El
Concejo Municipal debatirá con apuro este jueves las instancias
sobre el límite agronómico y la aplicación de agroquímicos. Las
intenciones van desde las prohibiciones extremas, hasta una mejora en
la distancia y la incorporación de productos biológicos.
Por Elida Thiery (Agrofy News) - Mañana en el Concejo Municipal de Rafaela no sólo se debatirán tres proyectos sobre el límite agronómico, sino que estará en juego el futuro productivo de la tercera ciudad de Santa Fe, con la influencia que esto pueda tener en la provincia.
Rafaela se enfrenta desde hace más de un año a un planteo irracional que la puede dejar sin la capacidad de producir alimentos, que puede excluir al INTA en su Estación Experimental de las tareas habituales y que envuelve a la ciudad en una campaña que no es inocente y que tiene detrás otros intereses que están muy lejos de la salud y más cerca de las ambiciones de la política.
Son tres proyectos sobre el tema con los que se intenta definir una nueva ordenanza, a dilucidarse en medio de un debate apurado, tenso y poco adecuado si se tienen en cuenta las consecuencias socio-económicas que puede tener esto para la ciudad, ya que está en juego el destino de 4.358 hectáreas (26 por ciento del distrito), el sostenimiento de casi 26 productores de manera directa en 15 establecimientos, siete tambos incluídos los del INTA, con 49 familias empleadas, 408 empresas proveedoras del agro, además de profesionales y toda la actividad anexa que distinguió desde el origen a Rafaela.
Sin una manifestación pública del intendente Luis Castellano en contra del proyecto del propio oficialismo, se encendió mucho más la promesa de una discusión a temperamento desbordado desde ese bloque, intentanto imponer frases hechas, sin sustento científico comprobable, que demuestra desde la bancada la falta de aceptación de nuevos conceptos, de adelantos tecnológicos en el sector agroindustrial, de evidencia médica a nivel internacional, nacional y hasta local, sin apoyo de la comunidad médica rafaelina, ni datos que surjan del propio hospital local para sustentar los supuestos.
Si bien hubo encuentros informales entre algunos concejales y familias afectadas por las decisiones sobre el periurbano, en el caso del proyecto oficialista jamás se dio reunión alguna para poder entender el impacto directo de la idea de prohibir hasta la nutrición del suelo en un kilómetro a la redonda de la ciudad y seguir mil metros más con restricciones.
Se negó incluso la posibilidad de escuchar en el recinto los detalles que pueden brindar referentes locales o regionales del INTA, pero también se desecharon los criterios de eminencias científicas que se acercaron al cuerpo, sólo considerando por parte de quienes quieren avanzar en prohibiciones a las voces que dicen los discursos que mejor se acomodan a su versión del tema y que incluso se atreven a relativizar la importancia de organismos como el Senasa.
La representación legislativa debe contar con atención, seriedad y responsabilidad a la hora de disponer normas que acomoden la convivencia en la ciudad. Lejos de ello están los arrebatos, la falta de consulta con los sectores afectados, e incluso el planteo de cambios en la actividad laboral, productiva y económica como algo sencillo, sin comprender la significancia de esto en el corazón de la cuenca lechera.
Tomar como base para una ordenanza alguna definición del Poder Judicial, que carezca de rigor científico y que se exponga a partir de sensaciones o estimaciones, habla también del desconocimiento del ordenamiento de los estados, de la independencia de la representación de los poderes e incluso se incurre en la defensa de argumentos endebles frente a la supuesta causa que se intentan argumentar.
Se hizo uso del aparato mediático oficialista en referencia a los planteos sobre fitosanitarios, con conceptos engañosos, evidencia segmentada y palabras inadecuadas para explicar la situación, lo cual sirve para la exposición de quienes buscan pasar a otros ámbitos de la política, teniendo en cuenta que unos años habrá un nuevo hospital en la ciudad y puede ser ahí el destino de quien intenta presionar a una ordenanza que carece de apoyo en el cuerpo legislativo donde el oficialismo es ahora minoría y lo seguirá siendo desde el 10 de diciembre.
