El ganado bovino viene siendo indicado como el culpable de todos los males en cuanto a la contaminación, a pesar que las industrias o los medios de transporte causen más daños. Sin embargo, científicos alemanes entrenaron a un rodeo a excretar en lugares puntuales para disminuir el impacto ambiental.
Por Elida Thiery - Está de moda hablar ahora de los gases de efecto invernadero y de todas las debacles que tenemos por delante con la contaminación ambiental, casi al nivel de lo que pasaba en los ´80 y ´90 con el agujero de la capa de ozono, cuestión después demostrada que no tenía el impacto esperado y que eso se abrió y cerró tantas veces que ya no se sabe en qué etapa estamos.
Ahora todos los males apuntan a las vacas, lejos de mirar como principales motivadores de la contaminación a industrias o a vehículos con combustión fósil, por lo tanto la ciencia apunta a mejorar las variables de la actividad.
Se suma a esto toda la descarga animalista que intenta anular la producción de alimento de origen animal, sin embargo, las respuestas son más sólidas que todas las confabulaciones disponibles.
En un documento científico publicado por Science Direct, científicos alemanes desarrollaron una investigación sobre un sistema de entrenamiento para el ganado vacuno, a partir del cual les enseñaron a usar un espacio puntual para poder orinar, con lo que el amoniaco que contienen, puede controlarse antes que este provoque efectos negativos en el ambiente, al mezclarse con la tierra y las heces emitiendo óxido nitroso.
Esto se suma al señalamiento del ganado vacuno sobre la liberación de gas metano que se expulsa por la boca a causa de la rumia, sin embargo las miradas segmentadas sobre el tema no contemplan el círculo virtuoso de captura de carbono que hace el ciclo ganadero completo.
El método denominado “Método Mooloo” es muy sencillo, ya que a los animales que orinaban en el lugar correcto se los premiaba con una bebida dulce o cebada, mientras que a los que lo hacían en donde no correspondía se los mojaba suavemente para corregir el comportamiento.
En la letrina
La
evacuación indiscriminada de excretas por el ganado contribuye a las
emisiones de gases de efecto invernadero y a la contaminación del
suelo y el agua, siendo más altas las emisiones en los espacios de
cría. Lo que se puede denominar como “el enigma del asesino del
clima” se puede resolver determinando un lugar específico
(letrina) ayudaría a resolver este dilema al permitir la captura y
el tratamiento de las excretas en condiciones agrícolas más
espaciosas.
Para
orinar se requiere autocontrol y coordinación de una compleja cadena
de comportamientos, incluida la conciencia de la vejiga, la anulación
de los reflejos excretores, la selección de una letrina y relajación
intencional del esfínter uretral externo. Los intentos de entrenar
el uso del baño en el ganado hasta ahora solo han tenido un éxito
parcial, a pesar de que su excreción y el control neurofisiológico
asociado son similares a los de las especies capaces de usar el baño.
Utilizando
un procedimiento de entrenamiento basado en recompensas y
encadenamiento hacia atrás, Neele Dirksen, Jan Langbein, Lars
Schrader, Birger Puppe, Douglas Elliffe, Katrin Siebert, Volker
Röttgen; y Lindsay Matthews demostraron que el ganado puede
controlar su reflejo de micción y usar una letrina para orinar. Los
animales pueden aprender a responder y revelar experiencias internas
a través de comportamientos operantes adecuadamente entrenados,
proporcionando así otra forma de explorar sus estados subjetivos.
Fueron
16 terneros en dos lotes de ocho los que se sometieron a
entrenamiento individual para ir al baño en un procedimiento de tres
pasos. En la primera fase (entrenamiento en letrinas), los terneros
fueron confinados a un área distintiva y cada evento de micción fue
recompensado con comida. El aumento de la frecuencia de orientación
hacia la recompensa a medida que avanza el entrenamiento demostraría
el éxito en llevar la micción bajo control de las recompensas. La
capacitación en letrinas también se diseñó para establecer la
letrina como el lugar correcto para la evacuación.
Se
observó una orientación rápida y confiable hacia la recompensa
(aprendizaje) en 10 de 16 terneros. La pendiente media de las curvas
de aprendizaje calculada desde la primera micción acompañada de la
orientación de la recompensa hasta la última micción para los
terneros que se orientaron a la recompensa, que fue
significativamente más empinada que la de los terneros que no se
orientaron de manera confiable a la recompensa.
