El Gobierno no puede controlar la inflación, la falta de dinero para comprar alimentos que genera una caída de consumo histórica e intenta repetir una fallida receta de 2006 que eliminó a 12 millones de animales del stock ganadero.
Por Elida Thiery (Rafaela Noticias) - Se cumplió recientemente un nuevo aniversario de una fecha trágica para la Argentina. El 8 de marzo de 2006 el entonces presidente Nestor Kirchner decidía cerrar las exportaciones de carne vacuna por 180 días, con la convicción y la inducción por parte de Guillermo Moreno que eso favorecería una baja de precios y un aumento de demanda en el consumo interno.
El desconocimiento siempre fue amigo de las malas decisiones y enemigo de los aciertos.
Aquella medida que marcaría un atisbo de ruptura interna en el PJ, pero que después se saldaría con el reparto de cargos políticos, como por ejemplo para la santafesina María del Carmen Alarcón, era en definitiva el inicio de un deterioro para el rodeo nacional ganadero que hoy a 15 años aún no se pudo recomponer.
Se perdían 12 millones de cabezas de ganado, confianza, mercados y se ganaba desconfianza que aún reina y que fuera incrementada dos años más tarde con la intención de instaurar las retenciones móviles.
Argentina está sumida hoy en el margen más alto de pobreza de la historia, con tres millones de personas más por debajo de la línea de la pobreza en menos de un año, más indigencia, una inflación que ronda el cuatro por ciento mensual y sin reacción positiva alguna del Gobierno para encaminar el caso.
La única alternativa que encuentra el Ejecutivo Nacional es la presión, la amenaza, en vez de trabajar para resolver los problemas de forma efectiva, dejando producir, trabajar y progresar a la población.
Ayer contábamos que se emitió una resolución para obligar a las industrias a producir al máximo de su capacidad instalada, sin importar los costos de los insumos, la disponibilidad de personal, o incluso la falta de dinero en la población para comprar alimentos, entre tantas otras cosas. En el país no hubo desabastecimiento ni lo hay, lo que falta es dinero para hacer las compras de los productos.
La misma Secretaria de Comercio Interior dijo en una entrevista radial que sería capaz de repetir una receta fallida, la que sacó a la Argentina del tercer lugar entre los exportadores mundiales de carne.
“Es cierto que nosotros avanzamos con un acuerdo en el que vamos a seguir trabajando, pero también es cierto que hay determinadas incrementos de precios, o presiones de precios, que si seguimos viendo este tipo de comportamientos especulativos no nos va a temblar el pulso ahora de cerrar las exportaciones de carne”, sostuvo Paula Español. “Hay que entender que tenemos que tomar unas medidas. Estamos en conversaciones, pero realmente tiene que tener un parate. Por otro lado también tenemos que entender que hubo una presión sobre los precios internacionales de todos los productos que se comercian en el exterior, que se conocen como commodities, fundamentalmente desde la última parte del año pasado”.
Español no sabe que los commodities son materias primas, pero tampoco conoce que la carne que demanda el mundo, que se come afuera no es la misma, ni en cortes, ni en sabor o maduración que la que comen los argentinos. No saber y decidir es muy nocivo.
Por su parte Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina, la que esta semana demostraba que el consumo está en bajísimos niveles históricos, con 49,3 kilos por persona (similares a 2001), lo cual también publicábamos en Rafaela Noticias, respondió a las intenciones oficiales.
“Las declaraciones de la Secretaria de Comercio Interior me parecieron una bravuconada, una de las tantas bravuconadas de este Gobierno”. “Realmente no creo que se vayan a animar a hacerlo, porque en primer término este país necesita los 2.500 a tres mil millones de dólares que ingresan por las exportaciones de carne”.
En nombre de la industria explicó que “el cierre de las exportaciones va a generar aumento de la desocupación de mano de obra, con lo cual en las zonas industriales y los grandes centros urbanos donde están los frigoríficos van a tener un rebote en las urnas que va a ser negativo para el oficialismo”.
“En tercer lugar, no creo que esta Secretaria de Comercio quiera convertirse en el próximo Moreno, ya está repitiendo una medida que tomó el célebre Guillermo Moreno y no creo que quiera convertirse en él, después de saber que el efecto de esa medida implica la pérdida del stock ganadero”.
Argentina está herida, pero definiciones como estas por parte de un Gobierno pueden provocar situaciones por demás contraproducentes.
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