La lechería latinoamericana, más desprotegida pero sin desabastecimiento

Esta es una nota publicada por el sitio LancasterFarming, donde se replica parte de la exposición de Mónica Ganley de Quarterra, donde se contrapone la realidad de los países desarrollados y los subdesarrollados, en cuanto a la lechería en medio de la pandemia.

(LancasterFarming) - Los productores lecheros e industrias en América Latina han recibido menos apoyo del Gobierno, que sus pares de América del Norte o Europa, a causa de la pandemia del coronavirus. A pesar de esa debilidad, lograron no interrumpir el suministro de productos lácteos, hecho que si sucedió en países más desarrollados. Según Monica Ganley, directora de Quarterra Consulting & Advisory, con base en Argentina explicó que eso podría tener algo que ver con la volatilidad económica y política que forma parte de la vida cotidiana.

"Las personas están acostumbradas a lidiar con las interrupciones con mayor frecuencia y probablemente tienen niveles más altos de inventario en cada paso de la cadena", dijo Ganley, graduada de la Universidad de Cornell en una nota que publicara el sitio LancasterFarming, a partir de una videoconferencia brindada por la especialista hace unos días, a partir de la convocatoria de la Internacional Dairy Foods Association.

América Latina, por supuesto, tuvo que ajustar los productos lácteos durante las semanas de confinamiento.

El consumo de leche UAT aumentó durante la pandemia, por la posibilidad de aprovisionamiento, mientras que el consumo de queso cayó en picada.

Como en los Estados Unidos, el queso está fuertemente vinculado a la pizza y, por lo tanto, al servicio de alimentos, aunque en nuestra región el queso forma parte de los encuentros sociales y la forma de comer en esta parte del mundo.

En América Latina, el precio de los lácteos es mucho más bajo que en Estados Unidos, porque los precios se negocian principalmente en función de la oferta y la demanda. Las opciones de gestión de riesgos también son escasas. Los contratos de futuros de leche son poco comunes, y los productores son reacios a firmar contratos a plazo por temor a perderse los aumentos de precios ocasionales.

Los tambos latinoamericanos se beneficiaron de algunos programas nacionales de estímulo creados en respuesta a la pandemia en pocos casos puntuales, pero no en la medida de los agricultores estadounidenses, dijo Ganley.

A diferencia de Estados Unidos, donde la pandemia impactó en plena primavera, afectando a la gran producción de la temporada, en Latinoamérica la estacionalidad favoreció en un comienzo, sin embargo con un clima favorable los excedentes ya comenzaron a ser un tema preocupante que se expondrá mucho más en unos dos meses.

Ganley concluyó, “creo que en breve nos encontraremos en una situación en la que tenemos demasiada leche", dijo Ganley.

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