El debate coincide con el lanzamiento de una campaña en redes sociales a nivel nacional, de la cual no se conoce el origen ni el financiamiento, donde las figuras que participan en todos los mensajes oficialistas hablan de agrotóxicos y aportan a la confusión de las personas en general, que no tienen la obligación de conocer sobre estos temas y son pasibles de ser víctimas del falseo de la realidad.
Rafaela tiene demostrada la contaminación del agua con metaloides, tema sobre el cual se prefiere no debatir, al igual que no se prefirió considerar el control del uso de domisanitarios, por considerar ambos temas más incómodos que el ataque al sector agropecuario.
En la ciudad, las hectáreas productivas tienen un valor de 15 a 20 mil dólares, de ampliar las prohibiciones la oferta de tierras de clase 1 se ampliaría, los productores podrían resignarse en años y siempre pueden aparecer amigos del poder dispuestos a invertir para hacer nuevos loteos, teniendo en cuenta que por hectárea se calculan lotes de 30 parcelas, que tienen valores actuales en Rafaela de 30 a 50 mil dólares. Una prohibición arrebatada puede determinar un negocio inmobiliario más grande del que hoy se tiene conciencia en “la perla del Oeste”.
Hay tres proyectos para definir el destino de los actuales 200 metros de límite periurbano, todos coincidiendo en prohibir aplicaciones aéreas, los detalles de recetas, profesionales para el control de aplicaciones, tránsito de pulverizadoras y disposición de envases de fitosanitarios.
Todas prohibiciones
Con
la concesión de ser tratado fuera del plazo del estado
parlamentario, el proyecto justicialista y oficialista de la médica
Brenda Vimo, que es rechazado por el propio intendente, Luis
Castellano, tiene una redacción confusa, errada en conceptos
básicos, pero sólo tiende a la prohibición de la actividad
agropecuaria en Rafala, aunque sostenga la promoción de producciones
alternativas, detrás de prédicas sobre la salud y la alimentación
sana.
Se
propone un récord en la prohibición para la aplicación de
bactericidas, antibióticos, herbicidas, coadyuvantes y
fertilizantes, en una zona de Exclusión de mil metros desde el área
urbanizada, mientras que la zona de amortiguamiento se extendería a
mil metros más sólo habilitando a productos de banda verde o azul.
Lo
que adelantábamos hace un año como el proyecto que propone a
Rafaela ser la ´huerta orgánica más grande del país´, o quizás
´el desarrollo inmobiliario más interesante de la región´,
responde a una línea política unificada en estos temas, sin
respaldo científico suficiente que siempre recurre a las mismas
frases hechas, a los mismos ´profesionales´de referencia y no logra
demostrar fehacientemente como tampoco pasa en el mundo que por
ejemplo el glifosato tiene relación directa en las causas de los
casos de cáncer.
Lo
llamativo del proyecto es que para los cursos de agua sólo propone
una distancia máxima de 200 metros para las aplicaciones.
La
penalidad de incumplimiento oscilaría entre mil y 20 mil Unidades de
Multas.
Mantener los 200 metros
El
concejal del Partido Demócrata Progresista, Lisandro Mársico,
presentó en septiembre una propuesta en la que se mantiene el límite
periurbano en 200 metros, generando una Área de Amortiguamiento a la
superficie lindante al “Área Libre de Productos Fitosanitarios”,
hasta los 500 metros, donde se podrían realizar aplicaciones
terrestres de productos fitosanitarios Clase Toxicológica IV (Banda
Verde) y excepcionalmente Clase Toxicológica III (Banda Azul),
cuando en el mercado no existan productos que puedan reemplazarlos,
todos aplicados con pulverizadoras que cuenten con picos
antideriva.
En
estos 300 metros se dejaría sin efecto el uso de productos de banda
roja y amarilla, productos fitosanitarios volátiles o que se
comportan en fase gaseosa; tampoco 2.4 D en su formulación éster
isobutilico, y sal dimetil arana dentro del radio de mil metros de
las plantas urbanas, asentamientos poblacionales, escuelas rurales,
huertas, centros apícolas, ríos, arroyos, lagunas, cursos y espejos
de agua, como así de pozos de extracción de agua para consumo
humano, sin excepción.
