Firme reclamo del sector lechero en Canadá

Quieren que se revise la Guía de Alimentos que se actualizó en enero y que deja de lado a los lácteos.

Por Elida Thiery - Días atrás, durante una manifestacón el líder del Partido Conservador de Canadá le prometió a un grupo de productores lecheros revisar la Guía de Alimentos.

Andrew Scheer entiende como los productores que el esquema de recomendación y sostenimiento para la alimentación que fue renovado recientemente en ese país, tiene una mirada sesgada y defectuosa.
El miércoles se hizo la reunión general anual de Dairy Farmers of Canada en Saskatoon, la localidad de referencia para la lechería candiense, donde tiene su base entre otras la empresa Saputo. "El proceso fue defectuoso por una completa falta de consulta. Parece estar impulsada ideológicamente por personas que tienen una perspectiva filosófica y un sesgo en contra de ciertos tipos de productos alimenticios saludables. Así que queremos hacerlo bien", explicó el dirigente, añadiendo que quiere que la guía "refleje realmente lo que sabemos, lo que nos dice la ciencia".
En tanto, "el trabajo realizado de manera científica para demostrar las condiciones de los láctoes ha sido increíble y no se utilizó en absoluto durante el desarrollo de la nueva guía de alimentos", dijo, a pesar de la negativa del oficiacialismo canadiense, en la figura del Ministro de Salud. "Andrew Scheer está difundiendo mentiras sobre una Guía de Alimentos que fue recibida con entusiasmo por los canadienses y celebrada a nivel mundial", dijo Ginette Petitpas Taylor a CBC News. 
"Estos comentarios totalmente inexactos no son sorprendentes, ya que provienen del mismo Partido Conservador que amordazó a los científicos del gobierno y descaradamente ignoró la evidencia. La política de salud debe basarse en la evidencia, no en la industria y satisfacer las necesidades de todos los canadienses”, sostuvo sobre el documento actualizado en enero pasado y que no había tenido modificaciones desde 2007.
La palabra "lácteos" no aparece en ninguna parte de la versión de texto de la instantánea de la Guía de alimentos, mientras que un vaso de agua se muestra en el diagrama principal como "su bebida preferida". Esto contrasta con lo que había sucedido en 1992, cuando la industria presionó para que las recomendaciones en el consumo de carne y lácteos se aumentaran.
Actualmente las industrias canadienses de productos lácteos, pollo, huevo y pavo se ejecutan bajo un sistema de “gestión de suministros”, en el que las juntas administradas por el gobierno deciden quién puede producir y cuánto, a un precio fijo para hacerlos llegar a procesadores secundarios, supermercados, restaurantes y negocios pequeños y medianos.
Es un sistema anticompetitivo y se ve afectado por la ecuación de importaciones y exportaciones que tiene Canadá, para lo que se aplican aranceles agresivos de 200 a 300 por ciento para la competencia externa.
Una situación definida hace más de medio siglo necesita una renovación.
Ya había sucedido en los ´70 que al bajar los precios del suministro por una suba en la producción el escándalo lácteo llegó al Parlamento y el entonces Ministro de Agricultura canadiense recibió un baño de leche en medio de la protesta y como muestra de la necesidad del sector.
Se sabe que los tamberos en Canadá tienen fuerza. Esto se sintió en acuerdos comerciales con la Unión Europea, la Asociación Transpacífica y en la construcción actual del TLCAN, aunque las importaciones este año de quesos y leches fluidas serán superiores a los últimos períodos y sin aranceles.
Ya en 2016, el gobierno de Justin Trudeau le daba al sector 350 millones de dólares canadienses en efectivo para comprar nuevos equipos y actualizar la tecnología de las explotaciones, para simular un apoyo y mayor competitividad, orientado esto al diez por ciento de los tambos canadienses. Es el tambo pequeño en Canadá más rentable que una explotación ganadera, en un promedio de más de 15 mil dólares al año.
Pero el dato más saliente y a dónde debe aguzar la mirada la Argentina es que la lechería en Canadá tiene una organización envidiable. Existe un cálculo en el que se estima que disponen de 80 a cien millones de dólares anuales para trabajar en promoción de la actividad, marketing y lobby, entendido de la mejor manera.
Cada años en el Chateau Laurier de Ottawa se hace un baile lechero, al que asisten todos los políticos y personas influyentes de Canadá. Eso es lobby, de la mano de la inversión del mismo sector.
La lechería se concentra en las industrias, es un fenómeno global, pero en particular la producción canadiense sabe hacerse notar y generar estrategias de proteccionismo, con cuotas, con porcentajes irracionales para la importación, pero sobre todo, defendiendo a la actividad. Si aquí sólo se tomaran ejemplos, si alguien se dedicara a leer todo el material disponible y oficial de cada competidor de la Argentina en el mercado lechero, quizá la postura local sería diferente, en todos los niveles de la cadena.
Es un licuado, tiene lo bueno y lo malo, pero sobre todo aporta lo necesario para seguir adelante, decisión, ideas, inversión y colaboración por parte de la política. Eso acá no existe, pareciera que ni una licuadora tiene a su disposición el sector, aunque hoy una de las mayores industrias tenga la bandera con la hoja del arce.

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