En la lechería sigue sin pasar nada


Ni la Nación, ni las provincias hacen nada por el sector. Precio planchado, pocas exportaciones, dólar que trepa, política que no reacciona envuelven a la lechería en todo el país. La semana próxima en dos encuentros se seguirá filosofando sobre el sector en ámbitos nacionales

Por Elida Thiery - Que los precios de la leche de mayo no iban a ser buenos, ya lo dijimos. Que la política no entiende a la lechería, también. Que no hay indicios de cambio alguno en las decisiones, así una larga lista de temas que se incluyen en la quietud que marca al deterioro del sector.
La Nación no hizo, ni hará nada al respecto, sólo seguirá con la mirada endulzada de los discursos vacíos, mientras los remates se llenan de holandos, que puede que no salgan de la producción, pero sí cambian la ecuación para los pequeños productores y hacen a una modificación del negocio que tiene pinta de no poder revertirse, a pesar de las promesas que en dos años y medio no pudieron cumplirse.
Con un mensaje negativo, pero sin acciones, las provincias colaboran con este inevitable destino, porque tampoco supieron mover las piezas que necesita la lechería. En Buenos Aires la compatibilidad de signo político con la Nación, más un precio siempre alto en comparación con el resto hace que el gesto adusto en la prédica hacia los tamberos parezca calmar los ánimos, aunque no la liquidación de explotaciones. En Entre Ríos, ni el precio ni la política empujan, en La Pampa lo mismo, mientras que Córdoba queda solapada sin funcionarios específicamente dedicados al tema, aunque su producción sea de importancia y de peso en el balance nacional. Para Santa Fe hay un capítulo aparte.
Hace tres gobiernos atrás se tuvo la oportunidad de generar cambios estructurales. En aquella gobernación de Hermes Binner el “Decreto Lechero” prometía un ordenamiento que sólo quedó en intención, además de acomodar con dinero a alguna entidad industrial, herencia que sigue hasta el momento. Antonio Bonfatti no pudo sostener los precios de referencia, el manejo de datos; y a grandes rasgos, en este somero recuento, Miguel Lifschitz no consiguió siquiera consolidar a la promisoria Consignataria Láctea o la consecución de los préstamos prometidos por la Nación.
Días atrás en diálogo con el Secretario de Lechería de Santa Fe se corrobora el dato de una deuda de 150 millones de pesos, aunque su par en la Nación, Alejandro Sammartino quiera simular que el pendiente es de 50 millones nomás.
Son casi 320 productores los que aún no cobraron y desde enero de 2017 esperan lo que supuestamente iba a operar como un auxilio por la inundación de entonces, con dos mil pesos por vaca, hasta 200 animales por explotación, con un año de gracia y tres para la devolución.
“El tercer desembolso para empezar a cubrir los 150 millones de pesos está demorado. La provincia ya rindió los últimos 50 millones hace mucho más de un mes (fue el segundo pago de 50, de cinco entregas prometidas), por lo tanto estamos en condiciones de recibirlos y hoy no están. Queremos entender los problemas financieros que está teniendo el país, pero la gente necesita ese aporte para cubrir los costos que se han ido a las nubes“, comentó Tión.
El funcionario santafesino asumió en diciembre, venía de Vialidad Provincial y con más de 12 años de mandato de un mismo signo en Santa Fe, habla de “una deuda compartida, porque la red vial en la provincia de Santa Fe, en gran parte es de los gobiernos municipales y comunales, pero que al productor no le importa de quién es la responsabilidad, creo que después de cientos de años en los que la infraestructura sigue siendo la misma, hay un cierto compromiso de parte de los gobiernos de dar esa respuesta al sector para que produzca a la altura que lo exige el mundo, con competitividad y eficiencia y no se puede si no hay una red vial y de energía que permita ser previsible en la producción”. Roberto Tion tocó un tema que para Macri fue saliente en un encuentro, pero para el cual sólo se hizo un relevamiento, sin la aparición de fondos de ningún estrato. “Tenemos redes de caminos de tierra que hasta en algunos lugares están destruidos y hay que reconstruirlos”, se sincera más allá de su antiguo puesto de trabajo y de la posición actual.
Finalmente, es difícil entender el mensaje desde el Ministerio de la Producción, a los tamberos. “La verdad es que no se puede producir de esta forma, sin claridad a mediano y corto plazo. A pesar de todo la gente se levanta todos los días a hacer algo que le da pérdida”, de todas maneras subraya que “toda la vida ha sido así en el campo, han trabajado en esta incertidumbre y lo siguen haciendo, de todos modos las posibilidades no dejan de ser interesantes a futuro, porque se puede volver a exportar, pero necesitamos ordenarnos adentro, con una crisis interna, heredada o no, que no encuentra cómo poder salir, con soluciones a corto plazo”.


Dos reuniones

Sobre el final de la próxima semana, además de la etapa concluyente de los grupos del mundial, la lechería tendrá dos interesantes encuentros en lo esquemático, pero que no permiten derramar ansiedad, como es el caso de un encuentro de FUNPEL el miércoles 27, en el INTA Oliveros; y al día siguiente ya en Agroindustria, otra cita más de la Mesa de Competitividad de la Cadena Lechera.
En el primer caso se espera que con una mirada más amplia, desde la producción hasta la industrialización, se pueda lograr un diagnóstico más acertado de la actualidad que quizá, en una acción milagrosa pueda generar algún cambio en la concepción del tema en esferas de decisión, entiéndase así al Gobierno. Claramente en el encuentro del 28, se volverán a escuchar las quejas, puede que el Director Nacional de Lechería se sincere otra vez en el círculo cerrado, para luego volver a derrochar optimismo insustentable, pero en absoluto se terminaron las expectativas de ser recibidos los representantes de la lechería por el Presidente de la Nación, que con la excusa de la explosión de la economía, ya no se acuerda de las cadenas, de las mesas, de las promesas y de los retos a los funcionarios de la avenida Paseo Colón.

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