El Gobierno quiere seguir complicándose

Alberto Fernández amenaza al campo con imponer más retenciones y recortar las exportaciones. Una fórmula que jamás dio buenos resultados para mejorar los valores de los alimentos en el mercado interno ahora se repetirá. 


Por Elida Thiery  (Rafaela Noticias) - Desde
 que asumió Alberto Fernández la provocación al sector agroindustrial fue constante y con aclaraciones sobre el sostenimiento de las retenciones de manera periódica. Contradicciones y falta de herramientas para poder estabilizar la economía han sido una constante antes y durante la pandemia. 

Se agravaron los números de la pobreza, la indigencia, el desempleo, la contracción de las actividades comerciales e industriales, se multiplicaron las personas que dependen de las ayudas del Estado y no cesa la emisión de moneda que sigue aumentando el porcentaje de la inflación mensual. 

Sin embargo, todos los males se resumen en el sector agropecuario y su industrialización. Cuando no se sabe cómo resolver un problema, se encuentra a un enemigo, se lo sostiene en el tiempo y se lo culpa de todo, esa es la estrategia. 

En una entrevista que publicó este domingo Página 12 el Presidente de la Nación, le dio más fundamento a las palabras que en la semana anterior la vicejefe de Gabinete de la Nación, Cecilia Todesca Bocco, anticipara como la posibilidad de subir las retenciones. Un país con una presión impositiva única ahora intentará seguir sumando en contra del sector que más dólares le aporta y que en ningún momento dejó sin provisión al mercado interno. 

El Gobierno no entiende lógicas simples como las de un productor que no decide qué destino tienen sus materias primas, que los precios internacionales marcan el ritmo de los números, que muchos de los costos de producción se rigen por moneda extranjera, que los riesgos siempre son todos del eslabón primario, que las ganancias siempre son en su mayoría para los gobiernos; y así podría seguir la lista. Es más, que en la conversión los alimentos siguen siendo muchos más baratos en el país que en el exterior, por lo tanto ese argumento se desploma muy rápidamente.

¿Por qué el Estado comprende precios internacionales para los combustibles y sigue aumentando la nafta en nuestro país, pero no logran racionalizar que los granos suben en la cotización externa y eso tiene consecuencias en el mercado doméstico?, simplemente porque no conviene. 

El campo entiende las necesidades de una sociedad que viene siendo castigada hace mucho más que un mandato de Gobierno, pero no obtiene la misma respuesta de quién más lo necesita. 

Una provocación extra, después de dos meses con paros en el puerto y de transporte que esta administración nacional no supo resolver y que han generado un daño millonario, tanto para el Estado, como para los privados, llega como un latigazo que también tendrá una condena de medios afines que no se dieron en igual medida ante las situaciones mencionadas. Incluso contradice lo que fuera su propia campaña y quizá si entramos al Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región podamos escuchar el murmullo de lo que dijera en su visita a la ciudad al respecto, a mediados de 2019. 

El Presidente debe haber olvidado el conflicto de 2008, que terminara corriéndolo de su lugar como Jefe de Gabinete, repitiendo la estrategia que no tuvo resultado positivo alguno para inflación o freno al deterioro socio-económico nacional. Ahora él mismo propone un inicio de año más complicado del que se estimaba en materia económica y de relacionamiento, añadiendo a eso unos dos millones de diagnosticados por coronavirus y una cifra cercana a los 50 mil fallecidos por esa causa, sin contención de lo que planteara como una dicotomía de salud y economía, sin haber resuelto o morigerado ninguno de los dos problemas. 

 

El texto de Página 12 


Dice que sí, que si un mensaje esotérico le hubiese advertido que su presidencia iba a estar atravesada por una pandemia igual hubiese aceptado la oferta de ser candidato. Pero se ríe cuando cuenta que con Axel Kicillof dicen siempre que la próxima vez tienen que leer la letra chica del contrato. En diálogo con PáginaI12, Alberto Fernández habló de todo: su intención de que los productores de alimentos entiendan que no pueden cobrar al mismo precio al que exportan y su decisión de aumentar las retenciones o establecer cupos si no lo comprenden; la previsión sobre cuánta gente puede vacunar la Argentina en el mediano plazo y las negociaciones con los laboratorios, el "falso" dilema que quieren instalar los medios y la oposición sobre que el Gobierno no quiere empezar las clases presenciales, los debates dentro de la coalición gobernante, los problemas de la justicia y su relación con la vicepresidenta. 

--El precio de los alimentos es un problema al que se refirió varias veces. ¿Qué evalúa hacer para frenar los aumentos? 

--Primero quisiera explicar qué pasa con la carne. Para que la gente me entienda, China era un país que solo importaba carne envasada y había un número limitado de frigoríficos que tenían capacidad de exportar. Ahora, decidió importar carne con hueso, medias reses y el productor de carne tiene la posibilidad de vendérsela al carnicero o vendérsela a China a un precio enorme. Yo necesito que ellos exporten porque necesito dólares que entren. Pero lo que no pueden es trasladar a los argentinos los precios internacionales porque no producen en precios internacionales. Ellos no producen en dólares. El Estado sólo tiene dos canales para resolver el problema, dos herramientas que preferiría no usar: subir las retenciones (que en este momento están acotadas) o poner cupos, decir esto no se exporta. Y no hay mucho más tiempo para que decidan. Yo les pido que comprendan de lo que estoy hablando y que la gente me entienda. Cuando estoy hablando de estas cosas no estoy contra el campo, estoy a favor de la mesa de los argentinos. Tienen que entender que son parte de la Argentina. Yo le he dicho al ministro de Agricultura que todo tiene un punto límite. Les estoy diciendo públicamente que no puedo dejar que esto siga pasando, porque el riesgo es que con la pandemia todos estos productos van a seguir creciendo en su precio y no estamos dispuestos a tolerarlo. Los aceiteros lo entendieron y organizaron un fideicomiso, resolvieron un mecanismo de compensación entre ellos. Si no lo entienden, me obligan a resolver el problema y no pueden hacerse los desentendidos. A mí me votaron para ejercer el poder cuando tengo que ejercerlo. No se puede especular en este contexto, no tienen derecho a lastimar la tranquilidad de la gente. 

 

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