La paralización de la obra del ripiado que la comunica con Susana genera desazón entre los vecinos.
Por Elida Thiery (Rafaela Noticias) - Quien circula por la Ruta 34 ve movimiento de maquinarias, e incluso nudos viales en altura que permitirían pensar que en parelelo los pueblos de la región tienen a sus caminos en condiciones adecuadas y similares a la obra que se pretende para el trazado nacional.Nada más lejano a eso ya que ocho kilómetros al este de la Ruta, en el pueblo de Aurelia todo es espera y falta de atención.
A mediados de 2018, durante el gobierno de Miguel Lifschitz se hizo la licitación para el ripiado del camino que une a esta localidad con Susana, sin embargo 2019 fue un año de promesas incumplidas y los trabajos sólo tuvieron un pulso mínimo. El año pasado ya debería haberse terminado un trabajo que se espera desde hace más de cinco décadas.
Allá por la mitad del año anterior, cuando la lluvia no era un problema se reclamaba la obra y recién a fin de diciembre se vio algún movimiento que no llegó a cubrir más de un kilómetro y otra vez se abandonó la tarea. Entre excusas de pandemia y demoras varias, las lluvias de verano hicieron su trabajo y anegaron una vez más el camino para que los pocos habitantes de la localidad para demostrarles que no hay dignidad posible. Cabe destacar que mucho menos se puede llegar a considerar una vinculación directa con Bella Italia, hacia la Ruta 70.
Un barrial excepcional impide que hoy lo que produce el pueblo o lo que necesita pueda transitar y mucho menos la llegada ocasional de una ambulancia ante una emergencia. En el Siglo 21 siguen existiendo comunidades santafesinas sin caminos seguros para moverse, ni siquiera por un pavimento firme y mantenido, sino con un ripiado que les permita tener un mínimo crecimiento o una proyección a futuro.
Por más gestiones de la Comuna la Provincia, en cualquiera de sus signos políticos gobernantes, ha demostrado no tener interés en las personas que habitan y trabajan en Aurelia y un camino que una vez más está tapado de barro, al escurrir la excepcional precipitación de los últimos días, es la imagen más clara de ese olvido.
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