El
comportamiento de micción en el ganado puede modificarse mediante
recompensas.
En
la siguiente fase (entrenamiento para ir al baño), se evaluó el
autocontrol de toda la secuencia de uso del baño y el grado en que
la letrina se había establecido como el lugar correcto para evacuar.
La autoiniciación y el autocontrol de la micción demostraría que
los terneros tienen la capacidad de atender y responder a las señales
que surgen de las experiencias internas, mostrando así conciencia
interoceptiva.
Los
terneros accedieron a la letrina desde un callejón a través de una
puerta activada por animales y salieron de la letrina después de
cada micción. Las micciones iniciadas en la letrina fueron
recompensadas, al igual que el entrenamiento en la letrina, pero las
micciones iniciadas en el callejón fueron seguidas inmediatamente
por un estímulo desagradable (rocío de agua de tres segundos).
De
los 16 terneros, 11 aprendieron rápidamente el control de los
reflejos urinarios y el 77% de las secuencias incluyeron orinar en la
letrina.
En
muchas situaciones para ir al baño, se requiere el autocontrol de
los reflejos miccionales en distancias largas. Por lo tanto, en la
última fase (uso del baño + capacitación) se evaluó el uso del
baño cuando se aumentó el área fuera de la letrina al extender el
callejón de acceso.
Diez
de los 11 terneros que cumplieron con el criterio de aprendizaje de
entrenamiento para ir al baño continuaron usando la letrina de
manera consistente en el entrenamiento + entrenamiento para ir al
baño. Para estos 10, el 83% de las secuencias incluyeron orinar en
la letrina, por lo tanto, el uso del baño se mantuvo con el aumento
de la longitud del callejón. Se necesitan más investigaciones para
determinar las mayores distancias a través de las cuales se puede
mantener la continencia en el ganado.
Aprender
a suprimir o interrumpir y reiniciar voluntariamente la contracción
del esfínter uretral externo es un componente clave en el camino
para aprender a usar la letrina. Los terneros pudieron reiniciar la
micción después de la interrupción.
El
estudio demuestra la capacidad del ganado para atender y controlar
voluntariamente los reflejos internos de micción, y se suma a un
creciente cuerpo de evidencia de que los comportamientos
involuntarios y voluntarios de los animales pueden modificarse
mediante recompensas.
La
demostración de conciencia interoceptiva en un animal no humano
podría indicar además que otras experiencias subjetivas o estados
afectivos que no son fácilmente accesibles pero importantes para
comprender el bienestar anim pueden medirse utilizando procedimientos
de condicionamiento operante apropiados.
Sorprendentemente,
los terneros mostraron un nivel de rendimiento comparable al de los
niños y superior al de los niños muy pequeños, quizá por el
establecimiento de un fuerte control basado en la recompensa sobre el
reflejo al comienzo del entrenamiento y el rápido desarrollo de la
capacidad de respuesta a las señales reflejas internas. El uso de un
estímulo desagradable después de 'errores' fuera de la letrina
probablemente también jugó un papel importante, lo que resultó en
la inhibición de la micción en el callejón en comparación con la
micción en la letrina.
Los
científicos reconocen, “nuestros hallazgos son originales y
revelan una oportunidad hasta ahora no realizada de aprovechar las
capacidades cognitivas de los animales para ayudar a resolver
problemas ambientales urgentes sin comprometer el bienestar animal .
Hemos demostrado que se puede entrenar a la mayoría del ganado para
que deposite la mayor parte de su orina en un lugar definido, lo que
permite el desarrollo de métodos más efectivos para recolectar,
tratar y eliminar la orina pura de lo que es posible actualmente con
soluciones técnicas únicamente”.
Los
ejercicios de modelización han calculado que la captura de
aproximadamente el 80% de la orina del ganado en las letrinas podría
conducir a una reducción del 56% en las emisiones de amoníaco,
además de reducir la contaminación de las áreas habitables, se
puede mejorar la limpieza, la higiene y el bienestar del ganado y al
mismo tiempo reducir la contaminación ambiental La conclusión es
que “el ganado inteligente puede ayudar a resolver el enigma del
asesino del clima”.
Vea el video de uno de los ensayos.
Comentarios