Con una situación económica y social compleja, en uno de los principales destinos de las exportaciones de leche en polvo argentina, ahora se sumó una huelga en el comercio.
Por Elida Thiery - Lo último que sabíamos desde aquí sobre la lechería en Argelia, era que un envío de leche en polvo sufría un sabotaje muy extraño. De 20 contenedores con leche entera en polvo, cargados con bolsas de 25 kilos del producto, uno correspondía a otra carga, extrañamente contenía bolsas de cemento.
Si bien se intentó confundir aún más la versión al comienzo, indicando que la leche estaba mezclada con cemento, al momento no se conocen los motivos de este hecho, que se puede emparentar con otro similar a mediados del mes de junio, cuando un envío de trigo francés fue rechazado al encontrar dos cerdos muertos entre 27 mil toneladas de trigo, suceso que tampoco fue dilucidado al momento.
Mientras esta confusión que surje en Argelia, sigue sin respuestas, uno de los principales mercados externos para el sector lechero la crisis interna en el país se acrecienta.
El primer ministro argelino, Abdelaziz Djerad, renunció hace tres semanas junto a todo el Gabinete, a través de una carta presentada ante el presidente Abdelmadjid Tebboune, a pocas semanas de las elecciones legislativas en las que el Partido Frente de Liberación Nacional obtuvo la mayor cantidad de bancas, acrecentando el poder oficialista.
De todas maneras, la necesidad de conformar un nuevo gobierno se enfrenta a la caída de los precios del petróleo que se añaden a un ritmo inflacionario elevado, pérdidas de empleo y una pobreza creciente que ronda el 20 por ciento (más de seis millones de personas).
Nos parece extraño desde Argentina, pero la tasa anual de inflación estaba en el 3,9 por ciento a fin de mayo, con un ritmo en alza superior a los 2,4 por ciento de 2020.
A la cuestión política y económica, se suma la crisis sanitaria por la pandemia de coronavirus, con menos de cuatro mil muertos, más de 153 mil casos, pero con una población similar a la nuestra de 43 millones de habitantes, pero con una situación más endeble en cuanto a la producción de alimentos, que hace puntualmente al sector lechero muy frágil y dependiente de la subvención estatal, con más énfasis que en años anterior por la recesión que avanza.
En 2020 se habían frenado las importaciones de leche en polvo, que se prepara con agua, se envasa en sachets y se vende en comercios públicos o privados. La economía generó una cierta escasez de algunos alimentos y así los precios fueron escalando.
En muchos de los negocios destinados a la venta de leche, el producto falta y esto complejiza a la situación social.
En la zona este del país existe cierta especualción que llevó en los últimos días a los comercios a entrar en una huelga que resintió el sostenimiento de la oferta de acuerdo a una demanda muy elevada.
Comentarios