La entidad manifestó su preocupación a 18 años del Acta de San Francisco, donde el pago por calidad de leche sigue pendiente y genera una imprevisibilidad constante.
Por Elida Thiery (Agrofy News) - Con una reunión mixta entre lo presencial y lo virtual, la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe cerró anoche en Rafaela el año con un encuentro informativo que apuntó a reclamar la lenta puesta en funcionamiento de los seis puntos del Acta de San Francisco.
Estandarización de los componentes de la leche, sistema de pago por liquidación tipo y única, laboratorios arbitrales, mecanismos de fijación de los precios de la materia prima, mecanismos de control de la oferta de la leche y transparencia de la cadena de valor láctea, son la base de los cuestionamientos que no sólo surgen en Meprolsafe, sino entre las otras entidades lecheras.
Más allá que no pudo estar presente el Ministro de Agricultura, Luis Basterra, “tenemos sensaciones que son agridulces y nos llevan a replantearnos lo que está sucediendo con la lechería argentina” comenzó diciendo Fernando Córdoba, el presidente de la institución que reconoció que “escuchamos que muchos de los dirigentes hablan de dejar de comercializar la leche por litro, que hay que pagarla por calidad, que hay que tener una sola institución, que hay que tener reglas claras. Se han hecho cosas que quizá no se llevaron a la práctica como estaban planificadas, pero no es cierto que el acta de San Francisco se firmó bajo presión”.
Como integrante de la directiva de Meprolsafe, Ricardo Garnero admitió que “es un gusto poder hablar del tema lechero en general y sobre todo habiendo pasado 20 años cuando empezaron los conflictos entre la producción y la industria que terminaron instalando los seis puntos de lo que fue el acta de San Francisco”. A partir de eso se generó la Resolución 189, que permitió empezar a liquidar de forma única y debatir por los porcentajes del pago por calidad, sin embargo la industria no quiso avanzar mucho más, llegándose a la generación de datos a través de FunPEL y el OCLA, que a partir del Siglea generan una base útil para toda la cadena.
“Si no logramos poner reglas comerciales en la cadena láctea que hagan que los ciclos que tiene la cadena se reduzcan, evidentemente no hemos avanzado. Estamos igual que hace 20 años. Hubo errores de diagnóstico y cruces de intereses, no hay dudas, pero no es posible que no podamos sentarnos a debatir una historia de las más primitivas en la situación comercial”.
Teniendo una base de regulación acordada en 2002, se aclaró que para Meprolsafe “regular es que los actores se pongan de acuerdo en una relación vinculante, con institucionalidad (producción, industria y el Estado de árbitro), con la resolución de volúmenes excedentes y exportables, pero también poder pensar a la lechería como una cosa única en todo el país que permita fijar el precio, más allá de la oferta y la demanda que siempre permite que al precio lo ponga la industria”, con una intención de proteger a los tambos chicos y cuencas extra-pampeanas.
Sin embargo, la gestión anterior de la Dirección Nacional de Lechería se generó un proceso contrario, con desregulaciones y la imposibilidad de discutir precios, que no promovió ningún cambio en el sector.
“Estamos sobreofertados con productos perecederos, con un mercado interno volátil, las lecherías internacionales siguen todas reguladas como siempre, estamos como hace 20 años nosotros”, sin embargo Garnero entendió que “todavía es válido plantear una regulación de la cadena, pero si desde el Gobierno Nacional en función del nuevo endeudamiento pensamos que la política agropecuaria en general, tiene que quedar sin ningún tipo de regulación, estamos al horno, porque el impacto de los granos tienen tal magnitud en alimento y alquileres que nos restan competitividad. Nuestro planteo es seguir insistiendo en este tema, porque históricamente sigue siendo válido”.
Cualitativamente
“Todas las entidades estamos dispuestas y queremos llegar al pago por
calidad”, comentó Fernando Córdoba, para poder desarollar la postura
institucional sobre el caso.
“La Resolución 189 fue consensuada entre el Ministro Casamiquela y un
alto dirigente industrial, con una gradualidad para su cumplimiento, para el
pago por atributos higiénico-sanitarios en un 95 por ciento y lo restante por
volumen, con el correr de los años”. Luego, esa misma entidad inició un juicio
desconociendo el acuerdo anterior, ganado en primera y segunda instancia por el
Ministerio, sólo restando la Corte Suprema a la cual nunca se acudió y quedó sin
efecto el reclamo.
“La Resolución 229 no tiene la fuerza de la anterior, porque no hay
obligatoriedad en su cumplimiento, como en la 189”, pero también flexibiliza
condiciones por más temores infundados que por motivos concretos.
