Con una Plaza de Mayo colmada por ruralistas y por personas de la ciudad, se pidió enfáticamente “anímense a pensar un país con menos impuestos. Gasten menos”, entre otros temas que conforman la deuda política con la población.
Por Elida Thiery (Rafaela Noticias) - En un encuentro que se fue gestando desde hace más de un mes y que tomó mucha más fuerza esta semana, durante todo el sábado, la Capital Federal se fue llenando de banderas argentinas, de algunos tractores y de mucha voluntad de cambiar el rumbo de las desacertadas decisiones políticas que afectan la realidad nacional.
La convocatoria había surgido de los productores autoconvocados, particularmente de la Asociación Argentina de Productores Autoconvocados y del espacio Campo+Ciudad, a partir de la cual se hacía un llamado a marchar, a estar presentes frente a la Casa de Gobierno para mostrar el descontento con las políticas que cada día más afectan a la producción, pero también al desempeño de un país que tiene todas las herramientas para afrontar los desafíos que el mundo propone para la provisión de materias primas y alimentos, pero que nos las puede aprovechar.
Si bien sólo la Sociedad Rural Argentina apoyó institucionalmente la marcha, el resto de las entidades de la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias no estuvieron efectivamente, por la falta de apoyo de todas las instituciones que las componen.
Quizá se apresuraron de definir esta ausencia, porque el jueves pasado en la Bolsa de Comercio de Rosario, los dirigentes de CRA y de Federación Agraria explicaban que estaban de acuerdo con los reclamos, pero que se deben a una organicidad que esta vez no los alineó a estar presentes frente a la Casa Rosada.
El constante cambio de reglas de juego, los incrementos de la carga impositiva, las constantes retenciones, la ambición de los poderes Ejecutivo y Legislativo desde el oficialismo, la falta de combustible, la falta de obras de infraestructura en todo el país, las presiones sobre la Justicia, el deterioro del empleo, las deficiencias económicas que llevan a una actual inflación récord, los desaciertos de la pandemia, el incremento de la pobreza, la falta de ajuste en el gasto público, el deterioro de la educación, fueron algunos de los reclamos que las personas que llegaron hasta la Plaza de Mayo hicieron saber como motivo de su presencia.
La manifestación fue pacífica, más allá de la presencia de algunas figuras políticas de la oposición, no tuvo partidismos, pero abarcó el reclamo de muchos sectores de la población, porque no quedó solamente en el sentir del sector agropecuario e industrial vincualdo.
La propia voluntad es la que quizá le moleste más al oficialismo, porque no hubo nadie obligado a ir, a nadie le pagaron o lo trasladaron para hacerlo, sino que asistió quien sintió que debía estar reclamando por un cambio de políticas.
Fue triste ver la tapa del Diario Página 12 confundiendo los mensajes, con un fotomontaje de un tractor y de un arma, lo cual nada tuvo que ver con lo que se vio este sábado. El Gobierno quedó expuesto y con una falta de reacción y respuesta ante algo tan sencillo como la lógica del gasto, como la racionalidad en la administración pública.
Salvo el propio Ministro de Agricultura, el resto de los mensajes oficialistas de las últimas horas golpearon más a la convocatoria y no hicieron más que sumar a más personas en esta movilización que llenó la histórica Plaza de Mayo.
La proclama
A continuación reproducimos la proclama que dejó la marcha, sin exponer a ningún orador particularmente.
Quienes vivimos de nuestra produccion y trabajo tenemos algo que decir:
No hemos venido hasta acá para pedir que nos den una mano sino para que nos saquen las dos de encima. Traemos una proclama sencilla: No estamos dispuesto a seguir financiando la soga con la que nos ahorcan.
Somos de los pocos y raros países con desdoblamiento cambiario y retenciones… padecemos además 170 impuestos que agobian a todas las actividades productivas y terminan sumándose a los precios que paga el consumidor.
Esta es nuestra protesta y esta es nuestra propuesta: animense a pensar un pais con menos impuestos. Gasten menos. Arreglense con lo que tienen o dedíquense a otra cosa.
La receta del socialismo (y su muleto el estatismo) la conocemos y es siempre la misma: envilecer la moneda con emisión, ahogar a las actividades productivas con impuestos y empobrecer a todos para ofrecerse como solucionadores de los mismos problemas que han creado.
Cualquier solución en un mundo libre ha sido, por el contrario, permitir que quienes generan recursos sigan generándolos y los multipliquen y no expulsarlos como ocurre actualmente con jóvenes y empresas que se van. Los regímenes estatistas propician desatinos económicos que perjudican a todos pero mucho más a los necesitados y vulnerables.
No somos ciegos, las necesidades existen. Pero las necesidades son infinitas y los recursos son limitados. No se puede seguir cargando al burro que mueve la noria y menos comérselo. Para repartir riqueza primero hay que crearla y la mejor manera de distribuirla es el trabajo libre donde los beneficios vuelven a la sociedad sin necesidad de intervención estatal, que además de cara es violenta y distorsiva.
Somos responsables de haber tolerado estos disparates.
Son responsables también muchos de nuestros gobernadores y legisladores. Han resignado la autonomía federal por una indigna alianza de vasallaje feudal en la que aceptan el saqueo de las actividades productivas de sus comprovincianos a cambio de ser tratados como mendigos de lujo por el Poder Central y eventualmente ser nuevamente ungidos.
Basta de mentiras… Basta de fronteras que son un colador… Basta de entregar nuestro Mar Austral a la depredación… Basta de soltar presos y perseguir policías… Basta de someter a alumnos y maestros a la dictadura de ideólogos y burócratas… Basta de vándalos y usurpadores… Basta de opresión impositiva… Basta de sarasa.
Reiteramos: Esta es nuestra protesta y esta es nuestra propuesta: anímense a pensar un país con menos impuestos. Gasten menos. Arréglense con lo que tienen o dedíquense a otra cosa.
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