En la Unión Europea descartan efectos cancerígenos del glifosato

El Comité de Evaluación de Riesgos de la agencia ECHA encontró que "la evidencia científica disponible no cumplía con los criterios para clasificar el glifosato por su toxicidad específica en órganos diana, o como una sustancia cancerígena, mutagénica o reprotóxica". Esto podría cambiar definiciones sobre el producto en ese continente.

Por Elida Thiery - Mucho se ha especulado en los últimos años con la consideración de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC), respecto al glifosato como “probablemente carcinógeno para el ser humano”. En este Grupo 2A se incluían a otros productos que jamás fueron tan cuestionados como el fitosanitario mencionado, tomando como meros ejemplos a la anilina, a las bebidas por encima de los 65 grados centígrados, la combustión de madera en espacios cerrados, o la manufactura de vidrio para frascos o botellas.
Eso pasa desde 2015, sin embargo ahora desde Europa se empieza a revertir una tendencia que se suponía para mediados del año próximo, cuando vencerá el plazo para el uso del producto, e incluso se podría dar marcha atrás a la decisión del gobierno de Alemania, de prohibir los productos en base a glifosato desde el 31 de diciembre de 2023, e incluso podría hacer repasar la decisión de Austria de haber cancelado estos fitosanitarios.
La referencia apunta a la Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas (ECHA), ya que a partir de las recomendaciones hechas por un "grupo de evaluación sobre glifosato", conformado por expertos de Francia, Países Bajos, Hungría y Suecia, consideró que clasificar al glifosato como cancerígeno "no estaba justificado".
La agencia de productos químicos dice que se produjo una "revisión completa y exhaustiva" de todos los estudios relevantes, incluidos los documentos que encontraron tumores en ratones y ratas. "Los hallazgos de los estudios realizados con glifosato no fueron descartados, pero no se estableció una relación causal entre la exposición a la sustancia y la incidencia de tumores observados", dijon un portavoz de ECHA.
Varios reguladores han cuestionado el hallazgo de carcinogenicidad del glifosato de la OMS, incluida la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria de la UE y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.
El glifosato fue desarrollado originalmente por la empresa Monsanto, que se vendió a Bayer por $ 63 mil millones en 2018. Ese acuerdo llevó al gigante alemán a pagar la cuenta de una serie de disputas judiciales en curso sobre los supuestos vínculos del glifosato con el linfoma no Hodgkin.
Seguimos convencidos de que tenemos una sólida base científica para una aprobación renovada del glifosato, que continuaría brindando a los agricultores y usuarios profesionales una tecnología importante en un enfoque integrado de manejo de malezas. Los herbicidas a base de glifosato desempeñan y seguirán desempeñando un papel importante en la agricultura sostenible y en la cartera de productos de Bayer”, dijo Utz Klages, un portavoz de la empresa.
Desde ECHA explicaron que "la evidencia científica disponible no cumplía con los criterios para clasificar el glifosato por su toxicidad específica en órganos diana, o como una sustancia cancerígena, mutagénica o reprotóxica", en referencia al cerebro, médula espinal, corazón, pulmones, riñones e hígado, por lo tanto esta definición no cambia sobre la postura de 2017 cuando tampoco se había clasificado al glifosato entre los cancerígenos, sin embargo no se descarta que pueda causar daños oculares graves y que es tóxico para la vida acuática.
El dictamen completo del comité de evaluación de riesgos (RAC) de la ECHA, que sienta las bases para un dictamen más definitivo de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) el próximo año, se publicará a mediados de agosto.
La opinión de la ECHA influirá en la decisión de la UE sobre si prohibir o autorizar el uso del herbicida y se espera que la Comisión Europea haga una recomendación antes de julio de 2023, después de algunos retrasos. El mandato de la ECHA es solo observar la peligrosidad inherente de la sustancia, no su riesgo real de causar daño. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria italiana en Parma, lo está analizando como parte de un estudio paralelo, que se espera que esté listo en julio del próximo año.

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