Las unidades formadoras de colonias altas se resuelven con limipieza
enseguida, mientras que las células somáticas se ajustan también, aunque en un
plazo mayor de tiempo, pudiendo mejorar las condiciones generales sin tener que
tomar la actitud de las empresas que “nivelan los problemas de los tambos
grandes”, ya que los más chicos suelen tener mejores indicadores de calidad.
Córdoba expuso que “no hay que tener miedo a los cambios, hay que
hacerlos gradualmente. Alguna vez hay que empezar, no puede ser que sigamos
comercializando la leche como agua blanca”.
Para esto también hay que sumar análisis mensuales de la materia prima, que
deberían estar entre 12 y 24 oportunidades al mes, tal como lo recomendaran INTA
e INTI, mientras que la Resolución 229 bajaba esas cifras. Las industrias más
grandes lo hacen, con unos 20 a 25 análisis mensuales y “hay que corregir el
sistema para incluir en esto a las pymes”.
Los laboratorios arbitrales deben mejorar en cantidad y secuencia, pero
también deben estar certificados con normas ISO 17.025, tal como se dispuso al
inicio de esta discusión. Además anexar caudalímetro en todos los camiones,
para poder tener un registro de la muestra que se lleva cada vehículo, para no
contaminar cada toma.
“Queremos que la leche se pague en planchada de fábrica y no en
tranquera de tambo, dejando de ser solidarios con el flete” explicitó, mientras
que advirtió que la hoja de comparabilidad hoy no se entrega en la liquidación,
sirviendo para entender dónde se sitúa el productor respecto de sus pares.
Propuestas
“Queremos regulación, no intervención”, aseguró Córdoba, porque “es
importante preservar que la gente siga viviendo del tambo y en los campos”.
Para ello indicó que una primera medida es que se puedan otorgar
créditos a los productores a través de las industrias, que es la mejor manera
para el cumplimiento y devolución de ese dinero que se necesita en las
explotaciones para invertir en infraestructura y mejoras.
Además, “sugerimos que se redireccionen las retenciones lácteas”, sobre
una base de cálculo aproximado de diez mil millones de litros al año, con una
quita impositiva por exportaciones de 78 millones de dólares, por litro el
productor podría recibir 0,0078 pesos, que podrían sumar 8.650 dólares al año
que se devuelvan a través de un fondo anticíclico en tambos promedio de tres
mil litros. Los tambos grandes podrían tener un tope de devolución de tres a seis
mil litros, para beneficiar plenamente a las explotaciones más chicas, que son
casi seis mil tambos en todo el país.
La medida podría brindar un alivio financiero, blanquear leche,
incentivar a la producción y a la vez retroalimentar al fondo.
También corresponde retomar el debate por los contratos para la
comercialización de leche, e incluso los contratos con tamberos medieros y los
empleados que se subcontratan por el tambero.
Del mismo modo, los seguros de riesgo climático deben ofrecerse con una
prima subsidiada por el Estado, para compensar pérdidas futuras, ya que no se
actualizan los fondos de emergencia desde el año 2009.
“En todos estos años hemos llevado muchas propuestas a todos los
gobiernos”, pero no ha habido cambios. “Necesitamos una regulación para evitar
que sigamos desapareciendo y que la producción siga estancada, porque el
negocio en 20 años no ha sido bueno para todos”, destacó Marcelo Aimaro,
secretario de la entidad.
“Hay un mea culpa que no hemos sabido transmitirle al productor. No
sabemos trabajar tranqueras afuera, hay que participar, a la historia la
tenemos que cambiar nosotros, sino nos vamos a terminar yendo de la actividad”,
señaló en el evento del que participaron como asistentes virtuales productores
de varios puntos del país e inclusive de Bolivia.
“Nos retiramos de la FunPEL por no querer debatir estos temas”, sostuvo
mientras “seguimos peleando por un sistema regulatorio, necesitamos dejar de
cobrar por un líquido blanco y necesitamos cobrar por sólidos, con un estado
presente apoyando esta transformación, sino estamos destinados al fracaso como
en los últimos 20 años. Tenemos que salir y pelear por lo nuestro”, concluyeron
las voces de Meprolsafe.
Presente en el evento, el director provincial de Lechería, Abel
Zenklusen, remarcó su intención de sostener los diálogos, de mejorar la
vinculación con la Nación para poder avanzar en este sentido y de promover
desde Santa Fe mayores oportunidades en el comercio exterior. Como veterinario,
tambero, e incluso socio de la Mesa, el funcionario confirmó con su presencia
la intención de avanzar en un tema que requiere horas de diálogo y acuerdos
sólidos para poder torcer la tendencia de dos décadas de estancamiento.
Se mencionó que estos temas son potestad de la Nación, para que la
regularización del sector sea estandarizada en cualquier cuenca, en todo tipo
de tambos y también alcanzando a todas las industrias, sin embargo falta el
empuje político para tal fin que
pareciera no abundar, o siquiera tener una ínfima intención para lograrlo.
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