Hay rumores de pocos cambios en los valores para la leche de mayo mientras lentamente se piensa en una protesta que visibilice efímeramente la problemática en Buenos Aires.
Por Elida Thiery – El torbellino económico se lleva puestos
a los tamberos. Sencillamente los costos siguen elevándose, todos los insumos
dolarizados ya se transformaron en privativos y no es esperan muchas
correcciones en el precio pagado por la materia prima que se sigue extrayendo
en estos días de mayo.
A pesar que el precio del petróleo tengo una alza, commodity
que siempre siempre lee el comportamiento de la leche, puede que a nivel
internacional las cotizaciones mejoren un tanto el próximo martes en la subasta
de Fonterra, sin embargo en Argentina la expectativa no es mucha.
Según el tablero de control que elabora el Ministerio de
Agroindustria, en base a datos del Sistema Integral de Gestión de la Lechería
Argentina, el valor promedio por litro en mayo sobre la leche de abril fue de
6,12 pesos. De todas maneras hay productores que lograron cobrar hasta 6,40,
claro que en el estimado que se hace por calidad y condiciones de la materia
prima. Sin embargo, se rumorea que ese máximo del mes anterior sería difícil de
conseguir como promedio general en las liquidaciones que llegarán en junio, ya
que algunas empresas de peso no estarían dispuestas a subir sus valores
generales de liquidación. De todas formas, los tamberos esperan cobrar de 6,40
a 6,50 pesos por litro para tratar de no seguir perdiendo tanto.
Si seguimos recorriendo números relevados hay un nueve por
ciento más de leche interanual comparando los meses de abril, pero la
producción primaria fue cuatro puntos menos entre marzo y abril de este año. Ya
lo dijimos días atrás, el discurso del positivismo desmedido no cuadra en una
realidad compleja. De todas maneras, la industria aumenta la utilización de su
capacidad instalada al 46 por ciento, crecen las existencias de leche entera en
polvo, aumentan las exportaciones, cae el valor por tonelada y el consumo
interno no repunta.
La falta de valor por litro, que sigue siendo la ponderación
generalizada, más allá de considerar los sólidos, paraliza a los productores
primarios.
Es esta inexistencia de reacción para el sector lo que es
cierto que está haciendo considerar una protesta de resonancia nacional.
Era agosto de 2016 cuando sobre la Ruta Nacional 34 a la
altura de Rafaela, tamberos de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos hacían un breve
acto y regalaban leche. En tiempos del triste “ministeriado” de Yahuar la
Comisión de Enlace acompañaba una protesta que llevaba una Holando a las
puertas de Agricultura, con dirigentes incluidos que no lograba trascendencia.
Se está impulsando un reclamo visible, que deberá ser más contundente que el
último hecho en Capital Federal y al que le correspondería una multiplicación de presencias y una ubicación mejor, como quizá sea la de la renovada Plaza de Mayo. En estos años hubo varios intentos que
quedaron en la nada, pero parece que ahora los productores y las entidades van
comprendiendo que el tiempo apremia, que la cosa no mejora, que la política
sigue sin acompañar y que al menos se debe lograr la atención efímera de los
consumidores, los que se desesperen por un cartón de leche.
El campo no es todo soja, el campo no se contrapone con la
industria y el campo es el que pone todos los días comida en el plato de todos,
por lo tanto hay que atenderlo, promoverlo, empujarlo hacia adelante y sobre
todo desde el interior del país.
Una protesta no cambiará la definición de las decisiones
estructurales, no hará rentable el negocio ni un solo día, pero sí ahondará en
la necesidad de cambio.
Que protesten los tamberos, que hagan sentir su pedido de ordenamiento y mejora, los que siempre
acompañamos a la cadena, replicaremos como siempre su voz.
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