También impacta en toda la región donde la Cooperativa
Láctea supo ser líder. Hoy el corte en la cadena de pagos tiene una
reverberancia en la actividad social y económica en torno a la sede central y
sus otras plantas.
Por Elida Thiery para EDairyNews – Cuando se habla de una
producción, no sólo se debe mirar a lo más estricto en su relación, sino
también al entorno. Es por eso que al hablar de la crisis de la lechería nunca
dejamos de lado el impacto en los pueblos y las ciudades. Años tratando las
malas políticas, los bajos precios e incluso el embate del clima llevan hoy a
una situación compleja.
Las inundaciones de abril de 2016 fueron las que empezaron a
complicar el caso de SanCor, que con toda la carga de una mala administración
histórica, de un monstruo en cuanto a cantidad de empleados, de gran
competencia sectorial, de falta de cumplimiento en los pagos desde Venezuela,
hicieron a una combinación muy compleja, con la caída en el procesamiento de la
materia prima, con algunos detalles más e incluso la seguidilla de cheques
rebotados. La repetición del fenómeno climático en enero de este año hizo que
todo se acelere, que el proceso de reestructuración se multiplicara y pusiera
en rojo a la Cooperativa Láctea, acarreando en ese esquema a tamberos,
empleados, e incluso la gremial lechera.
Si bien desde Atilra nunca le apuntaron a SanCor de manera
directa, la pelea que el Gobierno Nacional quiere dar contra el avance de los
gremios tiene una raigambre en Sunchales y por supuesto en la que fuera la
segunda empresa láctea del país. Hoy por hoy con sueldos atrasados, con el pago
de la materia prima de marzo aún en danza, a pesar del compromiso de cancelarlo
en abril, lentamente la preocupación fue ganando terreno y ya se siente en el
día a día de Sunchales y de los pueblos vecinos, así como de las otras ciudades
en las que hay plantas de la Cooperativa, el impacto socio-económico de una
crisis que aún no toca fondo. El silencio del gremio también afecta, mientras
la ostentación de los últimos años habla del vaciamiento de la lechería y de la
aceptación de todas esas condiciones por parte de las industrias.
Les contábamos la semana anterior que falta menos para el
pago de los próximos cien millones de pesos por parte de la Nación,
correspondientes al segundo tramo de los 450 millones del préstamo aprobado en
Asamblea Extraordinaria y que se completará mucho más adelante con otros cien.
Esta espera genera complicaciones y situaciones impensadas, a pesar de aguardarlo
para la próxima semana.
Sunchales muestra hoy a su gigante muy calmo, a los
comercios de la ciudad vacíos, así como los bancos a pesar del inicio del mes,
a muchos trabajadores despedidos en diferentes rubros, a causa de la calma
económica que genera el corte de la cadena de pagos.
Los productores compraron insumos en 12 cuotas, los
servicios e impuestos se pagan a medida que se puede y todos los gastos
extraordinarios están suspendidos. Esto hace a una economía de derrame que está
detenida y a pesar de la recuperación de litros en el proceso de la industria,
ese silencio de la falta de actividad laboral y movimiento económico lleva hoy
a la segunda ciudad del departamento santafesino Castellanos a una quietud
triste.
Es el campo y la industria la que mueven al interior del
país, el problema es que cuando ninguna de las dos está en marcha cómodamente,
la consecuencia es impactante.
Todos hablan de la crisis, pero en voz baja. Todos esperan
que SanCor se levante. Sunchales quiere volver a ser activa en su calma
histórica y Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires precisan recuperar los sonidos de
una SanCor en marcha y con el potencial de siempre.
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