Se
exigiría en un plazo de 12 meses a los productores linderos al área
urbana la plantación y mantenimiento de una cortina forestal con
especies perennes doble intercaladas en su propiedad y no fuera de
ella. El Municipio deberá aportar parte de las especies arbóreas
que formen esta barrera y/o gestionar su obtención, quedando
obligado, a su vez, a facilitar y propender a su cuidado. El
Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria podrá colaborar con
su diagramación y confección.
Se
tendrán que cumplir también con los exámenes médicos obligatorios
por parte de las empresas habilitadas, aplicadores, agronomías y
establecimientos agropecuarios, y todo trabajador que manipule
productos agroquímicos y procurará acceder a la información
necesaria para una vigilancia sanitaria efectiva. Lo mismo sucedería
con familias que habiten en forma permanente en el área rural o
niños que asistan a establecimientos educativos rurales.
El último proyecto
Leonardo
Viotti, el candidato más votado en la reciente elección para
revalidar su banca, que tiene el apoyo de casi la totalidad del
bloque Cambiemos, presentó sobre la hora otra alternativa que
incorpora el concepto de los productos biológicos y que tiene un
aire de la propuesta regional que había presentado el año pasado la
Agencia de Extensión Rural Castellanos del INTA, para todas las
localidades del departamento, que le aportó conceptos técnicos
fundamentales.
La
novedad es que fija una área de seguridad de 50 metros desde el
final de la planta urbana, para la prohibición absoluta en el uso de
productos fitosanitarios.
Añade
un “cinturón agroecológico” de 150 metros, “hasta enero de
2025 y a partir de esta fecha el Departamento Ejecutivo Municipal
podrá ampliar el ancho por Decreto hasta otros 250 metros, ad
referéndum de un dictamen conjunto del Consejo Ambiental y el
Instituto de Desarrollo Sustentable que evalúe la disponibilidad de
tecnologías y de productos fitosanitarios biológicos, en el mercado
nacional, que permitan sostener la producción y las actividades
desarrolladas en dicha superficie”. En esos 150 metros sólo se
podrán controlar plagas con fitosanitarios biológicos, bajo
fiscalización de receta y aplicación a cargo del Municipio.
Con
un ancho de 800 metros habrá un área de aplicaciones restringidas y
fiscalizadas, que a partir de enero de 2025 se ampliaría hasta el
límite jurisdiccional, espacio donde se podrán aplicar biológicos,
productos banda verde y excepcionalmente banda azul, con
implementación del Manejo Integrado de Plagas (MIP) y respetando las
Buenas Prácticas Agrícolas (BPA).
Se
prohíben los productos 2.4 D esterisobutilico, las aplicaciones
aéreas y los fitosanitarios de banda Roja y Amarilla.
Propone
la definición y concresión de cortinas forestales, en doble fila,
intercaladas, en las propiedades linderas al límite con la ciudad y
con el costo a cargo de los productores. En el inicio del área de
aplicaciones restringidas y fiscalizadas se recomienda una segunda
cortina forestal sobre el “cinturón agroecológico”, con un
plazo de 12 meses para el inicio de la plantación desde la sanción
de la ordenanza.
El
Municipio deberá instalar elementos físicos y desarrollar métodos
digitales que faciliten el control por parte de la población, además
de disponer de un número de teléfono y de una plataforma digital
para denuncias y reclamos de vecinos, productores e instituciones,
ante el posible incumplimiento de la presente ordenanza.
El
Juez de Faltas municipal sancionará los incumplimientos, pudiendo
caber también sanciones civiles o penales. Las multas podrán
graduarse entre 100 a 2.000 Unidades.
Deberá
el Municipio promover producciones alternativas, llevar adelante un
Programa de Promoción y Apoyo a Emprendimientos Agroecológicos, e
incluso crear una cuenta de Control Ambiental , en base a los montos
percibidos en cumplimiento de la ordenanza.
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