La familia Pairetti cursa el cuarto
año de problemas con el agua al sur del Departamento Castellanos. En enero
cerraron el tambo y ahora con una alcantarilla sin canalización vuelven a
perder. En Eustolia, otro ejemplo santafesino de la desidia en infraestructura.
Por
Elida Thiery - En el inicio del año un tambo centenario se cerraba a causa de
las inundaciones.
No
fue sólo aquella tremenda lluvia de Año Nuevo, sino el paso de los años, el
avance de la Ruta Nacional 19 como autovía y los trabajos hidráulicos que jamás
se hicieron. Así es como se escribe la historia productiva de este país, con
más complicaciones que soluciones.
Para la
familia Pairetti no fue fácil decidirlo, pero en enero decidieron cerrar el
tambo, con el agua a la cintura. A poco de la Ruta 19, hacia el sur y por la
13, en el kilómetro 104 las cosas parecen no cambiar.
De lo que
fueran seis tambos hace 60 años, en el tiempo más reciente conservaban un tambo
que con 200 hectáreas para la producción de leche, llegaron a generar 3.500
litros con 180 vacas en ordeño, pero hace casi cuatro años con una primera vez
de agua cubriendo todo el campo la recuperación fue cada vez más difícil. En
2015 pensaron que había pasado lo peor, sin embargo 2016 tuvo lo suyo y
finalmente el inicio de 2017 les dio el golpe final y los dos mil litros
diarios se perdieron. La fosa está ahí, con sus ocho bajadas, quizá esperando
una nueva oportunidad el día que la lechería sea un negocio, puede ser pronto o
directamente esperar a la próxima generación.
Sin obras de
infraestructura no hay producción. Se debe partir de la ausencia de asfalto en
la Ruta 13 al sur de la 19, la inexistencia de zanjas correspondientes a un
lugar que recibe agua de otros sectores y con una alcantarilla que llegó en
marzo después de la primera mediatización del caso a pesar de tener reclamos
desde hacía tres años, pero que no se resolvió nada porque la ruta sigue siendo
el embudo frente a la explotación.
Había sido el propio Ministro de la
Producción el que se había comunicado con los Pairetti y les consiguió que en
un día la gente de Vialidad Provincial concrete ese desagüe. De todas maneras,
llegaba tarde y no iba a cesar con las complicaciones.
Fue este martes por la noche que con una
lluvia de 40 milímetros caídos y un arrastre de tres días más de cielo gris y
lloviznas, el agua se volvió a apoderar de la tierra, con la influencia de la
derivación de toda la zona sur de Departamento Castellanos.
En concreto, la alcantarilla se hizo en
el lugar indicado, pero se dejó tapada de tierra, para no afectar al vecino de
enfrente, que parece temerle al destino de la naturaleza y tener los
privilegios que los Pairetti no poseen. Nunca se destapó y jamás tampoco se
hicieron las canalizaciones correspondientes, aguas abajo, al costado de la
ruta, ni por parte del Ministerio de Infraestructura, ni Vialidad Provincial.
En seis meses sólo se instaló la alcantarilla, no se hizo la consecuente
canalización.
Los Pairetti inundados decidieron
retirar la tierra y lentamente empezó a drenarse el campo, pero mágicamente y
en una jornada inusual, este sábado apareció Vialidad para volver a tapar el
desagüe, con bolsas de arena. Como Gabriel Pairetti, el responsable del campo,
con su hijo Mariano se resistieron de manera explícita, terminaron llegando al
lugar el subadministrador,
Roberto Tión y el subjefe de la Dirección Provincial de
Vialidad, Carlos Gauchat, para negociar una alternativa.
¿Será que la fuerza
le gane a la razón?, no debe ser así, porque de un lado de la Ruta 13 el trigo
rendirá 40 quintales por hectárea; y del otro la alfalfa ya está podrida con 50
centímetros de agua en los lotes, por lo tanto son unos cien mil pesos en 25
hectáreas en absoluto inundados.
“Desde el miércoles
que liberamos la alcantarilla, hasta la mañana del sábado logramos sacar
cualquier cantidad de agua, o sea que el campo vuelve a ser productivo si el
agua corre. Sabemos que podemos inundarnos un día por estar en un bajo, lo que
sería normal, pero si el agua corre se puede seguir produciendo. Pero en esta
situación, perdemos todo otra vez y tenemos un campo improductivo por cuarto
año consecutivo”, comentó Mariano Pairetti, que espera que se cumpla el
compromiso que este sábado se dio en una reunión con el vecino de enfrente y
los representantes de Vialidad, que aseguran que el lunes con una
retroexcavadora comenzarán a cavar al costado de la Ruta para hacer correr el
agua unos siete kilómetros. Eso que no se hizo en medio año, parece que podría
comenzar en cuestión de horas.
Esta es una
demostración más de la demora de las obras hidráulicas, de todo lo prometido
durante años que no se hizo, de la urgencia que se le imprimió al caso este año
con la cuarta inundación consecutiva, que se llevó a muchos tambos, que afectó
según los datos de la provincia a 1.300 y ahora a 300 explotaciones más.
No bastan los “parches”,
se debe hacer todo el trabajo, sino en tiempos electorales, el costo es
muchísimo más elevado de lo que cualquier funcionario en su escritorio puede
calcular.
La provincia
necesita soluciones y con el agua está claro que ya no se puede jugar, que los
tiempos están vencidos y los habitantes que la padecen agotados.
Las
dos notas anteriores sobre el tema se pueden leer en http://elidaescribe.blogspot.com.ar/2017/01/otro-tambo-que-se-cierra-causa-de.html
Comentarios