Esta es una oportunidad para la mayor cantidad de unidades productivas tengan una mirada cercana y una asesoría a la medida sus realidades. Menos de 2.500 litros y por debajo de las 120 vacas en ordeño son las condiciones que seis agencias de la institución plantean para un proyecto a dos años en la cuenca lechera central.
Por Elida Thiery (Agrofy News) - Más del 60 por ciento de los tambos en la Argentina son chicos, producen menos de tres mil litros por día. Son empresas familiares, con rodeos pequeños que terminan aportando menos del 30 por ciento de la materia prima para que las industrias lácteas las conviertan en productos que luego llegarán al consumidor.
La importancia del inicio de esta cadena productiva, con algo más de ocho mil unidades productivas, tiene un impacto que va más allá de lo económico, porque en cada tambo hay al menos una familia que se desarrolla, que tiene detrás de la obtención de la leche su sustento y que eso ayuda también al desempeño de cada localidad donde está activa la lechería.
La tendencia global es la de la concentración, la de la desaparición de esos tambos chicos, donde los medianos y los grandes avanzan sobre los rodeos y las tierras productivas, por una lógica de rentabilidad y disponibilidad para la inversión, que los pequeños no tienen.
Pero no a todo lo que se instaura hay que aceptarlo sin revertirlo y de esto se trata una iniciativa que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria puso en marcha hace unas semanas.
En Presidente Roca
Una
mañana bien invernal le dio el marco a una más de las visitas que
los ingenieros Carlos Callaci y Daniela Faure le hicieron a Daniel
Gorlino en su campo, al este de Presidente Roca, en plena cuenca
lechera.
El
Proyecto Local para Tambos de Baja Escala abarca la cuenca lechera
central, extendiéndose en la provincia de Santa Fe, Córdoba y el
Suereste de Santiago del Estero.
“La
idea nace porque empezamos a ver que los tambos que económicamente
tienen más dificultades, los de menos de dos mil litros son casi el
60 por ciento de los que están instalados en la cuenca lechera
central. Si bien hay algunos programas en marcha como Cambio Rural,
pero no había una acción puntual para estos tambos”, comenzó
explicando Callaci.
El
titular de la Agencia de Extensión Rural Castellanos del INTA indicó
que esto se enmarca en la Plataforma de Innovación Territorial, que
comparten las dos principales provincias mencionadas, con el eje
puesto en el trabajo directo, con un rango de cinco a siete
productores por agencia, tomando datos, haciendo el seguimiento de
los números, a lo largo de dos años.
Son
siente las agencias involucradas en el proyecto que tendrá una
extensión de dos años, Malbrán, Ceres, San Cristóbal, Brinkmann,
Castellanos, Esperanza y Carlos Pellegrini.
“La
idea es demostrar que estos tambos son sustentables, que permiten
seguir con la actividad económica. Pero también debemos trabajar en
la difusión del proyecto, para extender redes, conseguir socios como
pueden ser las cooperativas, para agregar a quienes puedan ayudar y
compartir el asesoramiento y seguimiento a los tambos, además de
extenderse dentro del INTA y otras instituciones de ciencia y técnica
como pueden ser las universidades”.
Daniela
Faure comentó que iniciaron desde el INTA el contacto con
productores con los que ya tenían un vínculo y conocían la
realidad de los tambos con menos de 120 vacas y menos de 2.500 litros
por día. “Algunos estaban trabajando solos y otros forman parte de
los grupos de Cambio Rural, donde el asesor va a ser la mano derecha
nuestra en este proyecto, con los que se va a hacer un trabajo más
intensificado con un apoyo complementario”.
Desde
el lanzamiento de la iniciativa en las últimas semanas son muchas
las consultas en todas las agencias para sumarse a la iniciativa.
Callaci
y Faure están acompañados por otros colegas del INTA Rafaela, como
es el caso de Guillermo Caballero, el responsable de Campo Roca, uno
de las unidades modelo de la institución en la zona, al igual que
Fabiana Beccaría. En general son hasta tres personas las que están
a cargo de las asesorías por cada agencia, siempre trabajando con
una misma metodología, para el registro de datos, de aplicación de
tecnología y la atención de temas más sociales importantes en
estas dimensiones como la mano de obra, la sucesión y el
desenvolvimiento de las familias dentro del tambo.
Una
mirada integral sobre las explotaciones de mayor arraigo y las más
numerosas en todo el país hace esta estrategia se convierta en
fundamental. “Nos importa mucho que estos tambos sigan adelante,
porque son los que económica y socialmente le dan estructura a la
región, los que más distribuyen los beneficios en los pueblos. La
lechería de por sí es una actividad que redistribuye mucho en la
localidad en la que está y los tambos de baja escala, si les cierran
los números, son también los que distribuyen mucho en cuestiones
económicas y sociales en una comunidad”.
