Paula Español, secretaria de Comercio Interior dijo que "no me va a temblar el pulso para tomar las medidas que hagan falta para cuidar los precios", ante una inflación que se establece en el cinco por ciento mensual y que no es responsabilidad de los productores de alimentos.
Por Elida Thiery - En una semana en la que el Gobierno estableció nuevas condiciones para las exportaciones de granos, carnes y lácteos, impuso estrategias que cambian el negocio ganadero con el troceo obligatorio desde el 1° de enero para el cual el 70 por ciento de las plantas no tiene capacidad, además de las declaraciones juradas para habilitar ventas al exterior, ahora llega un nuevo temor por el alza de las exportaciones.
Los precios internacionales tientan mucho al Gobierno y con una soja que ronda los 540 dólares por tonelada, un precio que al productor sólo llega en 38 por ciento, ahora podría representar aún menos recuperación de las inversiones.
La secretaria de Comercio Interior, Paula Español manifestó hoy que "el aumento de retenciones está en análisis. Para desacoplar los precios de exportación del precio doméstico hay que tomar medidas como los cupos, las retenciones o las declaraciones juradas". Sin ningún nivel de diálogo o negociación con el sector objetivo de las decisiones remarcó "no me va a temblar el pulso para tomar las medidas que hagan falta para cuidar los precios".
Desde la Nación no se toman otras decisiones para frenar la inflación más que pisar los precios y retener el dinero de los sectores que más aportan a la economía argentina.
Español dijo estar "preocupada por el dato de que una familia necesite $60.784 para no ser pobre".
Sin autocrítica añadió que "hay que entender que no es sólo de la Argentina. En Brasil alimentos subieron tres veces respecto a lo que subió el índice común". Lo que no aclara la funcionaria es que es una tendencia internacional, pero que en el resto de los países se acumula una inflación anual que significa la mitad de lo que se sufre en un mes en nuestro territorio.
"Nos preocupa la inflación y las presiones en el precio de los alimentos las tiene todo el mundo. La Argentina produce alimentos y los exporta. El problema es desacoplar los precios de exportación del precio interno". Tampoco aclara que en el caso de la carne, el consumo interno es diferente a la demanda internacional y que limitar las exportaciones no traerá beneficios en los precios, sino que debilitará al sector productivo tal como sucediera en 2006 con la perdida de 12 millones de cabezas de ganado y cierre de frigoríficos, cuya tendencia se había revertido en los últimos años y ahora se detendrá abruptamente.
"Las retenciones son precisamente eso, desacoplar los precios de los niveles internacionales. O un encaje, que hace que se pueda exportar, entren dólares, pero que una parte quede en el país a un precio más razonable”. "Son una herramienta más macroeconómica, pero hay otras que tiene que ver con herramientas sectoriales, otras con determinados acuerdos con precios y negociaciones y otras más específicas como mecanismos de ferias móviles".
Legalmente el Gobierno ya está en el tope de retenciones habilitadas en la mayoría de los productos. De querer avanzar en materias primas o productos derivados de la soja se debería avanzar en una estrategia legislativa para poder ampliar el margen.
En ningún país del mundo que produzca alimentos al nivel de Argentina y que exporte en consecuencia existe este ritmo inflacionario, pero tampoco se pisan los precios como se hace aquí.
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