El valor de la leche cruda viene desde agosto muy por detrás de la inflación y eso frena inversiones y proyecciones en los tambos. Marcelo Aimaro, presidente de Meprolsafe habló con Agrofy News sobre el balance final de un año extraño para el sector lechero.
Por Elida Thiery (Agrofy News) - Esta semana se conoció el precio promedio de pago por litro correspondiente al mes de noviembre, que sigue demostrando el freno que la primavera le propone a la producción lechera argentina. Con 33,70 pesos el litro, ese valor muestra una expansión de 1,3 por ciento intermensual; y del 65,4 por ciento interanual, teniendo en cuenta que en 2020 a esta altura del año se reactivava la recuperación de precio al tambo, por eso logró superar a la inflación acumulada del 51,2 por ciento.
A nivel internacional la leche entera en polvo rompió todas las proyecciones y superó el piso de los cuatro mil dólares por tonelada, consolidándose la demanda, diversificando la oferta y revalorizando a los lácteos en general como productos completos y saludables frente al reto de la pandemia que no afloja en sus circunstancias.
Termina de esta manera un año extraño para el sector, con un buen verano anterior que terminó generando una producción sostenida, en medio de valores al productor que le permitieron hacer algunas inversiones en instalaciones, pero con la desacelaración de ese estímulo financiero fue enlenteciéndose la situación optimista entre los productores primarios, mientras en las industrias se intentaban acomodar frente a los valores del consumo, pocos meses de recuperación de precios reajuste de paritarias y un final de 2021 que vuelve a generar incertidumbre para el nuevo año.
En este marco, la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe manifestó a través de su Presidente una suerte de balance. “Climáticamente hay zonas de producción que atraviesan sequías aún, aunque también en otros lugares hay anegamientos e incluso la piedra y los fuertes vientos en la provincia generaron pérdidas completas en maíces, alfalfas y ahí va a tener que estar la mano del Gobierno de Santa Fe para ayudar a esos tamberos para que puedan seguir, sin reservas ni pasturas”.
Marcelo Aimaro detalla que “el precio se ha estancado, los costos han aumentado y siguen haciéndolo, así que estamos en un momento difícil donde sólo nos alcanza para cubrir costos”.
La proyección de un verano no tan benévolo en cuanto a las lluvias hace que “lamentablemente el productor es el que sigue afrontando los momentos difíciles, el precio no se avizora que tenga grandes aumentos y con una ´Niña´ que va a seguir sabemos que vamos a tener menos maíces para picado o para grano, e incluso las alfalfas no llegarían a rendir lo que necesitaríamos”. En cuanto al precio, “desearíamos un urgente aumento para cubrir los costos, afrontar las reservas y para pensar también en invertir”.
Aunque la política lechera se va sólo en discursos, en presencias de bajo impacto y que intenta tomar lo positivo del sector e intentar hacerlo propio, la realidad indica es que gracias a la tracción de los privados es que la producción tiene números interesantes, que las exportaciones empujaron mucho más para poder compensar un mercado interno económico y contraído. Sin ningún encuentro sectorial por completo desde el inicio de este Gobierno, salvo por la propuesta de las industrias que duró casi cuatro meses para empezar a destapar los precios de los lácteos, la lechería no puede anotar ningún logro.
“Este fue un año bueno en producción, aunque la realidad indica que la producción está estancada entre diez y once mil millones de litros. Hace 20 años que estamos en los mismos litros. Lo que tuvo de bueno este año es que se ha podido exportar, los precios no son malos aunque no le lleguen al productor, e incluso se ve que la cadena genera dinero que no logra llegar al tambo. Nosotros queremos lo mismo de siempre, sentarnos a una mesa con los números de la cadena y poder ver quién se lleva la porción que no le corresponde”. La mirada conexa al tema es la de cuestionar “¿qué hubiese pasado si los precios de la exportación no fueran buenos?, ¿tendríamos al mercado interno inundado de lácteos?”.
Aimaro llama a “refundar los puntos de San Francisco y empezar a trabajar sobre ello, porque si no seguiremos así, estancados, sin un horizonte, sin ninguna posibilidad, sin saber si podemos o no invertir”. El ordenamiento en el sector y el pago por calidad siguen siendo dos décadas después la materia pendiente de la lechería, que de a poco sigue goteando pérdidas de tambos, aunque no de animales, ni de litros.
Las entidades de productores son muchas, todas tienen miradas diferentes del sector, a muchas les cuesta acordar sobre las concordancias y sobre las diferencias, pero mientras todo esto siga sucediendo la política nunca atenderá a una producción atomizada, a una industria debilitada por los costos productivos y laborales, ante un consumo poco exigente y con un bajísimo poder económico para potenciar la demanda.
“A nivel nacional estamos en una nebulosa, en el cajón del olvido, está todo frenado respecto a cosas que ya deberían estar implementadas, como una definición sobre el pago por calidad. Ni siquiera hay una reunión que nos permita entender cuál es la idea del Gobierno Nacional sobre este sector”, sostiene el titular de Meprolsafe.
En cuanto a Santa Fe, recordó que se intentó gestar un Plan Piloto provincial para el pago por calidad, sin embargo quedó sólo en la intención. De todas maneras, Aimaro destaca que “la provincia ha puesto el foco en algo que los tamberos han puesto el foco desde hace mucho tiempo que es la infraestructura, que en parte cubre este plan de los Caminos de la Ruralidad. Los que vivimos en el campo y sabemos lo que es hacer muchos kilómetros en el barro después de las lluvias. Esto es fundamental no sólo para sacar la leche, sino para el desarrollo, para los chicos que desde el tambo tienen que ir a la escuela, para las familias. Bienvenido sea esto, sabiendo que se necesita mucho más en energía y conectividad”.
Marcelo Aimaro propone que no sólo se piensen en políticas a nivel provincial, sino que se motive a la unidad de criterio entre las provincias lecheras. “Santa Fe si se junta con Córdoba y Entre Ríos, en el vínculo que ya existe con la Región Centro, pueden hacer punta en una política lechera conjunta, que es de lo que adolece nuestro sector y la necesitamos para poder crecer, para generar el dinero que se vuelca en el interior de la provincia que moviliza a los pueblos”.
El productor lechero es tranquilo, acepta que cuando termina el mes le comuniquen cuánto cobrará su producción pasada, se enfoca tranqueras adentro. Los industriales tampoco forman un lobby de peso y esa oportunidad es la que la política toma para no movilizarse, para no aportar definiciones tantas veces debatidas y que de no haber cambios seguirán proponiendo extender por décadas las alternativas que nuestro competidores internacionales tienen claras y en marcha.
Debe ser 2022 un año mejor, en el brindis de cada integrante de la cadena estará en estas fiestas el deseo de poder lograr algún cambio, mínimo aunque sea, de poder acordar alguna novedad que clarifique el negocio, que prometa la tan esperada previsibilidad, aunque el contexto nacional no ayude, a pesar de todas las oportunidades internacionales.
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