Callaci
entiende que “hay muchos factores los que influyen en la
continuidad de un tambo chico, pero teniendo en cuenta que el
productor que se suma, por ejemplo, a un grupo de Cambio Rural tiene
muy buena predisposición a compartir datos, e incluso a generar
vínculos con sus colegas y con los asesores.
Faure
es también agente de Cambio Rural entonces entiende las
fluctuaciones que tuvo el programa, desde lo presupuestario a los
perfiles apuntados. “Actualmente los grupos que están funcionando
andan muy bien, se apunta nuevamente a productores medianos, con una
evolución clara desde 1993 a la fecha, habiendo dejado de lado el
objetivo original de la compra o incorporación de maquinaria, para
atender a las problemáticas actuales”.
Cabe
destacar que será cada seis meses que se van a ir haciendo las
evaluaciones generales de los técnicos con los productores, “para
ver como se van dando las actividades y la evolución en cada una,
apuntando a los logros que se concreten en dos años, lo cual nos
permitirá entender si el proyecto se puede convertir en un programa
con su renovación y actualización”.
A partir de 960 litros
El
tambo de Daniel Gorlino está en uno de los caminos que unen a
Rafaela con Presidente Roca, uno de los pocos que tiene un tramo
arenado que le permite seguir sacando la leche en días de mucho
barro.
La
sala de ordeño tiene cuatro bajadas con brete a la par y con un
techo nuevo responde bien a las necesidades actuales de un campo que
produce hace un siglo.
Al
lado del galpón de 1925, que tiene en su portón un registro de las
publicidades que la radio contaba en las décadas del ´50 y ´60,
porque un tío de Daniel anotaba los textos en lápiz, se ubica la
guachera rodeada de rollos para frenar el viento sur, se ve el molino
con el reservorio de agua y también la casa nueva al lado de la
antigua de ladrillos que no está apta para pasar ahí todos los
días.
Cuando
la reunión terminó y las recomendaciones de la visita terminaron,
Agrofy News recorrió bien un tambo que es el prototipo de lo que se
ve entre los más chicos de la zona.
Daniel
forma parte del grupo 13 de Septiembre de Cambio Rural, donde
comparte la experiencia con otros nueve productores de Presidente
Roca, Egusquiza y Nueva Lehmann, desde hace siete años.
“Juntos
hacemos engorde de terneros holando, vendemos de manera directa a
carnicerías y tenemos varios proyectos para avanzar en eso”, dice
con una mirada para ampliar su producción, pero con la base de 960
litros que le entrega a la empresa Saputo, tal como lo hacía su
padre desde 1962.
Son
160 animales en el campo, entre recría, terneros y contanto a las 60
vacas en producción en 89 hectáreas.
“En
un momento trabajé con un ingeniero, pero llegó un momento en el
que económicamente no podía seguir, por la baja producción, por no
tener acceso al crédito y sumado a eso vengo de dos años de una
sucesión que me hace todo más dificil. Yo tengo una necesidad de
contar con asesoría, entonces cuando apareció este proyecto y
teniendo confianza con Carlos y Daniela, vi la oportunidad de mejorar
las cosas en las que yo estaba fallando”.
Daniel
tiene sólo a dos empleados para hacer todo lo que demanda el tambo y
el campo, ayudando él en todo tipo de tareas, desde la alimentación
de las animales hasta el laboreo de la tierra con maquinaria propia y
con contratistas, de domingo a domingo.
“Mi
objetivo es crecer un poquitito, tengo 50 años y no soy muy
ambicioso. Llegar a 1.200 y 1.400 litros diarios me van a permitir
mantener la estructura que tengo. Con esto yo vivo bien, estoy
tranquilo, me doy los gustos que quiero de vez en cuando, pero sé
que tengo que mejorar la recría de las vaquillonas, entonces ahora
tengo la oportunidad para hacerlo”.
Los
números que se reportan son básicos, vacas en ordeño, vacas secas,
litros diarios, alimentación.
“En
pocas semanas ya empezamos a mejorar la alimentación, porque yo daba
balanceado y maíz y ahora aumentamos el balanceado lo que me
permitió crecer de 16 a 18 litros, en 15 a 20 días”, comenta
Gorlino, agregando que también se repasan los lotes, la calidad de
las pasturas, sobre todo en una primavera que llegará con
interrogantes.
“La
esperanza siempre está puesta en que vengas cosas buenas, con
respecto al clima y también en los precios”, explicando que tiene
buenos sólidos en la materia prima y a partir de eso tiene un buen
nivel en las liquidaciones que cada día 10 del mes se transforma en
un pago.
Comentarios