Domínguez y Feletti amenazan a la producción

Mientras se espera el anuncio de suba de retenciones a la harina y aceite de soja el próximo miércoles y en medio de protestas de productores que crecen, ahora el Ministro de Agricultura y el Secretario de Comercio Interior aprietan a los frigoríficos con el cierre de exportaciones de carne.


Por Elida Thiery (Rafaela Noticias) - El dialoguista, el amigo de los productores, el Ministro de Agricultura de la Nación terminó hace horas un encuentro con frigoríficos exportadores para comunicar algo que negaba incluso cuando se restringían las exportaciones ni bien asumía.
Entre tantas contradicciones, esto twitteó Julián Domínguez. “Acabo de terminar la reunión con el Consorcio ABC. Les informé que quienes no cumplan con los compromisos asumidos con las y los argentinos, no podrán continuar exportando carne”.
Tomé esta decisión en el marco del conflicto bélico que impulsó subas a nivel global en el precio de los alimentos, situación que se suma a la crisis que atraviesa nuestra ganadería por la sequía, los incendios en Corrientes y el faltante de 1 millón y medio de cabezas”.
Ya Domínguez le había indicado al subsecretario de Mercados, el pasado domingo, que se cierren las exportaciones de harina y aceite de soja, a horas de haber negado en Expoagro que puedan subir las retenciones y luego de haberle “dorado la píldora” a los productores hablándoles de su importancia de los alimentos y de su aporte económico.
Este encuentro llega luego que el Consorcio ABC, una de las entidades que nuclea a los principales frigoríficos nacionales que concentran el 70 por ciento de las exportaciones, comunicara la imposibilidad de continuar adelante con el programa gestado a presión de disposición de tira de asado a $699; vacío a $749; matambre a $779; falda a $449; tapa de asado a $639; nalga a $799; y paleta a $649, disponibles en la Asociación Supermercados Unidos, Cooperativa Obrera Limitada, y los mayoristas Makro y Vital. 
Las condiciones globales empujan la suba de precios en los alimentos, pero mucho más lo hace el descontrol de la inflación nacional que ayer mismo marcó un ritmo de aceleración que no se registraba desde hace unos 30 años.
Por eso el martes la Secretaría de Comercio Interior intimó a las empresas integrantes del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentina (ABC) a mantener el "adecuado cumplimiento del abastecimiento" del plan Cortes Cuidados, apercibiéndolo que, en caso contrario, se le aplicarán las sanciones previstas en la Ley de Abastecimiento, que contempla multas, clausura del establecimiento y decomiso de mercaderías y productos de la infracción.
Es por esto que desde la entidad comunicaron hace minutos al Ministro Domínguez que se mantendrá el acuerdo, a pesar de las pérdidas millonarias que genera. El Gobierno dice que ofrecerá un mayor combate a la informalidad, algo para lo que se supone que está el Estado, sus funcionarios y organismos, pero quizá se deba poner en marcha recién ahora, como la batalla a la inflación.
El Gobierno que prometió asado, que se ufanó de los desmanejos anteriores de la economía hoy no tiene más elementos que el apriete para intentar contener precios, una fórmula que no resulta y que no va a tener más que efectos negativos.
De acuerdo a los datos de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina el consumo aparente de carne vacuna por habitante fue de 48,0 kg/año en febrero de 2022, con una caída de 1,8 por ciento.
Es este Gobierno el que sigue intentando asegurarle a los habitantes de la Capital Federal y el Conurbano el acceso a precios más adecuados, por la fuerza, en alimentos, pero también en tarifas de servicios, mientras que en el interior del país donde se produce todo eso se seguirá pagando sin ventajas.
El método para contener la suba de precios no es la coacción, sino permitir que se produzca y trabaje de mejor manera, para poder bajar los costos del propio estado y fomentando la verdadera movilidad social.
Eso es algo difícil de entender para quienes nunca estuvieron en una manga en el campo, arriba de una cosechadora, en una línea de producción de un frigorífico, reponiendo productos en un supermercado o en tantos otros puntos de la cadena a la que afectan con sus malas decisiones.

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