En una reunión de gabinete del Ministerio de Agricultura se destacaron los números del sector, sin embargo, no hubo política alguna aplicada para colaborar con una expansión.
Por Elida Thiery - El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Julián Domínguez, encabezó este viernes una reunión gabinete, la primera que se comunica como tal desde que asumió hace cuatro meses.
El parte oficial indica que los funcionarios trataron la implementación del Plan de la Ganadería Argentina (Plan Gan.Ar 2022-2023) cuyas líneas operativas estarán disponibles a partir del 1° de febrero y tiene como objetivo aumentar la producción, fomentar las exportaciones y garantizar el abastecimiento interno. Todo esto en el marco de un esquema de restricción de exportaciones que rigió durante el año anterio y que tendrá continuidad hasta fines de 2023 y de esta gestión, que aunque le moleste al Ministro, sigue siendo un cepo.
Como un tema al pasar mencionan que se hizo una “fuerte defensa de la soberanía argentina sobre la milla 201, con el establecimiento de multas que resulten disuasorias para los buques extranjeros que pescan de forma ilegal en el Mar Argentino”. Como la Prefectura es la única que da pelea en territorio marítimo y como puede, no parece que con castigos económicos (de 276 millones de pesos actualizados) se pueda resolver el exterminio ictícola, sino que se debería avanzar hacia una gestión diplomática concreta para evitar que los recursos argentinos sean apropiados por flotas orientales.
Analizaron la campaña fina 2021/2022, que alcanzará un volumen récord de 5,2 millones de toneladas para la cebada, que tuvo una industrialización récord de más de un millón de toneladas con exportación de malta superior a 614 mil toneladas; mientras que se cosecharon 22,1 millones de toneladas para el trigo.
Hacer la plancha, no la planchada
Lo
más llamativo del parte de prensa oficial es la preponderancia que
se le da a la lechería, siendo un sector en absoluto desatendido en
los más de dos años de Gobierno, en un año y medio de gestión del
Director Nacional de Lechería, pero también de la decisión del
propio Domínguez.
Para
la lechería nada se ha hecho, no se promovieron exportaciones por
parte de la Nación, no se pudo sostener la propuesta de las
industrias de ampliar Precios Cuidados y salir de precios máximos,
por la reimposición del programa. Mucho menos se consiguió algún
avance por el tema pago por calidad de la materia prima, no hubo
ayudas concretas a productores que se encuentran en el segmento más
débil y se podría decir que lo único concreto fue la ayuda rápida
para la empresa bonaerense Aurora que sufrió un incendio a fin de
año.
En
este marco, todo lo que se diga debería tener la aclaración que
cada cosa que se logró fue por la combinación del esfuerzo de los
privados, productores e industrias y del buen margen meteorológico,
además del interés de los consumidores por seguir demandando
lácteos, aunque con menos poder adquisitivo.
“Los
funcionarios resaltaron la producción récord 11.553 millones de
litros de leche alcanzada en 2021, que consolida el crecimiento de la
actividad cuyo anterior mejor registro histórico era de 2020 (11.113
millones de litros) y revierte la tendencia negativa que afectó a la
actividad en el período 2016-2019”.
La
obviedad del segmento tiene un sesgo político que pareciera olvidar
cosas tales como el clima que rigió en esos años, aunque la gestión
anterior tampoco haya podido promover la actividad. Nada se dice de
todo lo que no se hizo tampoco entre 2009 y 2015 cuando los
funcionarios se repetían con los actuales. Como el consumo se sostiene, en esta oportunidad no hay que escuchar cifras inexactas como sucediera a fines de 2020, cuando se sumaron litros por persona al año, de forma incorrecta.
Con
problemas de puntuación que no reproducimos aquí, el parte
continúa. “Durante 2021 las ventas externas de lácteos alcanzaron
un volumen de 395.686 toneladas, representando un crecimiento del
seis por ciento comparado con 2020; mientras que en términos de
valor, significaron ingresos por un total de 1.342,2 millones de
dólares, logrando una suba interanual de 18 por ciento”.
El
regodeo por el esfuerzo ajeno, aunque autoasumiéndolo incluyó que
“entre los principales productos comercializados externamente, la
leche en polvo entera se posicionó como el principal (37% en
volumen); seguido por el lactosuero (17%), mozzarella (10%), leche en
polvo descremada (6%), manteca (6%) y quesos de pasta semidura (6%)”.
“Los
que evidenciaron un mayor crecimiento interanual en los volúmenes
exportados fueron: leche esterilizada (345%), queso fundido (83%),
lactoalbúmina (51%), aceite butírico (37%), helados (37%), caseína
(24%), mozzarella (23%) y lactosuero (19%)”.
Lo
bueno es que parece que el Gabinete se reunirá semanalmente en
Agricultura, lo que con buena suerte podría redundar en decisiones y
acciones que ayuden a todas las producciones a seguir adelante.
Para
la lechería las expectativas en un año que empezó con sequía y
calor que se emparentan con un desplome de la producción, no hay que
esperar más que un esfuerzo redoblado entre producción e industria
para poder atravesar un 2022 que sigue con tipo de cambio desdoblado,
faltante de insumos, sostenimiento de retenciones, altos costos de
producción y laborales, lo cual con viento a favor no sólo se
puedan nivelar las pérdidas, sino que se logre en algún momento una
reunión de toda la cadena, al menos para que el Gobierno pueda
escuchar qué le pasa al sector, a cada eslabón, de frente y para
que no queden dudas, más allá de los números optimistas.
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