Por Elida Thiery – A los problemas que venía teniendo el
consumo en Estados Unidos en los últimos años, se sumó la crisis del
coronavirus para desarmar las proyecciones probables de un sector que
actualmente atraviesa uno de los puntos más bajos de su historia.
Con leche derramada, deterioro en las plantas laborales e
incluso incesantes reclamos de reacción política, el viernes se conoció la
decisión del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) de auxiliar
directamente al sector. Se hará un aporte directo de 16 mil millones de dólares
en pagos directos a los tamberos y otros tres mil millones orientados a la
compra de productos a granel, para sostener a las industrias y a la vez
responder a las necesidades de los más pobres y los nuevos desempleados que
cada semana se suman de a millones.
Los pagos directos incluirán 2.900 millones para los tamberos,
mientras que 5.100 millones serán para los productores ganaderos. Habrá 1.600 millones
para productores de carne de cerdo, 3.900 millones para agricultores, 2.600 millones
para cultivos específicos.
La compra de productos, donde se incluyen lácteos y
carnes, con compras mensuales que permitan sostener los mercados, repartidos de
a 300 millones entre leche, quesos, carnes, frutas y verduras, que se
destinarán a los bancos de alimentos, organizaciones sociales, comunitarias y
religiosas.
Aunque con cierta demora, esta reacción multimillonaria
intenta salvar a una lechería que tira al menos el ocho por ciento de la
producción, de acuerdo a los relevamientos de la cooperativa Dairy Farmers of
America. Un impacto similar tiene el efecto coronavirus en los
frigoríficos, muchos cerrados en estas últimas semanas.
La estimación oficial es que El USDA dice que los productores
accederán así a una compensación del 85 por ciento de las pérdidas que
registraron entre el 1º de enero y el 15 de abril, con un límite de 125 mil dólares
por producción, pero con un total de 250 mil por empresa o productor.
“Sabemos que la interrupción de los mercados y la demanda
es significativa y estos pagos sólo cubrirán una parte de los impactos en los
agricultores y ganaderos", manifestó el viernes el secretario de
Agricultura de Estados Unidos, Sonny Perdue, que remarcó que se aceleran los
procesos de inscripción durante mayo y así poder ejecutarse pagos directos ya
en el mes de junio.
Lo cierto es que esta ayuda circunstancial no logra
atacar de lleno al problema sectorial, en un marco donde se está reclamando una
reprogramación política, donde precios de cobertura, alguna manera de asegurar
la rentabilidad se interponga en el negocio y evite impactos mayores como en
esta oportunidad, o de menor envergadura como los de los cambios en las
costumbres de consumo de los últimos años.
Claramente el sector lechero de Estados Unidos y en el
resto del planeta deberá avanzar al manejo de excedentes, a la mejora del
esquema exportador y sin dudas a la reducción de al menos un diez por ciento de
la producción.
En Nuevo Méjico también
La situación que se vivió días atrás en los estados más
lecheros de Estados Unidos, como Wisconsin, que también se replicara en Canadá
o el Reino Unido, ahora se plasma entre los productores de Nuevo Méjico.
Siempre los motivos están atados a la baja actividad que están registrando
todos los países y con ello la falta de compensación del consumo domiciliario,
respecto al habitual en espacios laborales, educativos o sociales.
A pesar de luchar siempre contra los desperdicios, el
sector lechero se enfrenta actualmente a excedentes que son desechados, a pesar
que crezca la demanda de leche social, en un contexto creciente de desocupación.
En Nuevo Méjico la leche que no se procesa se está
derivando para su reutilización en el riego o la nutrición del suelo, e incluso
reemplaza alimento para terneros en las guacheras, en el noveno estado
productor de leche cruda del país, con un total aproximado de 8.300 millones de
litros al año y negocios por más de mil millones de dólares.
A principios de año se esperaba un pago de 18 dólares por
cada cien libras de leche cruda (unos 45 litros), sin embargo ahora los máximos
están en 12 dólares, muy por debajo del precio de equilibrio estimado en 15
dólares.
Una de las
medidas tomaron las dos principales cooperativas del Estado, reunidas en la Agencia
del Gran Suroeste, es limitar la producción de cada tambo. En Nuevo Méjico se percibirá
entonces el el precio completo sólo en el 90 por ciento de su volumen de marzo,
todos los excedentes sólo recibirán un diez por ciento del precio vigente.
Nueva Zelandia ofrece trabajo
Haciendo frente a la crisis y siendo uno de los principales sostenes del
país en lo económico, laboral y social, la lechería en Nueva Zelandia no parece
deteriorarse como sucede con sus competidores.
En las últimas horas se hizo una estimación del impacto del coronavirus
y el cierre de las fronteras, lo que podría afectar a un comportamiento
habitual en el archipiélago que es el de recibir trabajadores temporales, a
partir del 1º de junio, para la temporada alta lechera, sobre todo en la isla
Norte y desde agosto en la isla Sur, sobre un total estimado de 5.500 personas
por temporada alta.
La Federación de
Tamberos de ese país destaca la preocupación, sobre todo porque en los últimos
años ya se disputaban mano de obra con otros sectores como la construcción.
Leche a domicilio
Mientras tanto, en Puerto Rico la empresa Suiza Dairy retomó una antigua
costumbre global para poder amortiguar el impacto de la crisis económica y
sanitaria.
Bajo la denominación de “Suiza Vintage”, la empresa volvió a vender
leche a domicilio, entregando en la puerta de las casas de los consumidores
leche fresca, sumando productos como jugos, fiambres e incluso agua mineral,
para evitar que los consumidores salgan a comprar, pero no dejen caer el nivel
de de ventas.
En tiempos de crisis todas las estrategias son válidas y observables.
Recortes en Irlanda
El Reino Unido tiene diferentes realidades, que en la República de Irlanda
se podrían resumir en la reducción de los pagos a los productores.
Además de registrarse una afección en la cantidad de personal que
trabaja en las plantas, con muchos enfermos, fallecidos, e incluso licenciados
por estar en los grupos de riesgo, el recorte en los precios al productor ya
forma parte del panorama.
A los 30 centavos de libra por litro pagado con bonificaciones, estimado
para marzo, se terminaron pagando 23,75 centavos, marcando un recorte
significativo como consecuencia directa de la baja en el consumo y la depresión
de precios en las góndolas, sobre todo en quesos, grasas y leche fresca.
Las empresas Lakeland, Kerry, o Glanbia (aunque repartió ganancias para
poder compensar las bajas), son las principales referentes que no pudieron
evitar los recortes, a pesar del intenso lobby del Irish Farmers’ Association por
evitar esta consecuencia.
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