La producción mundial de leche podría retroceder por cuatro trimestre consecutivo y tendría una leve recuperación hacia fin de año, mientras la demanda y la producción están afectadas por suba de costos. De todas maneras, en Nueva Zelandia los productores tendrán una mejora en sus valores por sólidos.
Por Elida Thiery - Entre la oferta debilitada y los valores inestables de los lácteos a nievel internacional, el final de junio llega con un nuevo replanteo de los precios en Nueva Zelandia.
Fonterra, la mayor cooperativa láctea del mundo, dio a conocer el jueves pasado un nuevo rango de precios para el año venidero, que compone la próxima temporada en Oceanía.
Para 2022/2023 se aumentó la previción en 50 centavos, llevando de 8,75 a 10,25 dólares neocelandeces el kilo de sólidos, algo que se puede entender entre U$S 5,51 y 6,46. Es así que $NZ 9,50 (U$S5,99) es el valor promedio del kilo, teniendo en cuenta el juego de la oferta y la demanda, pero también la fortaleza del dólar estadounidense.
Se estima que la cooperativa tendrá un nuevo rango de ganancias para la próxima campaña que podría sumar hasta 0,28 centavos de dólar por acción, lo que representa casi unos diez centavos más que en el plazo operativo anterior.
Lentamente se está reactivando la demanda de China y es por eso que la empresa se adelanta a las actividades próximas, pero también obedeciendo a los objetivos planteados para los próximos ocho años.
“Cuando publicamos nuestras aspiraciones a largo plazo para 2030 en septiembre de 2021 nos comprometimos a actualizar a los agricultores y al mercado sobre nuestro progreso en el camino”, sostuvo Miles Hurrell, el director ejecutivo de Fonterra, reconociendo algunos escollos en esta senda, donde entran en juego el aumento en las tasas de interés, la inflación global, la suba en los precios de la materia prima, el alza en la demanda de lácteos, sin embargo la producción en Nueva Zelandia marca un suministro concreto y se inicia una tarea concreta para reducir el metano, muy ligada a la suplementación de la alimentación animal con algas, que ya está siendo probada.
Menos oferta
Por
su parte, días atrás fue Rabobank quien ofreció la actualización
del Global Dairy Quarterly donde se plantea que la producción
mundial de leche disminuyó durante al menos cuatro trimestres
consecutivos, desde el tercer trimestre de 2021 hasta el actual.
Las
expectativas de un debilitamiento de la demanda están creando un
escenario de caídas moderadas de los precios de los productos
lácteos durante la segunda mitad de 2022. Se debe tener en cuenta
que la producción de leche en las siete grandes regiones
exportadoras de lácteos donde está Argentina, junto con la Unión
Europea, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Australia, Brasil,y Uruguay)
se contrajo en la comparación interanual durante los últimos tres
trimestres.
Desde
2012/2013 que la lechería a nivel global no se contrae cuatro
trimestres consecutivos y esto es lo que sucedería en breve, cuando
se cierre este mes. Los principales siete productores cerrarían
abril, mayo y junio con una contracción productiva del 1,1 por
ciento, siguiendo al -1,9% del primer trimestre de este año. Sin
embargo, en el resto del año podría operar una leve recuperación.
Según
Rabobank se estima un crecimiento interanual positivo en la segunda
mitad de 2022, con lo que el año cerraría con un alza total de 0,5
por ciento más que en 2021. La tendencia se repetiría en 2023.
“La
desaceleración actual en la producción mundial de leche está
directamente relacionada con los mayores costos de producción y los
fenómenos meteorológicos. En el pasado, la producción se recuperó
y superó los picos anteriores, pero ahora hay problemas
estructurales que podrían limitar un repunte significativo en la
producción de algunos exportadores clave”, sostiene el informe,
mientras que para los productores de materia prima con precios más
altos de maíz y soja y las alteraciones climáticas están afectando
a ciertas regiones, especialmente a Oceanía y América del Sur.
Las
presiones inflacionarias generales en energía, combustible y
salarios también están afectando la rentabilidad en los siete
grandes.
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