El impacto del cambio climático en el tambo

El Plan Más Leche de La Serenísima cerró un ciclo de charlas de capacitación apuntando a una mejora en el trabajo tranqueras adentro para mejorar los rendimientos en el tambo.


Por Elida Thiery - Este miércoles se realizó la última de tres charlas de las jornadas técnicas que el Plan Más Leche de La Serenísima estuvo desarrollando durante el mes de agosto.
“El cambio climático impacta en nuestro rodeo” fue el motivo de la convocatoria y con ello las diserteaciones ayudaron a comprender el rol del campo en la mitigación de los efectos indeseados tanto para la producción, como para el país y el planeta.
El Ing. Agr. Sebastián Vengeli, del Inta-Conicet  y Fauba expuso los conceptos fundamentales del cambio climático, este aumento de la concentración de los gases del efecto invernadero que generan la elevación de la temperatura.
De continuar la tendencia de calentamiento, para 2041 se llegaría a trepar 1,5 grados de aumento del promedio en las temperaturas, con consecuencias en los ecosistemas naturales y los que tienen cierto tipo de manejo, como los agropecuarios.
La reducción de la emisión de gases, que es el objetivo central del Acuerdo de Paris, podría evitar consecuencias irreversibles para la vida en el planeta. A 2030 se debería reducir al 25 por ciento el parámetro actual y llegar a 2070 a la emisión nula, para conseguir bajar dos grados la temperatura y revertir la tendencia actual.
Con temperaturas promedio más altas, se genera una ocurrencia mayor de precipitaciones, pero también de los períodos secos, olas de calor, más inundaciones.
”Si no nos mantenemos en riesgos de emisiones relativamente bajos, podemos tener consecuencias mucho menos deseables”, explicó el profesional.
En nuestro país las temperaturas tuvieron el comportamiento general, con años como 2016 y 2019 siendo los más cálidos desde que se tiene registro.
Entre medio y un grado más es lo que en Argentina se presenta como aumento promedio de temperatura, en la mayoría de las regiones, con menos días con heladas por año, ante jornadas más calurosas. Se replica a nivel nacional la situación a escala global, con fenómenos más extremos.
“Tenemos que tratar de mitigar las emisiones del sector agropecuario, aunque no es el principal responsable de esto, pero se debe acompañar la reducción”, se explica de la mano del avance científico en este tema, por ejemplo con el freno del avance de la agricultura y la ganadería por sobre los límites de los bosques nativos, o con la mayor captura de carbono.
“Los aumentos de temperatura producen estrés térmico en animales e hídrico en plantas”, mientras que los fenómenos extremos pueden tener más incidencia en plagas y enfermedades. Por eso es importante tener estrategias de adaptación, el manejo que cada productor pueda tener en su manejo que incluyan especies, variedades o razas, con la influencia de la mejora genética. La diversificación tiene un rol clave para la merma del impacto, las dimensiones de la producción.
Los sistemas de monitoreo permiten disponer de estrategias de anticipación. 

Confort

Apuntando a la rentabilidad a través del combate del estrés calórico, la médica veternaria Josefina Riestra de De Laval, explicó la necesidad de atender este aspecto en el tambo.
Una vaca holando en producción genera el equivalente a  19 lámparas de 100w, por lo tanto el calor las afecta mucho al animal y la estrategia en el tambo es la de reducir la exposición en las jornadas de calor, para evitar que consuman menos materia seca y agua, incluyendo la disminución de la rumia.
Todo esto colabora con la disminución de la producción de leche, baja la tasa de concepción, problemas de mastitis, un menor desarrollo de la ubre pre-parto, aumenta la producción de células somáticas, entre otras variables.
Con la observación se puede detectar a un animal que está en condiciones de stress, pero también se puede valer el productor del sistema de medición de temperatura y humedad con el índice ITH del que se dispone online a través de las herramientas del INTA, que permite detectar el momento del día en el que se supera el margen de los 68 puntos, donde comienza el estrés.
Bebederos de gran capacidad y cercanía, limpios, sombras de 4,5 metros cuadrados por animal disponibles para todo el rodeo, además 1,5 metros por animal en el corral de espera, además del refrescado directo con ventiladores y aspersores, permitirán mejorar las condiciones de bienestar durante las jornadas más complejas de calor.
Una situación más cómoda para las vacas redundará siempre en una mayor facturación para el tambo y a la vez en la tranquilidad de saber que el trabajo se hace de la mejor manera posible.
Con tecnología disponible para aplicar en las explotaciones, pero también con estas inversiones sencillas se puede evitar la caída de la producción y un comportamiento más estable de cada animal.
Del mismo modo, el Ing. Lucio Carbone recomendó en las fases cálidas correr los ordeños de la tarde de las 15 o 16 horas, como se hacen en general, a las 19 horas, para mejorar los rendimientos.

 

 

 

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