Un
oficio particular que prepara a cada ejemplar para ser observado y llama la
atención de los visitantes de la 112º ExpoRural de Rafaela.
Martín
Barberis es uno de los referentes de Cabaña y Tambos La Lilia, participantes
clásicos de la ExpoRural de Rafaela y la Región que este año celebra 112
ediciones de la muestra.
Oriundos
de Colonia Aldao, a 60 kilómetros de Rafaela, llegan para participar de la jura
en pista y también de los remates de genética.
La
preparación de los animales comienza dos meses atrás, cuando se les hace un
acostumbramiento a los galpones, a dejar el pastoreo durante todo el día.
“En
estos tiempos donde muchos opinan sin conocer el tema de cerca, los invitamos a
que vengan a ver cómo trabajamos. Es muy interesante ver como cuando después de
estar bajo techo y con cuidados especiales, al querer largarlas al campo
quieren seguir adentro del galpón. Les ofrecemos comida y agua a cada rato, se
las baña todos los días, sobre todo cuando suben las temperaturas”.
Un
animal para exposición se elige desde muy chico, se cría diferente para lograr
otro desarrollo y la apuesta es mucha ya que el costo por ejemplar en una
exposición, calculando traslados, alimentación, cuidados y viáticos en general
puede disparar el cálculo a los 50 mil pesos.
Con
anticipación, en el campo ya se las empieza a pelar, para que tengan pelo nuevo
y que se les pueda limpiar el cuero y queden bien brillantes.
“La
rutina normal en la exposición es ordeñarlas a las 6 de la mañana, se las lleva
a bañar, mientras en el Galpón de Toros se le hace una nueva cama de trigo para
que esté todo limpio. Cuando se secan se las empieza a pelar. Se las ata en uno de los extremos de
los box y se las empieza a pelar, de distinta manera para que queden más
lindas”.
Lo que
destaca Martín es que muchos creen que las vacas lecheras son flacas, pero “lo
que comen lo tienen que transformar en leche, por eso si engordan lo están
convirtiendo en grasa y no buscamos eso, ni carne”, por eso “al pelarlas se le
resaltan las características de la raza que son las que buscan los jurados”.
Antes y
después de los arreglos se les ponen productos cosméticos, sobre todo previo a
la jura. En la ubre se les pone crema de manos con vitamina E, para proteger la
piel que pierde la protección natural que le da el pelo
“En
dinero no se gana nada, pero tener a un gran campeón significa un
reconocimiento al trabajo, más allá del renombre que puede dar un premio. A las
exposiciones no necesariamente venimos a ganar, sino que presentamos un grupo
de animales lo más similares posibles, para que los productores que confían en
nuestra genética puedan ver nuestro trabajo. Esa es la idea y el objetivo de
los criadores”, explica Barberis que tiene en Rafaela a la que fuera Gran
Campeón Hembra de Palermo.
Hay otras
cabañas prefieren contratar a un experto en el tema de la preparación.
Con
tijera eléctrica
Nicolás
Amasino es de Tandil. Hace 16 años que trabaja como preparador de animales de
la raza Holando Argentino. Aprendió el
oficio con un amigo y actualmente trabaja en todas las exposiciones lecheras
del país.
También con experiencia internacional en Uruguay explica que “donde necesitan a un peluquero ahí estoy”.
También con experiencia internacional en Uruguay explica que “donde necesitan a un peluquero ahí estoy”.
Su
trabajo requiere de paciencia y de un especial contacto con cada ejemplar. El
procedimiento comienza con varios días de anticipación, porque se pela todo el
animal “afinando lo más posible” el recorte del pelo que permita ver el dibujo
de las manchas sobre el cuero delineando los cuerpos. Con otro baño de por
medio se retocan algunos detalles más al día siguiente y finalmente antes de
entrar a la pista en el día se termina el trabajo.
“En las
vacas lo que más cuesta hacer son las ubres, que hay que pelarlas bien al ras,
para que se resalte lo más posible. Después el lomo, parando todos los pelos y
cortándolos bien derechos, para poder disimular alguna imperfección que tenga
el animal en el lomo”. Ver una columna derecha es una de las características
que busca el jurado en cada competencia, además de la forma de las patas, las
caderas y demás detalles que hacen a este concurso de belleza para machos y
hembras en todas las categorías.
Al
pelar por primera vez a un ejemplar no existen grandes complicaciones. “Están
acostumbrados al trato con gente, viven en galpones, con camas, baños diarios,
los llaman por su nombre, así que por lo general no se ponen nerviosos”,
incluso cuando mucha gente los observa de cerca en las exposiciones.
“Todo
es lindo en este trabajo, me gustan los animales, los pedigree y las
exposiciones”, explica sobre una tarea que sólo está dedicada en su caso a las
razas lecheras, con preponderancia de Holando, seguida por Jersey y
Montbeliarde. Cada raza tiene su preparación y es por eso que los peluqueros se
especializan en los detalles.
La
brillantina que se aplica para que las manchas negras se luzcan más, los
aerosoles, fijadores y diferentes tipos de tijeras eléctricas colaboran con una
tarea artesanal que está detrás de cada ingreso a la pista.
En ese
andar cansino de hembras y machos muestran la maravilla del cuerpo de estos
bovinos que saben que con cada viaje a una exposición llegan tiempos de
alimento especial, de cuidados excepcionales, e incluso de múltiples caricias
de los visitantes que admiran a estas verdaderas máquinas de leche con la mejor
genética.
Incertidumbre
Tambo y
cabaña se sustentan mutuamente, “hoy no es un buen momento para la venta de
genética”, señala Martín Barberis mientras que con un precio congelado para la
materia prima se vuelve a generar cierta incertidumbre que se siente en el aire
de la ExpoRural.
A modo
de filosofía de trabajo sostiene “nosotros queremos estar siempre bien parados,
para que cuando pase la mala nos agarre bien parados y si vienen tiempos
mejores ya estemos en recuperación. Hay que ver que va a pasar con la política
en octubre, hay que ver qué decisiones van a tomar. Veníamos bien encaminados
ahora”, concluye.
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