Es la estimación de Fertilizar, mirando el inicio de la campaña fina, en la proyección para el resto del año y de los cultivos.
Por Elida Thiery (Rafaela Noticias) - Como parte del inicio de la campaña fina 2022, la Asociación Civil Fertilizar realizón un encuentro híbrido en el que se plantearon las realidades en cuanto a la demanda de fertilizantes para todo el año.
Francisco Llambías, presidente de Fertilizar, abordó el impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania en el mercado global de fertilizantes y su consecuencia local.
La producción de fosfatados, nitrogenados y potásicos, fue creciendo en los últimos 12 años, al ritmo de su consumo, con una aplicación cada vez más importante por hectárea, siendo la urea (nitrogenado) el de mayor incidencia con unas 190 millones de toneladas al año en el consumo.
En Argentina los fertilizantes potásicos tienen un uso ínfimo. Nuestro país significa el uno por ciento de la demana para el mercado global de fertilizantes, con 5,7 millones de toneladas utilizadas en 2021, siendo más de cuatro millones de toneladas importadas.
Rusia, Ucrania y Bielorusia producen el 17 por ciento del trading global de cebada, el 19 por ciento del trigo, dos por ciento en maíz y 26 por ciento del aceite de girasol que se vuelca a la exportación mundial.
En promedio rondan el 20 por ciento de aporte de fertilizantes en el mercado mundial, el 14 por ciento de la urea, con la influencia de importantes reservas de petróleo y gas que son fundamentales para la derivación en los productos clave para la agricultura. Las importaciones en este sentido tienen a Egipto como principal proveedor, seguidas por China, Marruecos, Rusia, Estados Unidos, Países Bajos, Argelia y Oman.
El bloque de tres países antes mencionado aportan uno por ciento de urea, 15 por ciento de UAN (fertilizante líquido producto de la mezcla de nitrato de amonio y urea) , 66 por ciento de cloruro de potasio y el total de nitrato de potasio, por lo tanto el conflicto bélico afecta a la producción argentina.
De abril hasta ahora, la relación de precios entre el trigo y los fertilizantes fueron empalmándose en los últimos meses, respecto al despegue del cereal que se venía dando en los últimos siete años. Para el productor ahora representarían menos toneladas de trigo las que se requerirían para afontar la fertlización, mientras que los márgenes brutos vienen creciendo este año, en constraste con los últimos dos años, más allá de las incertidumbres de precios, internacionales, de precios y todas las locales.
El mercado de fertilizantes llegó a su máximo en 2021, con 5,7 millones de toneladas, mientras que este año estaría incluso por debajo de las cifras de 2020, superando apenas los cinco millones de toneladas.
“Fertilizar está proyectando una caída leve en el uso de fertilizantes en nuestro país”, agregó Llambías, desde el punto de vista de la demanda de los cultivos, no en relación a las condiciones reinantes en el mercado interno y externo, donde los precios y su aumento son clave en el comportamiento de la demanda.
Por su parte, el Dr. Nahuel Reussi Calvo, investigador del Conicet y docente, remarcó que a las complejidades habituales, este año se suman complicaciones en costos, provisión de gasoil, e incluso la incertidumbre climática que oscila hacia una neutralidad, donde la falta de humedad en los perfiles puede complicar la maquinaira del sistema de producción, donde la fertilización es una condición necesaria, aunque no suficiente, por depender del resto de las variables.
Para el trigo “la nutrición es clave”, con una brecha que puede llegar al 33 por ciento en promedio. En definitiva se necesitan nueve kilos de granos de trigo para pagar un kilo de urea. Es por eso que los diagnósticos previos de los ambientes son fundamentales para saber cómo invertir y en dónde.
El 75 por ciento de los productores no saben la composición de sus suelos, mientras que la variabilidad también es desconocida por muchos.
Los muestreos tienen un costo de uno a tres dólares por hectárea, para luego avanzar sobre la fertilización que tiene costos de hasta 400 dólares por hectárea.
Si el perfil es seco se debe aguardar la recarga hídrica, si el perfil está cargado se debe hacer una aplicación de resguardo en los productos nitrogenados, mientras que si la regularidad de lluvias fue buena, la fertlización debe ser regular, aunque en nigún caso se debe dejar de reponer nutrientes, para no perder ni calidad, ni rendimiento, para tener el objetivo de proteínas del diez por ciento.
En cuanto al fósforo y al azufre, también se presentan desafíos que deben ser atendidos con pericia y ajustados a la realidad de cada suelo, con asesoría profesional.
Volviendo a Llambías, se explica que “en principio no habría problemas en la provisión de fertilizantes para esta campaña del trigo”, que se pagan al dólar oficial y se agregó que las empresas por decisión del Banco Central se pueden importar montos similares, lo cual en definitiva sigue siendo una restricción.
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