La leche lograría “contratos de suministro”


Así se definió en la fase de Comercialización en el marco de la Mesa de Competitividad Lechera. Una lucha formal de CRA tiene ahora aval de la Nación.
  
Por Elida Thiery - Se conoció ayer un acta del 7 de mayo de la Mesa de Comercialización que funciona en el marco de la Mesa de Competitividad Lechera en el que se introduce un cambio sustancial en el vínculo entre la producción y la industria.
Con la presencia de Alejandro Sammartino y parte de su equipo de la Dirección Nacional de Lechería, junto a la representación de las industrias con el CIL y Apymel, además de las entidades de productores como Caprolecoba, SRA, Caprolec, Funpel y Crea, avalando también el encuentro Coninagro y CRA que no estuvieron presentes.
El debate estuvo dado por temáticas tales como la construcción de la agenda del pago por calidad como eje central, para en algún momento trasladarlo a la Mesa ampliada, que en junio se reuniría por primera vez en la cuenca lechera central, entre Rafaela y San Francisco.
Este espacio pocas veces tuvo avance significativo alguno para la coyuntura o el desarrollo de la lechería, sobre todo en lo que afecta a lo cotidiano, sin embargo una determinación puede cambiar hacia adelante la tantas veces reclamada formalización de las transacciones.
La decisión fue la de coincidir con lo debatido y concluido en la provincia de Buenos Aires, sobre la interpretación de lo que es la relación comercial entre tambo e industria. Se asume a la transacción como un “contrato de suministro”, tal como lo detalla el artículo 1.176 del Código Civil y Comercial de la Nación. Concretamente aduce que “ Suministro es el contrato por el cual el suministrante se obliga a entregar bienes, incluso servicios sin relación de dependencia, en forma periódica o continuada, y el suministrado a pagar un precio por cada entrega o grupo de ellas”.
Paradójico o real, pero recién ahora la cadena láctea se anima a debatir este tipo de definiciones para su ordenamiento.
Uno de los que más peleó en la historia reciente del sector por este tipo de cosas fue Eduardo García Maritano, el dirigente de Confederaciones Rurales Argentinas que por estas semanas es el foco de cada mensaje de Alejandro Sammartino, a pesar que el otro reniegue de aceptar los aciertos de uno.
“Esto es darle la razón a CRA, desde lo técnico”, comienza explicando García Maritano. “Lo definido es muy meridiano, porque a pesar de lo que dice la Dirección Nacional de Lechería, sobre las reglas de juego claras que hay ahora, se debe decir que la única manera que esto sea así es que haya reglas comerciales, que surgen de los códigos vigentes”.
“Para nosotros siempre el vínculo fue un suministro. La primera definición la dio la Administración Provincial de Impuestos de Santa Fe cuando se comenzó a trabajar con la Bolsa de Comercio de Rosario, cuando empezaban a surgir los formatos de contratos y mercados de leche, para lo cual aclaraba el Gobierno Provincial que se trataba de un suministro por compra-venta. Después la cámara arbitral coincidió en que era un suministro. Allá por 2017 se consiguió un dictamen del Colegio de Abogados de Rosario en el que se confirmaba el suministro, sobre lo que coincidió la provincia de Buenos Aires y la Secretaría de Lechería”.
Ahora con esta definición allanada lo que el dirigente destaca es que en el memo de la reunión mencionada destaca que a pesar de ser un suministro “las partes seguirán definiendo a su libre albedrío, olvidándose que el Código Civil y Comercial, de los artículos 8 al 12, es que la libre transmisión entre las partes no puede generar posición dominante o llevarse en contra de lo que dice el Código, por lo tanto si se define el suministro, las condiciones que se pacten serán dentro del mismo contrato de suministro”.
García Maritano enfatiza que este tipo de contratos requieren un “precio determinado, que se mantiene durante todo el plazo de suministro, lo cual es una cosa de locos para Argentina; o un precio determinable que es el más justo, porque se determina sobre una cosa cierta, que en este caso podría ser el Siglea si estuviera bien hecho sobre sólidos y un estándar, no como ahora que el Estado está dando malas señales de precio, generando distorsiones”.
Lo que puede generar esta decisión es cambiar la relación de fuerzas, porque según la definición de suministro no habría dominancia.
“A partir de acá queda claro que si un productor vende todos los días su leche a una usina, no es compra-venta, que es lo que ocasionalmente se puede hacer con distintos negocios y con entrega de productos de manera discontinuada. Esto también arroja luz a lo que hemos dicho muchas veces, si la industria insiste con una compra-venta oral tendrá que hacerlo ajustado a derecho, pagando cada vez que se lleva la leche, porque se genera un arbitraje inmediato de precio. Los pagos deben tener una fecha cierta de pago”.
Se destacó que el suministro no puede tener un precio fijo, sino uno determinable y ahí se pueden usar pizarras y otras ecuaciones.
El contrato de suministro no es formal, no hay que ponerlo obligatoriamente por escrito, sin embargo puede terminar siendo de muy difícil cumplimiento. Por eso “esto confirma que hasta el momento hay una falta de ajuste a derecho en la relación productor e industria”.
Si bien no hay plazo de aplicación de esta decisión tomada en conjunto por la cadena y el Estado nacional, se entiende que pueden operar cambios en el mediano plazo.
Siendo estos momentos en los que la leche vale más, en los que el productor tiene más espalda para reclamar valores y lugares, esta condición por acuerdo se entiende que intentará hacer pesar un ajuste de precios, sin olvidar la rigurosidad legal.
Lo que queda pendiente es entender si el funcionario nacional puede conducir este cambio, si está dispuesto a negociar con industriales la real aplicación de un elemento trascendente como los contratos de suministro para lo que hoy se sigue conociendo como “entrega de leche”, diariamente, durante años para el mismo receptor y con valores que precarizan el ordeño. Habrá que seguir esperando que llegue el real primer cambio de una cadena productiva muy relegada y poco audaz.

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