunca solucionaron sigue resonando en
cada tambo.
Luego fue la Navidad y posteriormente sin alivio el primer
día de 2017 que trajo toda el agua, que generó un enero de inundaciones y de
angustia, donde abundaron los abandonos de la actividad y el incremento de una
crisis que tuvo en SanCor su ejemplo más cruel.
En todo este marco, había sido Santa Fe quien entendió que
con un crédito directo se podía sostener una situación difícil entre los productores.
Por eso se aventuró a una ayuda de dos mil pesos por vaca, hasta 200 animales
por explotación, con lo cual se precisarían 400 millones de pesos, para abarcar
a 1.300 beneficiarios.
El anuncio oficial venía de la mano del visto bueno de
Ricardo Buryaile, allá por fines de enero en la capital provincial, pero
pasaron los meses y a fines de abril se comenzó a pagar esto, sólo con el
esfuerzo santafesino. Lo decíamos hace varias semanas, no había fondos
nacionales para cumplir con el compromiso. Sin embargo, ahora se le pide a los
tamberos de este territorio que sigan esperando, casi como si el tiempo no
tuviera dimensión, a diferencia de las acciones que se tomaron con Buenos
Aires, o con Córdoba, casi por la consonancia política.
“En breve, es la respuesta más honesta que te puedo dar”,
dijo hace unos días Alejandro Sammartino al ser consultado sobre la fecha de
arribo de los fondos. “La constitución del fideicomiso lleva su tiempo. De lo
que estoy informado en el Ministerio es que están trabajando para que en breve
llegue ese dinero”, sin embargo la espera los desespera a todos. Mientras Santa
Fe piensa cómo se devuelven esos fondos a la Nación, en medio del debate sobre
la asignación y la circulación de dinero desde el Tesoro nacional, el tironeo
le hace doler los brazos a quienes quedan en los extremos, que son los
productores, sobre los que el Subsecretario de Lechería dice entender que “no
hay un único perfil de productor, hay un mosaico de situaciones”, mientras
sostiene trabajar para quienes están más relegados.
Por su parte, el Secretario de Lechería de la Provincia
manifestaba, casi a modo de respuesta que “no sé a que se refiere esa frase ´en
breve´, porque de febrero hasta ahora no hemos podido ni firmar el acuerdo”.
Pedro Morini de todas maneras enuncia que esa demora no invalida la
monetización de los créditos y con más lentitud de lo que se pretendía, se
están pagando los créditos que corresponden casi al 90 por ciento, de esos
1.300 beneficiados, al Departamento Castellanos. Con cien millones ya pagados,
se empezó a abonar una fase más, todos con fondos provinciales y se precisa que
la Nación despierte a sus propios enunciados y responda, que en definitiva para
la política, en un año electoral todo vale más y cuánta más agilidad, mejor
repercusión se tendrá en las urnas.
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