La falta de rentabilidad nubla el resto de las discusiones dentro de la cadena, por eso relevamos opiniones y contrastamos datos del valor de la materia prima.
Por Elida Thiery (Agrofy) - Es la pregunta que nunca falta en una charla entre tamberos, entre industriales, e incluso entre los que tocan de oído en el tema, ¿cuánto vale la leche?.
Por Elida Thiery (Agrofy) - Es la pregunta que nunca falta en una charla entre tamberos, entre industriales, e incluso entre los que tocan de oído en el tema, ¿cuánto vale la leche?.
Claramente es el precio el eje de todas las problemáticas sectoriales,
del cual se disparan el resto de las complicaciones, como los costos, las
políticas, los mercados, en definitiva el precio es el origen de todos los
males y también de las soluciones.
La materia prima nunca estuvo bien pagada en nuestro país, ni siquiera
en los intentos de los precios sostén en algunas administraciones y mucho menos
en los primeros años de este siglo cuando el precio de corte le sacó a
industrias y tamberos la posibilidad de ganar consistentemente y de aquellos
históricos cinco mil dólares de octubre de 2013 por tonelada exportada, dejaban
cada unidad de medida en valores casi como los actuales con algo más de 3.100
dólares, para generar un fondo que jamás se reinvirtió, a lo que se añadían
retenciones.
Las compensaciones, los precios obligatorios, nada pudo resolver una
continuidad que permita hablar de temas más profundos para dejar siempre el
debate en la coyuntura, en las necesidades siempre urgentes.
Hace diez años atrás, la leche no llegaba a los 60 centavos, pegando el
salto a un peso por aquel famoso acuerdo firmado en Casa Rosada en octubre de
2008 entre Gobierno, industrias y productores, que fuera gestado en Olivos en
medio de la batalla por la 125. Teniendo en cuenta ese valor y el promedio del
último mes de junio con 6,75 por litro, claramente la leche jamás corrió al
ritmo de la inflación y es por esto que sigue relegado el valor respecto de lo
que se precisa en el inicio de la cadena.
Por más que en las diferentes administraciones se trate de contrastar
precio con porcentajes de suba, jamás es suficiente para cubrir costos
productivos que se dolarizan inevitablemente y que son incesantes.
Según los datos relevados por el INTA, en junio el costo de producción
estuvo en los 6,88 pesos en un tambo medio calculado en 7.576 litros por
hectárea vaca total al año. El resultado es un -0,2 por ciento anual de
rentabilidad, siendo todos los meses concluídos de este 2018 los que tienen
absoluta negatividad en la renta, si se consideran como ingresos la venta de
carne y leche, siendo el primer ítem lo que salvó las finanzas de los tambos
durante el año anterior.
El análisis que se hace desde el Observatorio de la Cadena Láctea
Argentina es que “si suponemos un tasa de
rentabilidad exigida al capital del 5%, se debería genera un Ingreso Neto de $
7.860,80/ha. VT/año ($ 104.811 mensuales sobre la superficie considerada), que
dividido por los 7.576 litros de leche/ha. VT/año de productividad promedio,
deberían generar un ingreso neto unitario de $ 1,04/litro de leche. Por lo
tanto el Precio de Equilibrio
sería en este supuesto de $ 7,92/litro de leche (Costo Total $ 6,88 +
Rentabilidad $ 1,04)”.
Por lo tanto la leche se paga
un peso menos de lo que se precisa, como mínimo.
Más allá de las cifras, la
problemática del precio se puede leer de diferentes maneras y a continuación
relevamos diferentes miradas.
Tres miradas
Hablando con dirigentes
tamberos, el tiempo ha hecho que las distintas formas de ver a un mismo negocio
vayan confluyendo en un mismo marco. “Hay una falta de mecanismo de
formación de precios al productor”, dicen desde una entidad, entendiéndose así
a la falta de formalidad en la que aún se sigue entregando la leche con un
precio a definirse en el mes siguiente y por la voluntad única de la industria.
Otro productor, de una entidad diferente manifiesta ante el cuestionamiento que
“el precio al tambo no expresa la capacidad de pago de la industria y no se
referencia a una leche estandarizada igual para todos. Si la calidad es mayor
cobras más y si es menor cobras menos, así debería ser”.
He aquí otro de los problemas, que se sigue pagando por litro lo que
debería abonarse por calidad, por componentes, para valorizar la leche, eso que
hoy es un líquido blanco que debería tener márgenes definidos de componentes.
Para un industrial, el problema del precio tiene otras aristas. “Debemos
ordenar a la industria para solucionar al resto de la cadena, sabiendo que
el productor es un tomador de precio.
Por eso hay que eliminar el aporte solidario al gremio (1.500 pesos
mensuales directos a Atilra para grandes empresas y 750 para pymes), se debe profesionalizar más al personal
industrial para mejorar el rendimiento, se debe unificar el IVA en toda la
cadena (hay actividades con 21% y otras de 10,5%)”. Del mismo modo agrega el
industrial que “debemos tener un modelo de país, con políticas e incentivos
alineados, con objetivos claros de exportación; y los precios y salarios del
sector acompañar el ritmo inflacionario”.
Gustavo Mozeris el titular de la FunPel, la entidad que pregona los
objetivos del Plan Estratégico de la Lechería para promover el crecimiento
productivo y el ordenamiento sectorial, entiende que desde una mirada de
conjunto “el precio es un tema multidimensional, en el que intervienen muchos
factores, destacándose la transparencia en la transacción, la capacidad de pago
de la industria y las expectativas del negocio a futuro”.
Sobre la transparencia, “hay varios elementos en juego, desde la
condición perecedera del producto de entrega diaria, hasta el esquema de
relación producción-industria en cuanto a valores y calidad, con incertidumbre
como marco”, para lo cual el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería
Argentina aporta datos para mejorar el vínculo, a partir de lo cual se debería
avanzar a cubrir el total de la producción.
“En términos de puja en la distribución de renta el que tiene más peso a
la hora de poner valores, lo hace. En definitiva aquella industria con menor
capacidad de pago es la que termina poniéndole el precio a la leche, porque el
resto después se adecúa a esos niveles más allá de los costos y la eficiencia”,
explica Mozeris dejando entrever la conveniencia industrial.
Concluye entonces que “al no haber expectativa de negocios, con una
producción estancada en menos de 11 mil millones de litros al año, es difícil
trasladarle mejores precios al productor”.
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