Producción lechera contraída, en un año que cerraría en positivo

El primer trimestre acumuló una baja del ocho por ciento, pero ya en marzo la cantidad de litros se amplió respecto a febrero. La proyección es buena para 2019.


Por Elida Thiery (AgrofyNews) - Días atrás el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina revelaba las cifras de la producción total de leche para 2018, confirmando lo que ya es una tendencia constante de estancamiento.
Los 10.527 millones de litros del año anterior corroboran el techo de los noventa que no se superan y no permiten perforar hacia arriba los 11 mil millones, por múltiples factores repetidos, recurrentes y que hoy copian variables de la crisis sectorial global.
Aunque se plantea un crecimiento del 4,2 por ciento respecto a 2017, donde la inundación había hecho estragos en las principales cuencas, en definitiva la sequía tuvo un recupero más óptimo que llevó a cifras positivas para el balance anual.
Ya este año, la baja no hizo más que copiar márgenes de años anteriores, pero quizá con un poco más de visibilidad mediática, condimentada por inflación y remarcación al consumo.
“La principal causa de la baja fue el inicio del año con los problemas de altísima temperatura, también se hace la comparación con un valor alto del inicio de 2018, por lo tanto puede haber un fenómeno de menos cantidad de tambos o de vacas, pero esto en los tambos más chicos”, explica Jorge Giraudo, el titular del OCLA.
Las cifras de este marzo revelan que la producción mensual fue de 745,5 millones de litros de leche, un valor representa el alza del 11,6 por ciento, respecto a febrero, pero con una caída interanual de ocho puntos porcentuales. El acumulado de los tres primeros meses de 2019 arrastra una caída del 8,3% respecto a 2018. La media móvil de los últimos 12 meses muestra un crecimiento interanual del 0,2%.
“La principal causa de la baja fue el inicio del año con los problemas de altísima temperatura, que en algunos días generaron mortandad de animales, pero también hay que tener en cuenta que se hace la comparación con un valor alto del inicio de 2018, por lo tanto puede haber un fenómeno de menos cantidad de tambos o de vacas, pero esto puede ser en los más chicos”, agrega Giraudo.
Manejando datos de manera constante augura que “para adelante hay condiciones favorables en lo climático, en la cantidad de reservas, en la relación del precio de la leche al productor con los concentrados y la mejora va a incentivar a la producción, por lo tanto, nuestra postura es que 2019 va a cerrar muy parecido a 2018, porque a partir de ahora empieza el crecimiento y terminará por encima del año anterior”.
La mirada de los productores en este sentido se puede representar en las palabras de Jorge Chemes, tambero y vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas.
“La baja de la producción se da por la conjunción de varios factores. El primero es la falta de políticas de incentivo. Con la falta de precio durante años el productor cerró o achicó el tambo, pero también gastos, que incluyeron a la genética, a la alimentación, el manejo; y todo eso repercute hoy en la menor producción”.
Del mismo modo, “el clima también golpeó muy fuerte, porque al venir de inundaciones y sequía, justamente al no estar preparados con inversiones para atenuar el golpe, se hace mucho más difícil poder remontar. A esto se suma el calor del verano, que todos los años genera una baja en la producción; por lo tanto todo es difícil de remontar en la medida que no se pueda preparar el productor para eso sin ningún tipo de rentabilidad, de la mano de la falta de suplementación para los momentos más complejos, por ejemplo”.
En el último Sistema de Encuesta Agropecuaria de los Consorcios Regionales Agrícolas, publicada ayer y respondida por 1.233 empresarios, entre ganaderos y lecheros, el 67 por ciento de los tamberos encuestados aseguró que espera poder aumentar la producción total en los próximos 12 meses.
En promedio, los tamberos CREA proyectan este año un incremento de 3,5% respecto de 2018. Además, la mitad de los encuestados espera poder aumentar la cantidad de vacas totales en ordeño.
“Los empresarios lecheros consultados manifestaron que el nivel de deuda actual (47 días de facturación) afecta principalmente las decisiones relacionadas a inversión en infraestructura y compras de vaquillonas”, explica el relevamiento.
De acuerdo a los datos del Sistema Integrado de Gestión de la Lechería, la merma productiva fue del 7,9 por ciento en la comparación interanual, pero de un punto hacia arriba respecto a febrero, con casi 750 millones de leche procesados. El promedio del precio de marzo quedó en 11,76 por litro (10,45 fue el valor ponderado en febrero), en 28 centavos de dólar, con lo cual la recuperación de demasiados meses negativos no termina de tener un efecto real entre costos y cobros.
Para los más chicos la inversión sigue quedando lejos y el fenómeno global de concentración parece no revertirse.
En medio de un remate de la mejor genética lechera, el gerente de la Cooperativa Guillermo Lehmann, se refirió al fenómeno dispar entre quien se va de la actividad o se achica y quienes siguen invirtiendo, esperando que realmente despegue la actividad. “En la mayoría de las actividades económicas, entre las que está el tambo, la escala cobra cada vez más importancia. De todas maneras, cuando las condiciones climáticas no son tan extremas, incluso los establecimientos más chicos que piensan en eficiencia, aplican criterios empresarios en cuanto a la conducción de la empresa, pueden competir de igual a igual con aquellos que tienen una escala mayor”.
Existe una cuestión de competitividad entre tambos grandes y chicos que se puede zanjar con manejo, aunque también sea fundamental poder tener ingresos adecuados para sustentar las ideas. “Quien compra hoy genética lechera está pensando que para adelante queda mucho por trabajar, para recuperar el rodeo lechero y los márgenes de producción, pero se necesitan entonces poner en marcha muchas variables”, concluyó Turri.
Finalmente hay que entender que este es un fenómeno global, así lo transluce el último informe de Rabobank. Menor oferta y más demanda surgen como conclusión de un estancamiento en el primer trimestre del año para los principales exportadores, como Estados Unidos, Europa, Nueva Zelandia, Australia, Brasil, Argentina y Uruguay, demostrando márgenes negativos que tendrán un horizonte complejo hasta 2020, por primera vez desde 2016.


De todas maneras, la contracción productiva va a sustentar una tendencia en alza para los precios a la producción a nivel global.

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